
La Compañía Glico-Kola, S. A. pudiéramos decir que fue la Compañía del éxito. Y pudiéramos agregar que batió el “récord” de llegar a aquél en brevísimo espacio de tiempo, haciendo un recorrido brillante que la colocó a una altura para llegar a la cual cualquier otra Compañía necesita una porción de años.
La Compañía Glico-Kola, S. A. fué fundada el año 1918 y se constituyó con $1.000.000 de capital, haciéndose constar en los Estatutos que se dedicaría a la fabricación de refrescos, aguas minerales y bebidas de todas clases.
Como se ve, los artículos a cuya fabricación iba a dedicarse, son de gran consumo.
Y comprendiéndolo así los directores de la Compañía se preocuparon de instalar debidamente la maquinaria, oficinas y almacenes de depósito al efecto, en el barrio de Luyanó, en la calle Manuel Pruna esquina a Pedro Pernas, se levantó un magnífico y amplio edificio, magníficamente distribuido y con toda clase de comodidades para que se pudiese realizar el trabajo con facilidad y desahogadamente.
La Directiva de la progresista Compañía la constituían los siguientes señores: Don Francisco Lamas, Presidente; Don Eduardo Riveiro, Vicepresidente; Don Julián Gutiérrez y Hernández, Tesorero; Don Jesús Fernández, Vicetesorero; y Don José Presno, Secretario.
Los cargos de vocal estuvieron desempeñados por los señores José Cuenco Bodes, José Parapar y Do Chao, Alexander C. Mc Donald, Miguel Junco Llano, Benigno Fernández, Cesáreo Solares y Crespo, Ramón Cagide y Calvelo, José María López, Herminio Valdivieso, José Blanco García, Jenaro Suárez Vallina, Pedro Gutiérrez, José Álvarez, Antonio Teijeiro y Gumersindo Pacho.

Al constituirse la Compañía se significaba en los estatutos que además de los productos que en ellos constaban se podía ampliar la fabricación a la de otros similares. Y efectivamente, al poco tiempo la Compañía instaló un tostadero de café y al muy poco tiempo inauguró una fábrica de chocolates montada con todos los modernos adelantos y magnífica maquinaria.
Esta la componían, un molino para cacao, una mezcladora de azúcar, un refinador, un horno para tostar cacao, un descascarador y un refrigerador con su compresora moderna.
La Compañía adquirió la renombrada marca “El Moderno Cubano”, fabricando diversos tipos de chocolate: estos tipos eran los distinguidos por los números 2, 3, 4, 6, 8 y 10.
La producción diaria se elevaba a 15 quintales y las ventas mensuales $15.000.
Para atender al reparto tenía la Compañía Glico-Kola diez carros y dos camiones automóviles.
Y en las oficinas cuarenta competentes empleados desempeñaban los distintos cargos de los que dependía la buena marcha de los distintos departamentos de la casa, la que, además, elaboraba panales y jarabes.

En el edificio, que abarcaba una extensión de 1.600 metros, (la Compañía poseía 3.200 metros de terreno) además de las oficinas, almacenes, etc., había amplias caballerizas y otros departamentos necesarios dado el gran movimiento que reinaba en la casa.
Por aquella época se pensaba en modificar los Estatutos de la Compañía Glico-Kola dividiéndose las acciones en comunes y preferidas, con un interés fijo.
La mayoría de cafeteros y bodegueros establecidos en la Habana eran accionistas, y ellos contribuían a la buena marcha de los negocios de una Compañía que como se ve por lo dicho, emprendió con brío la senda del triunfo.
El señor Julián Gutiérrez y Hernández, quien fuera tesorero de la compañía falleció en 1919 siendo sepultado el 15 de febrero 1919 en la Habana (Q.E.P.D.).1
Bibliografía y notas
- “Julián Gutiérrez y Hernández. Esquela fúnebre”. Diario de La Marina. Año LXXXVII, núm. 46, 15 de febrero 1919, p. 12. ↩︎
De interés: Personalidades y negocios de la Habana
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