San Julián de Güines por Raimundo Cabrera para el Fígaro en 1894. A las faldas de la larga cordillera de verdes colinas conocidas con el nombre de “Lomas de Candela”, sobre un extenso y pintoresco valle que disputa al de Yumurí y al de Trinidad la primacía en poesía y belleza, cortada por numerosos riachuelos hijos del fértil y copioso “Mayabeque”, que después de surcar en innumerables giros la pradera, entran embelleciéndola y salen de nuevo al campo á derramar riquezas con su riego.
Rodeada de palmeras, granjas y arboledas, se alza la simpática villa de San Julián de Güines, una de las más antiguas poblaciones de la Isla y de las más notables por sus producciones agricultureras.
Si fuéramos á hacer su historia, acaso nos remontaríamos á la época de Diego Velázquez, cuando este colonizador intentó establecer la capital de Cuba sobre las costas meridionales y el mar de las Antillas, á la desembocadura del “Onicagna”1 y acaso en el punto en que hoy está Batabanó.
La feracidad del terreno, la abundancia de agua, la belleza del local convidaron, sin duda alguna, á los primeros pobladores á establecerse en el hermoso valle y las tradiciones del caserío se remontan á la época de la fundación de la Habana misma, con la cual tuvo desde entonces comunicaciones.
Cubrióse de casas el camino transversal —de Este á Oeste—que conducía á los otros establecimientos del Sur y el que, cortándolo en ángulo recto, conducía y conduce actualmente á la capital, formándose de este modo las dos calles más importantes del poblado, la calle Real, hoy llamada de la Ceiba, porque existió en uno de sus extremos un hermoso árbol de este nombre, y la calle de la Habana.
En el ángulo recto formado por estas dos vías se edificó la primera casa en que se empleó para cubrir el techo la teja de barro, en sustitución de la cubierta de guano, típica en las poblaciones originarias del país, y aún hoy se conoce en Güines con el nombre de Esquina de Tejas.
La villa ocupa un área extensa, de anchas vías urbanas, y algunas de bastante longitud.
Las calles paralelas á la central, llamada de la Ceiba, son las de Arango, denominada así en memoria del consejero de Estado y benefactor D. Francisco Arango y Parreño, las de Amistad, Soparda (que recuerda á un gobernador militar) del Matadero, San Julián (en honor del patrono) Almohalla (por un párroco de la feligresía que vivió allí muchos años), Reina (en conmemoración de Doña Cristina de Borbón)…
El Vapor, porque conduce á la estación del camino de hierro que se construyó por primera vez en Cuba desde la Habana á Güines, y antes que en la Península, las de Serrano y Concha, por los capitanes generales de estos nombres, la de Herrera por los señores marqueses de Almendares, que edificaron en ella una suntuosa casa-quinta, adornada con magníficos jardines, cuya residencia de verano, destruida parcialmente y reedificada con modestia se conserva aún, dividida en pequeñas habitaciones de alquiler;
La Del medio, porque parte medio á medio de la anchurosa plaza de la villa ó de Fernando VII, construida en el reinado de este monarca y hoy totalmente destruida; la de Álvarez por una antigua y rica familia de este nombre y otras de menos importancia.
Las calles de Norte á Sur paralelas á la de la Habana, son la de Jesús María y José, la de Beneficencia, la de Tacón, en recordación de este tirano inolvidable, las de Valdés y Dulce, por los capitanes generales de este apellido, de Gásser, Barroso, Suárez, Duarte y Peña, por los Tenientes de gobernadores de la jurisdicción que hubo de esos nombres, Cuatro Palmas y por último Pinillos, en honor del famoso intendente de Hacienda.
La edificación en Güines, como en casi todas nuestras poblaciones, es desigual y primitiva. Las casas son bajas, antiguas y vetustas en gran número; en el centro de la población están construidas de mampostería y tejas el mayor número, de madera y embarrado con portal al frente, las más, aunque no escasean las casas de dos pisos con columnatas de mampostería y azoteas.
En los barrios bajos abundan las casas de guano. Existen aceras en las calles centrales y algunas están bien terraplenadas á guisa de calzadas. Últimamente han sido reparadas por el alcalde municipal Sr. Bayer.
Posee la villa una extensa y hermosísima plaza de recreo con anchos paseos enlosados al rededor de cuatro jardines rodeados de una doble verja de hierro y de arbustos y provista de arbolado y de asientos de piedra.
Esta plaza, según lo expresa una lápida en una de sus columnatas de la entrada, fué construida en 1856, siendo teniente de Gobernador D. Juan Huerta y Sostre, Coronel de Caballería —y las mayores bellezas de este lugar— más amplio y más hermoso que la plaza de Armas de la Habana, han desaparecido por la incuria del tiempo y el abandono de los hombres.
Es lástima que los alcaldes y concejales de la villa no la restauren y atiendan.
La plaza de recreo ocupa el frente del templo ó iglesia parroquial, que es un buen edificio de tres naves muy amplias, exornado con lujosos altares y provistos de riquísimos ornamentos adquiridos en la época del Pbro. Don Tomás R. Mora.
Este templo se construyó con dos altas y elegantes torres que derribó el ciclón de 1870 y la nueva torre que existe actualmente y que difiere de la arquitectura del resto del edificio se hizo por suscripción popular iniciada por el Pbro. Mora y ultimada con grandes esfuerzos por el alcalde popular D. Juan Ocejo.
A los dos costados de la iglesia hay dos parques cubiertos de césped y completamente descuidados: hace pocos años existía un magnífico arbolado, de coposos laureles y álamos alrededor de estos parquecitos y de la plaza de Armas, á una y otra acera de la calle de Barroso, Ceiba y Habana que con el templo forman el cuadrado.
Pero la impericia ó torpeza de un alcalde municipal poco conocedor de los principios de higiene, que recomiendan el arbolado en las poblaciones, y cuyo gusto estético no se acomodaba á esa forma de ornato, hizo, que se derribara el arbolado que daba á aquel lugar de la población vistosísimo aspecto… ¡Y que se vendiera la leña obtenida por aquella tala salvaje en doscientos pesos!
Por la culata del templo pasa la Zanja Real. (cuyas cristalinas corrientes dividen al poblado en dos secciones, Norte y Sur, atravesados por puentes, algunos de cantería, de antigua y sólida construcción) y en el fondo existe otro parque, ó mejor dicho, las ruinas de otra plaza que con el nombre de Isabel II se construyó y se adornó con jardines, paseos, verjas y asientos en 1860 y que los Ayuntamientos han abandonado después.
Dando frente á este parquecito desmantelado se halla el edificio más importante de la población por su objeto y por su historia. La hermosa, extensa y sólida casa que en 1813 construyó y donó al Municipio para escuelas gratuitas, el benemérito patricio D. Francisco Arango y Parreño.
La antigua fábrica hecha á todo costo, con valioso maderamen y extensas aulas, fué destruida por el huracán de 1846 y en ruinas permaneció muchos años hasta que en 1864, siendo Teniente de gobernador Don Inocencio de las Peñas, por suscripción popular se llevó á efecto la reedificación, inaugurándose solemnemente en 1863 uno de los colegios superiores creados con arreglo al nuevo plan de estudios de aquella época, bajo la dirección de D. Federico Bisso.
Hoy el vasto edificio contiene dos escuelas: una de varones que dirige el antiguo y reputado profesor D. Feliciano Ferráez y otra de niñas. Recientemente el material de ambas escuelas ha sido completamente renovado, con mobiliario y útiles de enseñanza modernos, reforma que se debe al actual alcalde municipal D. Benito Bayer.
Los güineros pueden jactarse de que poseen un plantel de enseñanza gratuita mucho mayor que los que tiene el Municipio de la Habana, que no tiene ninguno propio. La lápida de mármol que ostenta en el frontis recuerda al benefactor Arango y en el salón principal un cuadro al óleo antiquísimo ostenta la efigie auténtica del venerable patricio.
La extensa barriada del Sur, conocida con el nombre de la Villa y también con el de Leguina parece que fué el centro primitivo de la población. Allí se construyeron los Cuarteles, que aun existen, para la numerosa guarnición militar que antiguamente estaba destacada en la jurisdicción: y á su frente la espaciosa plaza de San Fernando ó campo militar á que antes hemos aludido y que hoy está totalmente destruida, conservándose sólo dos antiquísimos y coposos álamos de los muchos que rodearon aquel parque.
Es más extenso que el Campo Marte de la Habana y estuvo como éste rodeado de pilastras de cantería y enverjado de hierro con cuatro entradas centrales y una pila ó monumento central con lápida conmemorativa, que ha desaparecido.
Frente á esta plaza que es hoy un campo yermo sin más adorno que las escasas farolas del alumbrado se halla el Hospital de Caridad que reúne la capacidad y condiciones necesarias para la localidad.
Los otros edificios importantes de la interesante villa son:
1— La Casa Consistorial, ó el Ayuntamiento, de mampostería, de dos pisos, con arcos y columnas y que actualmente se está reparando y decorando suntuosamente. Allí están instaladas las oficinas municipales, las de correos, telégrafos, policía y Cuartel de Bomberos Municipales.
Este edificio que es muy extenso y valioso fué en su origen de planta baja y se construyó y dedicó á Hospital Militar y de Caridad. En este concepto fué un excelente establecimiento con amplios salones, anfiteatro anatómico, jardines, huerta y arboleda: por su situación céntrica se consideró conveniente la traslación del Hospital al logar más aislado donde hoy se halla, cuyo nuevo edificio adquirió el Ayuntamiento del Dr. D. Manuel María Carretero, permutándolo por el que poseía en la calle de San Julián, que fué primero cárcel y luego casa escuela.
2— La Cárcel, de mampostería con un cuerpo al frente para oficinas, cuerpo de guardias y salas y dos centrales rodeadas por patios con jardines y encerrados por altos muros de cantería.
3— La casa de Pinillos, que fué construida por la Hacienda para instalar, como lo estuvo muchos años, la Administración de Rentas Públicas de la jurisdicción. Hoy es propiedad particular.
4— El Casino, propiedad de la sociedad de instrucción y recreo de este nombre. Es un hermoso edificio de mampostería, con arcadas y columnas al frente, con hermosos salones de tertulia, baile, juego, biblioteca y sala de lectura, un bonito escenario para espectáculos y un anchuroso patio enverjado.
Toda esta obra se ha realizado en diversas épocas con prestaciones populares: la adquisición de la propiedad data del año 1864: la obra de mampostería se debió á iniciativa del Teniente de Gobernador D. Eugenio Franco Romero (1876) que realizó muchas obras útiles en la localidad, y el ensanche y mejoras se han realizado, á intervalos, después.
Esta simpática institución, de la que pueden vanagloriarse los güineros, proyecta la construcción de un teatro, cuya primera piedra se ha colocado ya, en el espacioso patio que posee.
5— La Plaza de Mercado, de mampostería, arcos, portales y columnas, de dos pisos, con patio central y dividida en casillas como la Plaza del Vapor de la Habana.
Este edificio, que llena satisfactoriamente las necesidades locales, fué también debido á la iniciativa del Teniente Gobernador Sr. Franco Romero y lleva su nombre inscripto en el frontis.
Tuvo Güines su teatro á donde concurrieron en épocas de antigua opulencia las mejores compañías de espectáculos artísticos que visitaban la capital. Todavía existen las ruinas de ese coliseo en la calle de la Reina; lo construyó un güinero benemérito, D. Antonio Moreno, con recursos propios y por acciones.
Era un teatro completo; con su vestíbulo, sus galerías, patio, tres pisos, salones de tertulia, ancho escenario, fosos, etc. El piso se levantaba, como se hace en Tacón, y el anfiteatro se transformaba en espacioso salón de baile.
El huracán de 1870 destruyó los techos de ese edificio ausente su propietario en el extranjero, emigrado durante los años de la revolución, no hubo mano cuidadosa que restaurase las obras y el Coliseo se arruinó completo.
No obstante la abundancia de aguas potables y de que surten á la población las numerosas zanjas que la cruzan en sus diversos barrios, Güines tiene un acueducto, construido en 1857 siendo Gobernador Don Juan Huerta y Sostre. De esa época, más ó menos, data la instalación allí del alumbrado de gas por una compañía americana y que es propiedad de D. Manuel Carrillo.
Güines posee actualmente tres sociedades de instrucción y recreo, dos de socorros mutuos, ocho escuelas de instrucción primaria gratuitas, una de ellas en el barrio de Candela con edificio propio, fundada y construida por suscripción popular por iniciativa de inolvidable Alcalde Ocejo, dos imprentas de periódicos (el primero que se estableció allí en 1861, El Álbum, fué fundado por un güinero ilustre, D. Francisco Calcagno) seis colegios privados, Juzgado de instrucción y de Primera Instancia, Registro de la Propiedad y Comandancia Armas.
Su población de doce mil almas, está repartida en la villa y sus términos. El poblado se compone de 970 casas. Como esencialmente se dedica a la agricultura la población ejercita en el comercio de artículos de consumo y pequeñas industrias, sobre todo la del tabaco.
La gran riqueza de la comarca está en las producciones del extenso valle que merced al regadío, produce dos y tres cosechas anuales de viandas, legumbres v granos, con las que surte el mercado de la Habana. La producción de papas es considerable hasta el punto, de exportarse, y su calidad es superior.
La fiebre de la caña que viene desde hace algunos años apoderándose del país y cegándolo, ha ido mermando en Güines los cultivos menores que eran el fundamento de su opulencia: los cañaverales están ya en muchos puntos lindando con la población y las fincas de labor disminuyen.
El presente —y más elocuentemente se verá en el porvenir— demuestra que eso es un error: aquellos cultivos eran la abundancia; la caña con todas sus brillantes perspectivas, es la penuria: hoy el labriego se alimenta de artículos importados y su condición es más pobre.
De cuanto llevamos referido se observa que la villa del Mayabeque conserva casi en ruinas las señales de una antigua cultura, superior si se quiere á la actual.
Aquellos establecimientos y servicios urbanos á que nos hemos referido, suponen mayor riqueza y alientos más pujantes que los de ahora. Se explica. Era la villa cabecera de la antigua jurisdicción militar eclesiástica, judicial y fiscal que abarcaba extensísimo radio y todo refluía á las oficinas centrales: allí estaba el foco de todo, los negocios y la prosperidad de la cabeza no siempre significó la de las poblaciones menores de la circunscripción.
Con la segregación de términos disminuyeron las fuentes de producción.
Ni hay que atribuir únicamente á la iniciativa de los tenientes de gobernadores la erección de servicios y edificios públicos que aun conservan pomposamente sus nombres, sino á los concejales que los rodeaban y que eran en esa época —menos democrática que la presente, pero de más intervención de los hijos del país, cultos y ricos, en la administración vecinal— los que figuraban en los cuerpos concejiles y los que inspiraban los acuerdos.
Pero de todos modos resulta, á juzgar por la villa que en estos párrafos hemos descrito, que el progreso de nuestras poblaciones rurales es lento y penoso, que lo que los tiempos opulentos de la colonia crearon se conserva en ruinas, vetusto, ó ha desaparecido, y no son las construcciones modernas ni tantas ni superiores á aquellas.
Aumenta en radio la población, pero se edifica como se hacía hace dos siglos; las calles que se prolongan se llenan de chozas de guano, y las pocas que se hacen de madera, semejan chozas. Están en pie con su aspecto vetusto casas que fueron modestas viviendas en el siglo pasado y las que fueron mejores se derrumban, sin renovación ni sustitución.
Güines resulta á la vista del observador una población interesante, bonita por su extensión, por su cielo, por el fértil valle que la rodea, por los ríos que la surcan; simpática por sus habitantes que son por tradición laboriosos, cultas y progresistas… pero es una villa secular y primitiva, donde los techos de tejas negruzca ostentan la yedra y las paredes remendadas demandan demolición y nuevas vestiduras.
Coma esas mujeres viejas que fueron hermosas y conservan los rasgos de su belleza juvenil, la villa del Onicagina guarda en sus contornos, la belleza primitiva; sobre todo la que le da la naturaleza en el esplendido prado que la circunda. Pero en su recinto reclama la dirección, el gusto y el espíritu renovador del arquitecto moderno.
¿Por qué nuestras poblaciones del interior, que como Güines son emporio de extensas comarcas agrícolas, fuente de incalculables riquezas, están sometidas á esta ley lenta de progreso?
Responda el escritor político: á nosotros, cronistas, que hacemos por encargo y prescripción de un periódico literario, una descripción ligera, no nos corresponde decir que todo eso es consecuencia del sistema general de administración del país: la atonía, el estancamiento.
Güines en 1908 por Manuel Fernández Valdés
Un año después de publicado el artículo que, de editorial, se reproduce en este número, la guerra de Independencia conmovía el país, y Güines, como todas las demás poblaciones de Cuba, participaba de las consecuencias de aquel victorioso movimiento armado que puso fin á una dominación secular.
No hay para qué decir que nuestro pueblo fué teatro de rasgos viriles como campo de infortunios y tristezas en los días azarosos de la lucha cruenta. “Villa de la desolación” la llamó el Sr. Cabrera en su interesante obra ‘“Mi vida en la manigua”.
La población de Güines, ascendente á 12.000 habitantes en 1895, quedó en 11.000 al terminar la guerra, pues aunque durante la reconcentración perecieron trece mil personas, sólo 1.000 eran güineros. La actual población del término municipal es de 31.150 habitantes, á virtud de la agregación de los municipios de San Nicolás, Catalina, Guara y Melena. El viejo término consta de 14.800.
En algunos aspectos la villa de Güines no difiere del estado en que se hallaba cuando el director de esta revista escribió el precitado artículo. En otros la transformación es muy notable. La riqueza agrícola se ha aumentado con el cultivo en grande escala de frutos menores á que entonces no se le dió toda la importancia que merecen.
En la actualidad se cosechan como 400.000 cajas de tomates, de cinco á seis mil barriles de pimientos, y de 300 á 400.000 arrobas de papas, anualmente. Sigue la zafra con positivos progresos en los ingenios, produciendo 70,000 sacos el “Amistad”, 125,000 el “Providencia”, y de 110 á 115.000 el “Mercedita”. Aunque en pequeña escala, continúa el cultivo del tabaco en la barriada de Candela.
Hoy día cuenta Güines con las siguientes fábricas: dos de tabaco, “Las Llaves de Oro” y “Partagás”, esta última recién establecida; la antigua de cigarros “Las Llaves de Oro”; una de hielo; dos de descascarar arroz; una de picar piedras; una de gas. Además, cuenta la población con tres carreterías, con sus talleres de madera; 37 tabaquerías de venta al por menor y 8 zapaterías.
En punto á edificación se ha mejorado algo, sobre todo desde que bajo la interinatura del Sr. Valentín Cuesta en la Alcaldía Municipal, el Ayuntamiento dejó de autorizar las construcciones de estructura primitiva. Se han fabricado 16 edificios estilo moderno; se han hecho aceras en varias calles; se han compuesto éstas et número muy apreciable y se han restaurado los parques públicos, además de existir hoy otro en el solar anexo á la escuela “Arango y Parreño”, para esparcimiento de los niños de dicho plantel.
Publícanse hoy día cuatro semanarios políticos: “La Unión”, fundada en 1878, “El Güinero”, “El Rayo”, y “Güines de Rumba”.
Existen cuatro sociedades de instrucción y recreo: el “Liceo”, antiguo “Casino”, en el que se han hecho grandes reformas; “La Bella Unión” y “La Nueva Idea”, de personas de color; y el “Círculo”, de la colonia española. Dos centros políticos, el “Conservador” y el “Liberal”, “rendez vous”2 de los que militan, respectivamente, en los partidos de esas denominaciones.
Hay dos instituciones de Beneficencia: el Hospital, esmeradamente atendido, y la sociedad de socorros “La Bondad”.
Además del viejo templo católico existe hoy otra iglesia: la Presbiteriana.
En el orden de la educación pública, gracias al vigoroso impulso dado por la primera intervención americana, Güines registra actualmente un adelanto extraordinario. Existen 50 aulas de instrucción primaria gratuita3 y tiene dos centros escolares de gran importancia: la escuela “Arango y Parreño”, de seis aulas, y “José Antonio Saco”, de doce.4
Es oportuno consignar aquí que este centro escolar lo establecieron los interventores que prepararon la República, en lo que fué en tiempos de España cuartel para la guarnición militar, reconstruyendo el edificio y adaptándolo pedagógicamente para las labores escolares. La actual intervención provisional ha vuelto á convertir dicho edificio en cuartel para las tropas americanas allí destacadas. El contingente de niños matriculados es de 1.183: 740 blancos y 443 de color.
Hay, además, cuatro escuelas privadas: la “Presbiteriana”, “La Purísima” y “Hermanos de Jesús”, religiosas; y otra que dirige la Srta. Dolores Suárez.
Una Junta Local de Sanidad que actúa de acuerdo con las exigencias modernas en ese importante aspecto de la vida social, vela por la salud del vecindario y realiza obras de desinfección que, hasta hace poco, no se ejecutaron en Güines.
Hasta muy reciente fecha nuestra villa no contaba con otras vías de comunicación que el ferrocarril y la carretera: hoy su importancia ha tomado grandes vuelos con el establecimiento del tranvía eléctrico, cuya empresa tiene en la calle de Valdés, lugar céntrico, una buena estación.
Merced á esta nueva arteria de progreso se ha facilitado el tráfico y se han abierto anchos horizontes á la actividad comercial. Diariamente salen de Guines para la Habana y vice-versa ocho trenes, los cuales mantienen frecuentes y constantes comunicaciones no sólo con la capital, sino también con todos los pueblos intermedios y otros que se van fomentando alrededor de las estaciones y apeaderos que la empresa “Havana Central” ha establecido.
Aparte del beneficio que para el transporte y el progreso agrícola esa empresa significa para Güines, ha derivado otra ventaja: el alumbrado eléctrico en la localidad, aspiración que siempre tuvieron los güineros y que no pudieron nunca realizar.
No tiene aún Güines un buen acueducto, ni se ha puesto la segunda piedra del teatro que el espíritu progresista del inolvidable médico Castellanos Arango concibiera y recomendara; pero día llegará en que una y otra obra, entre algunas más que exige la cultura y el progreso modernos, se llevarán á cabo:
Cuando las actuales divisiones locales desaparezcan y el pueblo güinero, como en los buenos tiempos de Juan Ocejo y Pepe Suárez, vuelva por los fueros de la solidaridad perdida y un lazo común de respeto, desinterés y amor los ligue y fortalezca para bien de una sociedad que, por la cultura que alcanza, por la riqueza incomparable de su suelo, por sus hermosas tradiciones y por el arrollador empuje de la civilización que se abre paso —á despecho de las pasiones pequeñas y de las ambiciones vulgares— tiene derecho á una vida de más prosperidad y más positivo y sosegado desenvolvimiento…
1908.
Manuel Fernández Valdés.
Bibliografía y notas
- Hortensia Pichardo en la fundación de las primeras villas de la Isla de Cuba (p. 38) escribe: Si se acepta como buena la información de Francisco López de Gomara, la villa quedó establecida en la comarca indígena de La Habana, en la orilla de un río llamado Onicajinal. ↩︎
- Rendez vous del francés: Cita. ↩︎
- También se han creado un aula de Sloyd en cartón y otra de Kindergarten; hay un profesor de idioma inglés y dos
maestras especiales de Corte y Costura. —N. del A. ↩︎ - El Superintendente Provincial de Escuelas, Dr. Coronado, acaba de recomendar á la Secretaría de Instrucción Pública la construcción de 6 aulas más, en un nuevo piso, en la escuela “Arango y Parreño”, á fin de reunir en un salo edificio todas las aulas de niñas y para establecer en él las salas de Sloyd y de Kindergarten. —N. del A. ↩︎
- Cabrera, Raimundo. “Güines (publicado en El Fígaro en 1894)”. Revista Cuba y América. Año XII, Volumen XXV, núm. 27, 4 de marzo 1908.
- “Plaza del Mercado en Güines (Fotografía)”. Revista Cuba y América. Año VIII, Volumen XVI, núm. 8, 21 de agosto 1904.
- De interés: Apuntes Históricos del Término Municipal de Güines.
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