
Comerciantes Banqueros: Godwall Maceo y Co.
Los señores Godwall G. Maceo y Angel Mariño Raventós son dos comerciantes banqueros altos, valiosísimos y emprendedores.
Pero antes de entrar en detalles financieros es necesario y justo decir quiénes son personalmente estos dos elementos a quienes la florida ciudad manzanillera debe tantas obras, iniciativas y bienandanzas.
Porque es cierto que el progreso es un taumaturgo poderoso, estupendo, que todo lo transforma al extremo que de un villorrio sin alma ni importancia como era Manzanillo, haga una gran urbe comercial, una bella población iniciada en todos los adelantos de la vida moderna; pero el progreso no nace por generación espontánea:
éste es producto de esfuerzos, afanes y sacrificios colectivos que es imposible especificar, si bien sabemos tiene su iniciación en el trabajo de muchas inteligencias y de miles de brazos, impulsados por el capital.
El señor Godwall G. Maceo nació en Manzanillo, creció y se educó allí. Este sí es un verdadero personaje escapado de la hermosa obra filosófica y práctica de Samuel Smiles. Maceo, todo lo que es, vale y significa, lo debe a sus propios arrestos.
Es una voluntad, un temperamento luchador, un carácter. No es un intelectual ni un perito mercantil, no tiene ninguna forja universitaria. ¿Y cómo sabe tanto de finanzas y es una capacidad financiera de primer orden en el medio que se desenvuelve?

Es que la facultad, la visión, el coraje no la dan las fuerzas intelectuales ni la universidad. Godwall Maceo nació preparado para los negocios. Llevaba en sí el espíritu muy afinado para esa clase de especulaciones.
Una simple iniciativa, una pequeña negociación exteriorizó lo que se llevaba dentro. Y hoy todos reconocen que Maceo es un talento financiero, porque lo ha demostrado con hechos, con operaciones que le han dado utilidades, nombre y prestigio.
Godwall G. Maceo es, físicamente, un hombre fuerte, de contextura gruesa, hercúlea. Es simpático y jovial. Muy cariñoso. De conversación amena. Siempre lleva la sonrisa en la boca.
Cuando uno está algún rato al lado de Maceo se explica uno por qué ha triunfado: es cautivador, posee un gran magnetismo personal. Tiene buenos sentimientos y es persona grata donde quiera que vaya.

El señor Angel Mariño Raventós también nació en Manzanillo. Es hijo de familia distinguida, rica y de noble prosapia. Angelito Mariño fué muy bien educado. Posee varios idiomas extranjeros.
Es un pendolista admirable. Siempre fue un oficinista muy entendido. Meticuloso y atildado, es un artista de la letra y sabe mucho de matemáticas. Físicamente es de contextura delgada, alto y nervioso.
Éticamente es un hombre de rectos principios, sanas costumbres morales y un alma compasiva y generosa. Un caballero, uno de aquellos antiguos cubanos que se distinguieron por su energía de carácter y su exquisita cortesanía.
Hombre modestísimo. Nadie cree que posee amplios conocimientos ni que es una mentalidad. Aislado por temperamento, nadie lo ve en ningún sitio público, en ninguna reunión social. A lo negocios y a la familia dedica todo su tiempo.
Pudiendo haber sido algo en la política manzanillera, puesto que Mariño fue autonomista, conspirador con Masó y con los otros revolucionarios después, liberal siempre, con inteligencia y méritos para cualquier cargo público, nunca ha querido ser nada, que lo designen para nada.
Rama avis en nuestro país, en donde hasta las más ínfimas mediocridades quieren serlo todo en la República, aunque en realidad no sirven para maldita la cosa.
En la sociedad con Maceo, él, Mariño, fué el que aportó más capital; pero hombre inteligente, supo ver que Godwall era una potencia financiera de primer orden y dejó que Maceo dirigiera los negocios; hizo que éste aceptara ser el gerente de la casa y que fuese ocultado su nombre en la forma de la razón social. Por eso la casa gira “Godwall Maceo y Co.”
Este rasgo de Mariño lo pinta como un carácter. Hasta para las más insignificantes operaciones de la vida se necesita tener valor. Este acto demuestra dos aspectos en el señor Mariño ignorados: su exquisita modestia y su admiración a Maceo por las facultades brillantes que posee.
La casa Maceo comenzó a trabajar en pequeña escala, queremos decir, en un solo ramo: almacenistas en víveres. Estas fueron las primeras armas libradas en singular combate de sus combinaciones financieras.
Ahí laboraron con tesón y energía sobrehumanas. Después se hicieron consignatarios de vapores de empresas cubanas y extranjeras. Luego adquirieron dos vaporcitos para dedicarlos a carga y pasaje de Manzanillo a los pueblos costeños por la costa Sur hasta Niquero, por la costa Norte hasta el Francisco.

Si como almacenistas importadores y exportadores obtuvieron notables ganancias, esa línea de vapores resultó una mina. Ello fue un acierto, aparte de gran beneficio a la población que así aumentaba una de sus más importantes vías de comunicación marítima: hay que saber que diariamente tienen necesidad de entrar y salir de Manzanillo cientos de personas.
Más tarde abandonaron la especulación en víveres, construyeron grandes almacenes de hierro y un muelle y se quedaron de almacenistas sólo. El de la casa Maceo y Compañía es el segundo almacén de la Aduana.
Los comerciantes importadores tienen que depositar sus mercancías en los dos almacenes y pagarle un tanto por ciento a los almacenistas. La Aduana envía uno de sus empleados para que cuide y fiscalice esas mercancías, para que las entregue a los comerciantes una vez que han sido aforadas por el Vista y autorizada la extracción por la Aduana. Esta industria deja buen “margen”. Una utilidad firme y segura.
Posteriormente Maceo y Mariño se hicieron banqueros y cambistas y en ambos giros les ha ido y les va admirablemente. En este sentido la clientela es numerosa y de arraigo.
Últimamente la casa Maceo y Compañía realizó una de las más brillantes operaciones financieras. Poco antes de estallar la guerra europea adquirió el valioso central azucarero “Salvador”, radicado en Calicito, a pocas leguas de Manzanillo.
Fué, en aquellos tiempos en que la gramínea valía poco, el azúcar estaba a precios muy bajos y en que se dió el caso de que muchos hacendados cubanos le echaran su ganado a los campos esmeraldinos.
Cuando la casa Maceo compró ese ingenio, muchos creyeron que había hecho un mal negocio. Un año después resultó una magnífica negociación.
Y de esta manera laboriosa y honrada es como se han hecho millonarios los manzanilleros Godwall G. Maceo y Angel Mariño Raventós. No hay fortuna más merecida y digna de admiración que aquella realizada por medio del esfuerzo y el trabajo personal.
La casa Maceo cuenta con una empleomanía idónea: allí laboran muy cultivadas inteligencias y probidades personales. Alto empleado es el comandante Modesto Arquímedes Tirado Avilés, exalcalde Municipal y exinspector especial de Aduanas en época de don Tomás, persona competentísima, patriota honorable y quien supo retirarse de la política con prestigio.
También desempeña un alto cargo el señor Enrique Santisteban, hombre de vastos conocimientos, prestigiosa personalidad manzanillera y ciudadano probo padre de una dignísima familia.
Jóvenes inteligentes y de porvenir trabajan en esa gran casa, donde dan el oro de su inteligencia y de su actividad, lo que hacen gustosos porque anualmente obtienen próvida compensación.
El Fígaro le rinde espontáneamente este homenaje de reconocimiento a estos ricos y emprendedores comerciantes banqueros.
Bibliografía y Notas
- “Comerciantes Banqueros: Godwall Maceo y Co.”. El Fígaro Periódico Artístico y Literario, Año XXXVII, núm. 1, 2 y 3, 1920, pp. 22-23.
- International Cable Directory of the World, in Conjunction with Western Union Telegraphic Code System. 1916, pp. 175,804. En línea.
- Personalidades y negocios de Oriente.
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