Los asesinos del Dr. Vázquez Bello dejaron el auto cuando se les ponchó. Dentro se encontraron rifles y pistolas, y abundante parque. El Dr. Vázquez Bello iba sentado a la derecha del auto al ser abatido. El chofer logró conducir el carro hasta el hospital.
Frente al chalet Wenterhaven, sito en Avenida Primera y Gran Boulevard, a la salida del Lago del Country Club, fué abatido a balazos el Presidente del Senado doctor Clemente Vázquez Bello, cuando en unión de su chofer Julio Suárez y José Irurianitas Armenteros, policía del Senado, se dirigía en su automóvil particular a su residencia conocida por “El Bohío”.1
Era la una menos cinco de la tarde cuando la máquina del doctor Vázquez Bello, que venía del Yacht Club, enfilaba el Gran Boulevard por el frente del chalet de referencia. Y en eso precisos instantes, de otro automóvil, que venía en su misma dirección, partió una granizada de balas que hicieron trágico blanco sobre el Presidente del Senado y su chofer, automóvil misterioso que, seguidamente, emprendió velocísima fuga.
Fué tan rápida la agresión, que el policía Irurianitas sólo pudo ver el color del automóvil, no así a los ocupantes del mismo, a los que no pudo distinguir, Contra ellos disparó su revólver por seis veces, ignorando si logró herir a alguno de los autores de la agresión.
COMO ERA EL AUTOMOVIL
Irurianitas declaró en el sentido de que, yendo en compañía del doctor Vázquez Bello al sitio en que se desarrollaron los hechos, oyó un disparo, sin que le diera mayor importancia porque creyó que la detonación partía de un ponche de la maquina, a tal extremo que dirigiéndose al chofer, le dijo:
—Julio, nos ponchamos…!
Para comprobar si era cierta su suposición, hubo de sacar la cabeza para mirar las ruedas, advirtiendo entonces que los ocupantes del automóvil que les seguía hacían fuego nutrido sobre el vehículo en que viajaban.
Todo esto fué cuestión de segundos. Y dándose cuenta de lo que se trataba, sacó su revólver e hizo fuego. El auto misterioso, a velocidad vertiginosa, pasó por la pista, cruzó el césped que existe en lo que pudiera denominarse contén central, de modo violento, y una vez en la parte de baja del Gran Boulevard, desaparecieron rumbo a la Playa o a otra de las numerosas vías que por aquellos lugares existen.
El automóvil —sigue señalando el policía Irurianitas— estaba pintado de color chocolate. Y al parecer, es de los denominados de siete plazas.
NO LE PRESTARON AUXILIO
Dándose cuenta el policía del Senado que el chofer estaba herido; y suponiendo que no pudiera continuar guiando el Automóvil, se arrojó del vehículo, dirigiéndose a una de las casas que están situadas en aquel lugar, solicitando de sus moradores que facilitaran su auto con el propósito de conducir a los heridos al Hospital Militar.
Pero como dicha familia se negara a ello, so pretexto de que el chofer no se encontraba presente en aquel momento, optó por retroceder a la máquina, viendo que ésta había seguido su marcha, por lo que, en otro automóvil, se dirigió al Hospital Militar, donde ya eran atendidos por los médicos de dicho centro benéfico.
Por último haces constar el policía senatorial que el doctor Vázquez Bello murió instantáneamente, sin que se diera cuenta de la agresión de que era objeto, pues cuando el declarante sintió la segunda descarga, la cual le hizo conocer que se trataba de un atentado volvió la cara y vió al Presidente del Senado que, con la cabeza inclinada sobre el pecho, entraba en la agonía, manándole abundante sangre de las heridas que había recibido.
LA SERENIDAD DEL CHOFER
Los médicos que le prestaron los primeros auxilios al chofer Julio Suárez2, no se explican, dadas las heridas que recibió en la cabeza, cómo pudo conducir el automóvil, con tanta precisión, ya que no solo llegó hasta la puerta principal de entrada del vehículo, sino que lo estacionó ante la misma puerta de la sala de curaciones.
Al llegar allí, frenó el vehículo. Y perdió él conocimiento, cayendo sobre el timón, de donde fué extraído por los militares de guardia.
LAS PERFORACIONES EN EL AUTOMOVIL
En la parte posterior izquierda del fuelle, el automóvil presenta ocho perforaciones pequeñas en un círculo reducido; en la misma parte posterior, al centro de la carrocería, existen catorce balazos de tamaño grande, como si fueran hechos por proyectiles de calibre 45; en el fuelle, parte central, se advierten otras dos perforaciones, también de grueso calibre; cinco, en el cristal trasero; diez, de escopeta, en el lazo izquierdo del fuelle; doce, en el lado derecho del fuelle, agrupadas, de pequeño calibre; y varias rozaduras de bala, con una perforación en la portezuela trasera del lado derecho.
Los proyectiles que penetraron por la parte posterior de la máquina, atravesando la carrocería, y forros del asiento, fueron a dar en el parabrisas, que presenta cinco perforaciones.
El vehículo del doctor Vázquez Bello estaba matriculado con la chapa oficial número 11.
LA AGRESION
Tan pronto se tuvo conocimiento de lo ocurrido, el doctor Cowley, Juez de Instrucción de Marianao, asistido de su secretario el doctor León, se personó en el Hospital Militar de Columbia, y después de enterarse de lo ocurrido, se trasladó al lugar del hecho, donde llevó a efecto una inspección ocular, en cuyo acto se encontraban presentes, entre otros, el Jefe de la Policía Secreta, comandante Trujillo, con varios agentes; el Jefe de la Policía Judicial; el inspector Manuel Gómez; el Jefe de la Policía Nacional, doctor Ainciart, el Jefe de los Expertos, teniente Juan Ramón; el teniente Martínez Godínez, ayudante del Brigadier Ainciart y otros.
En la inspección, se comprobó que el auto que conducta a los agresores se encontraba estacionado en la Avenida del Lago, en espera de la máquina del Presidente del Senado, que a esa hora tenía por costumbre transitar por aquel lugar. Y cuando se hallaba frente al chalet, le hicieron el primer disparo, repitiendo la agresión. Una vez cometido el atentado el auto misterioso desapareció en la forma que ya dejamos expuesta.
UN LUGAR APACIBLE EL DEL HECHO
El lugar donde ocurrió el hecho en que perdió la vida el doctor Vázquez Bello, es uno de los sitios más apacibles del Country Club Park.
UNA PRUEBA
Se tenían dudas acerca de si las huellas dejadas por los neumáticos del auto misterioso eran propiamente de dicho vehículo o una marca corriente en el cemento del contén.
Para disipar dudas, una máquina que se encontraba en el lugar del hecho, hizo la prueba. Montó el auto sobre el contén, siguió por el césped y bajó la otra parte del cantero. Pudo comprobarse entonces con esta prueba, que las gomas dejaban huellas análogas a las descritas.
EL HALLAZGO
Una de las rondas destinadas por el comandante Fernández de Lara a la búsqueda del auto misterioso, lo halló abandonado en ja calla Sexta, entre Séptima y Novena, Alturas de Miramar, lugar solitario y próximo a las márgenes del río Almendares.
El automóvil está marcado con la chapa de alquiler de lujo 43794, correspondiente al año 31-32. Pero se advertía la nueva chapa pequeña azul. Dicho vehículo es un Cadillac, de siete pasajeros y está pintado de color crema obscuro. Se advierte que la pintura no es reciente y que está superpuesta a otra de color verde claro que, según parece, es la que tenia de fábrica.
EL ARMAMENTO
Verificado un registro en la misma por el sargento Codina, ayudante del experto en explosivos, se ocuparon: tres escopetas, dos rifles recortados, cuatro pistolas “Paravelum” y parque en abundancia para todas estas armas.
ESTABA PONCHADA
Por la dirección en que quedó el automóvil se supone que iba en dirección al Puente Habana, pero el haberse ponchado la rueda trasera derecha fué la causa de que sus ocupantes determinaran el abandonarla ignorándose de qué forma desaparecieron en aquel lugar, dado que no existe ningún testigo que pueda hacer indicación alguna.
LOS PERITOS
Los peritos armeros Mario Montoro y G. Alfonso, pertenecientes al ejército, estuvieron inspeccionando el auto del doctor Vázquez Bello, llegando a la conclusión de que el mismo presentaba 57 perforaciones de distintos calibres.
Este informe ha sido elevado por los peritos al juez doctor Cowley y a la Superioridad Militar.
ANTERIORES ATENTADOS
Como recordarán nuestros lectores el doctor Clemente Vázquez Bello fué objeto hace aproximadamente un año de dos atentados: el primero de madrugada, cuando su vehículo transitaba por la Quinta Avenida, donde un grupo de individuos hizo fuego sobre su persona sin que lograran consumar sus propósitos; el segundo fué cuando unos jóvenes le lanzaron al paso del auto que ocupaba, una bomba que no llegó a hacer explosión.
En esas dos ocasiones la Policía logró detener a los presuntos autores, pero fueron puestos en libertad al no ser reconocidos por el Presidente del Senado.
LOS CERTIFICADOS MEDICOS
El teniente médico doctor Alberto Gandía, del Hospital Militar de Columbia, expidió los certificados médicos correspondientes.
En el del doctor Clemente Vázquez Bello hace constar que presentaba las siguientes heridas: seis, por proyectil de arma de fuego, en la región de la nuca, y tres más, en la región supra-espinosa derecha esto es, en la espalda entre la columna vertebral y el hombro de ese lado.
Además varias heridas de proyectil de arma de fuego, en la región cigomática derecha.
El del chofer Julio Suárez hace constar que éste recibió una herida de arma de fuego en la región parietal derecha, con orificio de entrada.
LAS AUTORIDADES
En el Hospital Militar de Columbia vimos a los Secretarios del despacho, doctores Ferrara, Zubizarreta, general Delgado, a los coroneles Guerrero, Rasco, Caballero, al capitán Castellanos, ayudante del jefe del ejército, al capitán González Quijano, al doctor Carlos M. de Céspedes y a los Jefes de la Policía, que también acudieron al escenario del trágico hecho.
Bibliografía y notas
- “Los asesinos del Dr. Vázquez Bello dejaron el auto cuando se les ponchó”. Diario de La Marina. Año 100, núm. 271, Miércoles 28 de septiembre 1932, pp. 1, 2 y 3.
- “La verdad sobre el atentado a Clemente Vázquez Bello por uno de sus autores”. Revista Carteles. Vol. XIX, núm. 36, 17 de diciembre 1933, pp. 26, 27, 78, 79, 82.
- En el Libro de Oro de la Sociedad Habanera de 1946 aparece Regina Truffín viuda de Vázquez Bello propietaria de El Bohío en el Country Club Park. Calle 2 esq. a 5ta. del Vedado. ↩︎
- El nombre del chófer aparece en la Revista Bohemia como Julio Sánchez Valladares y en otros medios Julio Suárez. ¿Sánchez o Suárez? ↩︎
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