
El Central Soledad (Pepito Tey). A diez millas de Cienfuegos, desviándose un poco a la derecha en la carretera que va de esta ciudad a Cumanayagua, se encontraba el hermoso central Soledad, uno de los mayores y mejor atendidos de la jurisdicción cienfueguera.
Era su dueño desde 1884 Mr. Edwin F. Atkins1, uno de los norteamericanos más emprendedores que han venido a Cuba, multimillonario que se señala por sus grandes gestos altruistas a la par que comerciales, como el que consistía en gratificar a sus empleados, al cumplir veinte años de servicios continuos, con un año entero de haber; siendo muchos los empleados que gozaron de este obsequio.
Hacia 1919 el ingenio Soledad pertenecía a la compañía “Soledad Sugar Company”, y en esta Mr. Atkins era presidente; su hijo Edwin, vicepresidente; figurando como primer y segundo Administrador, respectivamente, los señores L. C. Hughes y W. E. Leonard.

El alto personal se completaba con el maquinista señor G, L. Black, el jefe de fabricación señor Paul Herrmann y el mayoral del batey señor Idelfonso Cires, todos los cuales eran personas de reconocida solvencia moral y fieles cumplidores de sus múltiples deberes.
En particular el señor Idelfonso Cires fue un empleado que llevó más 30 años de servicios en el ingenio, y se puede decir, sin temor de ser desmentido, que los propietarios de la gran finca veían en él a uno de los más firmes brazos sostenedores de su crédito.
Tuvo el ingenio fáciles vías de comunicación con Cienfuegos, lo mismo por tierra que por mar. Mr. Atkins tuvo siempre preferencia por este último medio; y a menudo se le veía dirigirse a los muelles del Soledad en su vaporcito desde los muelles de Cienfuegos.
Después, el automóvil y la carretera acortaron, si cabe, la distancia y el viajero deseoso de conocer esta gran finca de 150,000 sacos de azúcar que mantenía a una población de más de tres mil personas, lo mismo iba dando un paseo por la espléndida bahía de Jagua, que yendo en un cómodo automóvil por la carretera de Cumanayagua.

Mr. Atkins, quien era un hombre de ciencia, emprendedor, activo y estudioso, no se contentaba con sembrar caña y molerla; sino que sabía escoger la mejor, y para ello contaba con una estación experimental dirigida por Mr. Grey, en la que se hacían grandes experimentos agrícolas.
Los periodistas al visitar las instalaciones, admiraban el orden que reinaba en todo el ingenio, y siendo finamente atendidos por sus propietarios, eran testigos de mayor excepción para poder dar fe del bien que realizaba Mr. Atkins, y de lo que el cultivo de la caña en Cuba debía a sus experimentos.
Ingenios como este hacían con Justicia considerar a la jurisdicción de Cienfuegos como una región meramente azucarera. Así lo demostró con sus exportaciones en los cuatro años de la Primera Guerra Mundial.
El azúcar de los grandes ingenios cienfuegueros salía de los muelles de la bahía de Jagua en convoyes marítimos, por valor de millones y millones de pesos, para ir a fortalecer y digámoslo sin metáfora, para dulcificar el ánimo de los esforzados combatientes que sostenían el honor de los gobiernos aliados en las trincheras de Francia y de Italia.
En 1947 el administrador del Central Soledad en la provincia de las Villas era W. Lloyd-Rees, William Wares jefe de máquinas, Cesáreo Pérez jefe de fabricación y Ignacio R. Serrano el jefe químico.2
La Compañía Azucarera Soledad S. A. se constituyó en Cuba en 1920 y tomó las riendas del negocio hasta que fue declarada nacionalizada mediante la Resolución No. 1 (en conformidad con la Ley 851), publicada en la Gaceta Oficial de Cuba el 6 de agosto de 1960.
El central Soledad después de nacionalizado se renombró Pepito Tey. En el año 2002 con la reestructuración del azúcar en Cuba la fábrica fue desmantelada.
Bibliografía y notas
- “El Central Soledad”. Revista El Fígaro. 1919, p. 529
- Las Villas personalidades y negocios
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