
Algunos datos históricos de la fundación del Asilo San José en Sancti Spiritus y la gran fiesta de 1923.
Grande fiesta en el Asilo de Ancianos San José de Sancti Spiritus. Lo mismo que en la capital y en otros lugares, se celebró en Sancti Spíritus, el cincuenta aniversario de la fundación de la “Comunidad de las Hermanas de la Caridad”.
Con tal motivo, se llevó a cabo una tómbola en el mismo Asilo, para recaudar fondos y habilitar el nuevo pabellón que se inauguró el día 25 de los corrientes (enero, 1923) con una solemne misa Pontifical en la que ofició el señor Obispo de Cienfuegos Monseñor Valentín Zubizarreta y ocho ministros.

El martes 23, en la morada de los apreciables y queridos amigos don Laudelino J. Trelles y Concepcion Reyes de Trelles, se nombró una comisión gestora, compuesta por damas, entre las que figuraban las distinguidas:
Sras. doña Concepción Iznaga de Reyes, Filomena Méndez de Sáenz, Concepción Reyes de Trelles, María Pérez Campo de Santiesteban, María Fleites de Menéndez, Digna Bravo de Olloa, Francisca del Valle de Muñoz y María Teresa Soler de Trelles.
Se acordó que durante todo el día siguiente, tres de las componentes, señoras María Pérez Camacho, Filomena Méndez y Teresa Soler, salieran en comisión y se encargaran de obtener del comercio, elementos con que constituir la citada tómbola; es decir, dinero, mercancías, etc.
Doña Concepción Iznaga, “madrina”, como cariñosamente le llaman los ancianitos y las buenas hermanitas de la caridad, (que siempre atienden con esmerada atención todos aquellos infelices) ha hecho sembrar en los corazones el cariño, el agradecimiento eterno, el amor, pero no el amor convencional, no el amor material sino el amor que Dios nos dió, el amor espiritual, desinteresado. Esa benévola señora, todo lo ha conseguido, lo ha conquistado por la suma de beneficios por ella.

El doctor José García Cañizares, que también ha prestado valiosos recursos para levantar sobre el terreno que hoy ocupa el Asilo, (que antes fué una sabana deshabitada), el hermoso palacio edificado para aquellos desgraciados ancianos que buscan ahora el retiro, sumidos ya en una vida sin las ambiciones, sin los desengaños amargos y sin los tropiezos y controversias del vivir mundano.
¡Dios pagará su obra!
Algunos datos históricos de la fundación del Asilo San José en Sancti Spiritus
A fines del año 1915, llegaron a Sancti Spiritus dos hermanitas: Sor Ramona Cartajares y Sor Isabel Dominguez, del Asilo de Cienfuegos, para ver si la idea que ellas traían de fundar un Asilo de ancianos en esta ciudad, era apoyada por todo el pueblo.
Estas hermanitas fueron mandadas a tal fin, porque en aquel tiempo varios jóvenes de Sancti Spíritus, veraneando en Cienfuegos, visitaron aquel Asilo. A estos jóvenes se les ocurrió preguntar a la madre Superiora el por qué no fumaban un Asilo en esta ciudad.
La madre Superiora hizo válida aquella pregunta de los jóvenes, y por tal motivo, mandó a los pocos
días las dos referidos hermanitas.
En efecto, a fines del año 1915, llegaron a esta ciudad las dos hermanitas para cumplir con su misión. Después de tres días continuos de muy laborioso trabajo, pidiendo a todo el pueblo un apoyo a la idea, fueron sus resultados todos negativos.
En virtud de aquel fracaso, las hermanitas decidieron volver al punto de partida; y en la misma mañana que tenían todo preparado para la marcha en el tren del medio día, se hallaban aprovechando el tiempo mientras tanto, pidiendo limosnas por varias calles de lo ciudad.
Al pasar por la del puente, vieron la hermosa Quinta “Santa Elena” y dijo una de las hermanitas: ¡Mire qué Quinta tan buena para nuestro propósito!
Pero ya desencantadas por el fracaso, continuaron por la misma calle en dirección a la parte norte, pidiendo más limosnas, siendo la última en visitar, la casa de la Sra. doña Concepción Iznaga (que es hoy la más grande benefactora del Asilo de esta ciudad) tocaron a la puerta y la misma señora salió a recibirlas; las hizo entrar oy después de muy breve conversación, se enteró de la misión que habían venido a realizar y de los resultados obtenidos.
Llena ella de valor, y sin contar aún con el apoyo de nadie, le dijo a las hermanitas:
¡Vengan ustedes conmigo ante el altar de lo Virgen del Carmen; allí rezaremos, y le pediremos que nos ilumine, que lo que ella me dicte eso se hará!
En efecto, después del rezo se levantó, y dirigiéndose a las hermanitas les dijo: ¡Cuenten conmigo, que yo les ayudaré!
Más tarde, vacilando la buena señora, vió que ella era la única que prestaba su apoyo en todo Sancti Spíritus; no sabía cómo desenvolver aquella idea, y entonces, al primero que llamó para solicitar su apoyo, (sin seguridad alguna), fué al doctor José García Cañizares, quien le dijo que por su parte, todo el concurso necesario podría prestarle, lo mismo que Florencio Méndez, el que tampoco le negó nada.

Y por ahí fue desenvolviéndose aquella misión, hasta que pocos días después, se nombró una directiva que la componían las señoras Concepción Iznaga viuda de Reyes e Isidora Rionda; los señores Florencio Méndez, Fernando José Canelo, José Weiss, Pedro Echemendía, Francisco Rasco, Manuel García Rubio, Luis Ramírez, Modesto Ulloa, Joaquín Rodríguez y el doctor José García Cañizares, que fué elegido por acuerdo unánime de toda la directiva, director de las obras del Asilo.
Ya en el año 1916, llegaron a Sancti Spíritus seis hermanitas, bajo la dirección de la Madre Vicenta de la Virgen del Carmen.
Instaladas en el nuevo Asilo y sin tener recursos necesarios para atender a tantos pobres ancianitos que solicitaron amparo, todo el comercio y muchísimos particulares, regalaron camas, ropas, comidas, etc.
Viendo la Sra. Concepción que aquella idea tomaba verdadero incremento, voluntariamente encargó enseguida a los Estados Unidos, cincuenta camas de hierro, con su habilitación completa.
Se empezaron los trabajos para el mismo, el día 1 de Enero de 1917, tardando su construcción, 72 meses, o sean, 6 años, Para tal fin, se pidió dinero en la Habana y en otros importantes lugares, obteniéndose en ellos triunfos completos. Tal construcción ha costado, hasta ahora, la suma de $60,000.
Para ayudar a la habilitación del nuevo pabellón que se inauguró el día 25 de enero 1923, la señora Concepción Iznaga, ha encargado ya 50 camas iguales a las anteriores.
Y para terminar, el día 15 de Enero de 1920, tomaron posesión de él, después de haberlo bendecido Monseñor Pablo T. Noya, actuando de madrina doña Concepción Iznaga viuda de Reyes, los ancianitos asilados en el antiguo, donde los vemos ahora gozando todos de completa salud, y tratados con el esmero acostumbrado de aquellas buenas hermanitas de la Caridad.
La grandiosa fiesta.
A las tres de la tarde del domingo último, se abrieron las amplias puertas del Asilo. Poco antes, su portal estaba completamente invadido por un variado público, así como gran espacio de la calle, que ansioso esperaba tal momento.
Contemplamos al entrar, los inauditos esfuerzos de las damas para lograr su finalidad, reunir el caudal suficiente para la habilitación del pabellón inaugurado hace poco.
Por la mañana de ese mismo día, y estando almorzando todos los ancianitos, fueron sorprendidos por la comisión gestora, la que repartió a cada uno de ellos un peso plata, un pedazo de billete, cuatro ricos tabacos y una copita de vino dulce marca “El Globo”.
En medio de aquel gran entusiasmo, tuvieron lugar varios números del programa, y que para mayor descripción a mis benevolentes lectores, adjunto varias fotografías que irán a adornar las páginas de esta antigua y valiosa publicación.

Como datos importantes de la citada tómbola son: que todo lo que se vendió fueron regalos de personas caritativas, y entre muchas, podemos citar a la “madrina” ideal, doña Concepción Iznaga, dos sorbeteras de una riquísima crema de chocolate y doscientos sandwich.
Mercedes Llorente de Rodríguez, una sorbetera de mantecado; Agustín Naumann, una caja de sidra; José Soler, S. en C., nueve cajas de gaseosas y 300 libras de hielo de su acreditada fábrica “La Espirituana”.
Bibliografía y notas
- “A través de la República”. Revista El Fígaro. 11 de febrero de 1923, pp. 82-83.
- Sancti Spíritus. Notas Históricas.
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