La Academia de solfeo y piano “La Virgen Milagrosa” se encontraba en la calle Máximo Gómez número 16 de Jovellanos. María Josefa Fernández dirigía el colegio que estaba incorporado al Conservatorio Nacional de la Habana.
En “La Virgen Milagrosa”, nombre poco simbólico para un templo donde se rendía culto al sublime arte lírico, se empleaban métodos en concordancia con el gran Conservatorio Falcón, un virtuoso del teclado.
La señorita Fernández avanzó su título de Profesora en el Conservatorio Nacional de Hubert de Blanck.
Contaba “La Virgen Milagrosa” hacia 1924 con unas cuarenta alumnas en las clases de música, y como unas quince en las de pintura.
Anualmente se verificaban los exámenes, a los cuales concurría el señor Falcón.
Data la fundación de esta Academia y Conservatorio del año 1920, obteniendo doce de sus alumnas, en sus primeros cuatro años de existencia, el mismo número de títulos de solfeo y cuatro de piano.
Las educandas que cursaban sus estudios en La Virgen Milagrosa tenían la certeza de que en ese plantel cultural alcanzan eficiencias sin límites y que al terminar sus estudios podía considerárseles como profesoras competentes.
Su directora, entusiasta y perseverante, no permitía para satisfacer vanidades efímeras, que sus discípulos obtuvieran sus títulos sin una debida seguridad de que fueran merecedores del mismo.
Era este el lema de La Virgen Milagrosa.
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