
Damborenea y Compañía se dedicaba a la importación y venta de automóviles en la Habana incluyendo la famosa marca “Studebaker”. El automóvil es el vehículo que puede jactarse de haber producido una evolución sorprendente en el campo de la industria y de la mecánica en poco tiempo, y de haber dado lugar al fomento de grandes empresas, rápidamente también.
No es en balde el automóvil el representante de la velocidad y del vértigo. Es, pues, lógico que haya hecho rápida aquella evolución que decimos al empezar estas cuartillas relacionadas con el automóvil y los derivados del mismo.
Fué, desde su aparición en el mercado, un vehículo de lujo solamente: un coche cuyo uso estaba reservado únicamente a las personas de buena posición social.
Vulgarízose luego, y sobrevino el automóvil de alquiler. Y a poco el camión, substituto de los carros de carga, y los pequeños automóviles para menesteres comerciales, arrojaron de la circulación a los vehículos de tracción animal a los mismos fines existentes.
De modo que, empezando el automóvil por ser artículo de lujo ha acabado por serlo de primera necesidad, y los ventajosos resultados que está dando se aprecian hoy lo mismo en las luchas del trabajo que en las que tienen en armas al mundo entero, ya que en los campos de batalla y en la movilización y abastecimiento de grandes ejércitos se han comprobado las ventajas y utilidad práctica del “auto”.

Naturalmente, Cuba, en donde no se fabrican automóviles, y en donde circula el dinero abundantemente y se tiene apego a todo lo nuevo, elegante, cómodo y práctico, ha resultado un mercado excelente.
El número de automóviles que solamente en la Habana circulan es fabuloso y en el interior de la Isla es así mismo grande.
De ahí que también sea enorme el número de casas que se dedican al comercio de automóviles, bien representando famosas marcas, bien vendiendo por su cuenta, y muchas ocupándose en el negocio de accesorios de maquinaria, combustible, etc.
Queremos referirnos, someramente, a una casa que demuestra con hechos la importancia que ha llegado a adquirir en Cuba cuanto con el automovilismo se refiera: la casa que gira bajo la razón social Damborenea y Compañía, dedicada a la importación y venta de automóviles de la afamada marca “Studebaker”, y a la fabricación de carrocería, reparación de automóviles y elaboración de pinturas y esmaltes para los mismos.
Es una casa importantísima, y ella basta para dar idea del gran movimiento que hay en el giro a que se dedica y cuanto representa éste como buena fuente de ingresos y como medio de proporcionar colocación al capital y trabajo al operario.

La casa fué fundada hace diez años y hoy, la firma social de la misma es, desde Diciembre de 1917, Castro y Compañía y Luis Damborenea, con capital suficiente para responder, con sólida garantía, a las evoluciones de todos órdenes que representa una venta anual nada menos que de un millón de pesos.
En la casa tienen ocupación y libran el sustento de numerosas familias doscientos hombres, entre empleados y obreros.
El edificio donde aquella está montada, construido recientemente, con toda clase de comodidades, ocupa una extensión de diez mil metros, una manzana comprendida entre las calles Zanja, Salud, Soledad y Castillejos.
Los mercados de los que se surte la casa son europeos y de los Estados Unidos.
Un detalle interesante, y que conviene que sepa el público en general y en particular los dueños de automóviles, es que la casa Damborenea y Compañía es la única en Cuba que tiene estufas para esmaltar y pintar carros.
Y ello es algo tan indispensable, tan necesario y tan práctico que, todas aquellas personas que necesitan esmaltar o pintar sus carros, podrán apreciar cuánta ventaja les reporta el poder realizar en la Habana, perfectamente y con toda la pulcritud del caso, una operación que, de resultar deficiente, más vale renunciar a ella y de hacerse en el extranjero resulta en extremo onerosa.
La casa, además, fabrica pinturas y esmaltes, y ese es otro renglón importante del negocio.
Hablar de la razón social Damborenea y Cía. y no decir que es la que representa y vende en Cuba los afamados automóviles “Studebaker” sería imperdonable. Pero una vez dicho huelga insistir en ello porque “todo el mundo” lo sabe, y sabe que al decir “una gran marca” el nombre “Studebaker” asoma a los labios y a continuación el de sus activos y afortunados representantes.
Los grabados que acompañan a esta información dirán, gráficamente, algo referente a las máquinas renombradas.
Desde 19061 sabemos que el señor Damborenea, después de haber llevado á España las mejores máquinas, entre ellas las de Clement, Panhard y Darracq, viene á Cuba para este negocio exclusivamente. Apenas llegó á la Habana ha entablado relaciones, en este sentido, con algunos de nuestros aficionados al nuevo sport.
Todos reconocen en el simpático viajero un perito en la materia. Yo me complazco en saludarle. Y al mismo tiempo desearle entre nosotros toda suerte de prosperidades.
Damborenea y Compañía.2
Con fecha 28 de Diciembre último, ante el notario señor Carlos M. de Alzugaray y Lavaggi, se ha constituido una sociedad regular colectiva con la denominación de Damborenea y Ca., que se dedicará a la venta de automóviles, venta de accesorios, talleres de reparaciones y toda clase de negocios de lícito comercio, con domicilio en Aramburo número 28.
Integran esta sociedad con el uso de la firma social, los señores Martínez, Castro y Ca., representados por sus gerentes los señores Juan Martínez Paz, Benito Castro Villariño y Casimiro Cepero y Cepero, y por el señor Luis Damborenea y Rementeria.
Muchos éxitos en sus negocios deseamos a la nueva sociedad.
Bibliografía y notas
- “Habaneras”. Diario de la Marina. Año LXVII, núm. 58, 8 de marzo 1906, p. 4 ↩︎
- “Circulares Comerciales. Damborenea y Ca.”. Diario de la Marina. Año LXXXVI, núm. 8, 8 de enero 1918, p. 2. ↩︎
- Diario de la Marina. 18 de febrero 1916. Año LXXXIV, núm. 49, p. 4.
- Diario de la Marina. 19 de mayo 1918. Año LXXXVI, núm. 139, p. 11.
- Personalidades y negocios de la Habana
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