
Las Escuelas Pías de Pinar del Río para El Fígaro en 1918. La provincia de Pinar del Río ha sido una de las regiones de Cuba que más ha laborado en silencio, formando admirables ciudadanos para quienes el saber es una de las más nobles preocupaciones. Sumida en la poesía de sus paisajes ha sido como un gran soñador que tuviese como norte en su vida la soberbia utopía de fomentar un país en donde todos los hombres gozasen de una admirable cultura.
No lo ha seducido la pompa vana, y al par que todos sus hijos laboraban por el mejoramiento colectivo de la provincia, ella por medio también de muchos de sus hijos y de elementos extraños pero compenetrados con sus nobles ansias, laboraba por la difusión de la enseñanza, logrando tener admirables planteles de educación en donde la niñez y la juventud iban a formarse para ser después hombres útiles a la patria.
Así surgió, por ejemplo, el gran colegio que allí tienen establecido los Padres Escolapios, por cuyas aulas puede decirse que ha pasado toda la generación que hoy brilla en la política, las artes y las letras en aquella hermosa región.
Fundado en el año de 1910, se instaló por primera vez, el primero de Marzo de ese año, en los bajos de la magnífica casa que en la calle de Martí construyó la Colonia Española. Era entonces su director el P. José Dalmau, hombre de una gran cultura y de un noble corazón. Su entusiasmo de una parte, su tesón, su saber de otra, lograron bien pronto que el colegio apenas abierto, fuese el preferido de toda la comarca.
Los padres enviaban allí a sus hijos convencidos de que la educación que recibirían sería completa. De allí que poco tiempo después, el local fuese, no obstante su gran tamaño, pequeño para dar cabida a los numerosos alumnos que acudían deseosos de sabiduría.
Fue entonces cuando los Padres decidieron tomar otro local; y al efecto alquilaron en la Alameda del Hospital una preciosa residencia que allí poseía el señor Juan Fernández.
Este cambio se efectuó el primero de abril, o sea, justamente, un mes después de haber sido abierto el plantel. Dicho “Colegio Escuelas Pías” —que así se denomina— prosiguió allí, en la nueva casa, su obra de difusión cultural. El P. Dalmau seguía entusiasmado su labor sana y santa.
Los alumnos aumentaban más y más cada día. Y llegó un momento en que la nueva casa resultó también pequeña. Una nueva mudada se imponía. E inmediatamente se organizó una nueva pesquisa. El día primero de enero de 1911 el colegio se trasladó de nuevo ocupando entonces la casa que en la calle de Recreo, posee el señor José Fernández Guerra. Y allí fué mayor el éxito.
El 27 de Agosto de ese mismo año el colegio adquirió un solar para más tarde levantar en él una casa donde instalar definitivamente el colegio. El 15 de Noviembre también de ese año se colocó la primera piedra. Para ello se organizó una fiesta simpática en donde a la alegría se unía la más íntima emoción de maestros, alumnos y el pueblo que asistía satisfecho a presenciar la ceremonia.
La fabricación no se hizo esperar. Día por día el edificio cobraba mayor esplendor. El P. Dalmau asistía satisfecho a su obra. Gracias a él Pinar del Río iba a tener un colegio que no tendría nada que envidiar a los mejores de la Habana.
En efecto: el día 21 de Abril de 1912 se celebró la inauguración de dicho edificio con una fiesta a la cual concurrió lo más selecto, lo más distinguido, de la simpática capital vueltabajera. La alegría del P. Dalmau era intensa. Pero no pudo proseguir tan de cerca disfrutando la satisfacción de su obra. En efecto: motivos de enfermedad le hicieron cesar en el cargo de director del colegio.

Fué entonces cuando fué designado para dicho cargo el P. Francisco Rovira, el cual tomó posesión de ese cargo el 24 de Noviembre de 1912. Y a fe que este sustituto fué digno de su antecesor, sus grandes dotes de educador, su bondad, su cultura, le granjearon el aprecio de todos, y tan satisfecha está de su labor la comunidad, que el 15 de Agosto de 1913 fué confirmado en su cargo.
Dos Rectores tan sólo ha tenido, pues, el gran colegio de los P. P. Escolapios de Pinar del Río. A ellos le deben gratitud porque han organizado de manera magistral la enseñanza en aquella provincia. Hoy, como mañana, los historiadores de la región tienen que mencionarlos por la gran obra educativa que allí han realizado.
Han formado hombres, lo cual vale tanto como decir que han formado una parte del pueblo. Y por ello El Fígaro ha querido tributarles este homenaje de simpatía al par que consignar el aplauso que obra tan noble y tan elevada merece.
Bibliografía y notas
- “Las Escuelas Pías de Pinar del Río”. El Fígaro Periódico Artístico y Literario. Año 35, núm. 6 y 7, 10 y 17 de febrero 1918, p. 163.
- Provincia de Pinar del Río.
- Pinar del Río, ciudad y municipio por Santovenia.
Deja una respuesta