Armando Carnot y Felicia Rodríguez. En la casa de Carnot una hermosa fiesta la de ayer.1 Hermosa fiesta la de ayer. Un baile asalto, entre estos primeros acontecimientos sociales del año que queda grabado con letra de oro en el capítulo de nuestras grandes fiestas.
Fiesta lucida y brillante. En la que una vez más hicieron gala de su esplendidez, de su gran don de gentes y de su exquisita cortesanía, los distinguidos esposos Felicia Rodríguez y Armando Carnot.
A las ocho y media reuniéronse los asaltantes de aquella mansión elegante de la calle de Milanés, en casa de la familia Leiva.
Salió de allí el contingente mayor. Y a las nueve cuando preludiaba la orquesta del Maestro Aniceto, los primeros bailables del programa veíanse colmados aquellos salones de la representación más selecta y mas caracterizada de nuestra high life.
Resplandecía de luz, luciendo un decorado floral muy bonito y de mucho gusto, ese hogar del doctor Armando Carnot.
Las rosas en profusión, florecían en todos los departamentos del lindo home, pero era el lugar predilecto, y era también entre esas piezas de la casa Carnot, la que más llamaba la atención, el hermoso y poético patio.
Patio único en Matanzas. Con sus pérgolas en las que las trepadoras enredaderas perfumaban el ambiente, con sus macizos de flores, con sus quioscos de lozano verdor y una iluminación fastuosa, en que los bombillos de mil colores derramaban la luz polícroma de vivos matices, sobre la selecta y brillante concurrencia.
Estaban dispuestas en ese patio, en ese delicioso jardín, las mesas para el buffet. Pequeñas mesas en cada una de las cuales erguíanse las rosas Lily Hidalgo en esbeltos bucaritos de cristal.
Y en el dining room, el gran comedor de la casa del Dr. Carnot, disponíase el servicio por un verdadero ejército de criados.
Admirábamos algo allí, a lo que no podría sustraerse el Cronista, dada su afición a la cerámica. La gran colección de platos que tapiza todas las paredes de aquel comedor. Una colección valiosa que cuenta ya con ejemplares antiquísimos y de valor y mérito grandísimo.
Los apellidos más rancios de esta sociedad están representados en aquellas paredes por platos que ostentando bien iniciales, bien escudos de armas o los originales y exquisitos dibujos de la vieja cerámica española, muestranse a la admiración de todos, como curioso archivo yumurino.
Allí los ricos ejemplares de las vajillas de los Marqueses de Montelo, de la ramilla Govín, de los Tosca, de los Buides, descendientes de los Condes de Palatino, de los Terry, de los Veulens y los Guiteras.
Se abrió el buffet a las once. Por parejas, en grupos simpáticos, vieronse enseguida ocupadas aquéllas mesas. Sándwiches, ensaladas, cakes y dulces finísimos ofrecíanse con esa esplendidez que es característica de los dueños de aquella casa.
En finos y elegantes vasitos de plata se servía el ponche de champagne. Ponche riquísimo con que se brindaba por la felicidad y la dicha de los esposos Carnot-Rodríguez y que escanciobamos2 copa tras copa.
Como el adorno mas bello de aquella mesa, no dejaré de mencionar un hermoso cake, que entre las flores que la adornaban ostentaba cuarenta velitas, la edad que cumplía en esa fecha del trece de enero el doctor Armando Carnot. Fueron encendidas estas al iniciarse el servicio y ardieron esas bujías durante todo el tiempo que estuvo abierto el ambigú3.
Dió también una nota interesantísima la orquesta que amenizó la fiesta. Corearon los músicos los bailables más en boga. “Skimo pie” el lindo danzón editado por Hubert de Blanck, hijo. “Yes we have not banana today”, “Wonderful one” y “Papa Montero”, valioles una ovación a la orquesta, a su terminación.
Reseñaré ahora la concurrencia. Comenzando con el nombre de la dueña de la casa, que luciendo una toilette de encaje negro, muy elegante, la embellecía con un ramo de uvas de oro en el corsage.
Rodeándola estaban Ana Coralia Porro de Varona, Cándida Cañizares de Escoto, Esther Polanci de García y Blanca Parravicini de Reynaldos.
Isabel Martínez de Artamendi, que desplegaba el lujo de una robe de terciopelo granate, muy chic, Panchitica Tió de Font, Nena Menéndez de Zabala, Juana Luna de Leiva, Monona Chávez de Alfonso y Conchita Castañer de Viciedo.
La señora del Administrador de la Aduana, Marina Peralta de Cruz. Y Mignon Soto de Loredo, Berta Pina de Cárdenas, Margot Menéndez de Oliva y Juanita Carnot de Baquedano, entre el grupo de damas jóvenes que más brilla en nuestros salones.
La Sra. de Obregón, muy airosa, muy gentil. Y María Santiuste de Guiral, María Sarasua, y las Sras. Octavio Carnot, y de Veulens.
Abro la relación de la Jeneusse con el nombre de una de nuestras más celebradas Bellezas: María Josefa Mauzurieta, tan simpática, tan culta, tan interesante. Y siguen como vienen a la mente del Cronista, los de señoritas tan graciosas como Cuca Leiva, Marina Puig, Amparo Cuninghan, Celida Montero y Monina Rodríguez.
Un grupo de encantadoras parejitas: Tutú Galup y Albertico Guiral, María Pérez y Bernardito Rodríguez, Charo Menocal y Casimiro Giscard, María Pérez y Bernardito Rodríguez, Charo Menocal y Casimiro Giscard, Raquel Arias y Yuyi Chávez, Charo Leiva y Rafael Díaz, Herminita Sicre y Severiano López, Nina Lovio y José M . Vallejo, Alicia Guiral y Armando Artamendi, Nena Zapico e Ismael Obías, María Porro y Varona y Armando Socarrás, Matilde Tormo y Joaquín García, y Aurora Muro y José Manuel Díaz.
Formando un lindo bunch4: María y Linita Fleitas, que lucían preciosas orquídeas, Yoya y Alicia Herques, Belica Escoto, Nena y María Isabel Junco, María de los Ángeles Otero, María Eulalia Herrera, Caridad y Hortensia Muro, y María de los Ángeles Chávez.
Alicia Muñoz, figura de tan suprema distinción. Y Lolita Lambea, Mignon y Ofelia López, Lola Chávez, Carmelina Aguirre, Clara Solomon, Enma López, y Laudelina Álvarez. Un último nombre: el de la petite fille Alfredita Carnot y Rodríguez, que graciosa acompañaba a sus padres en los honores de la casa.
A la una terminaba la fiesta. De ella llevaban todos el más grato recuerdo. Y en ella quedaron testimoniadas las simpatías, las grandes simpatías que tienen en la sociedad matancera Felicia Rodríguez y Armando Carnot. Simpatías merecidísimas.
Manolo Jarquín
Bibliografía y notas
- Jarquín, Manolo. “Matanceras: Chez Carnot”. Diario de la Marina. Año XCII, núm. 10, Enero 15, 1924. p. 6 ↩︎
- Escanciar: 1. tr. Echar o servir una bebida, especialmente vino, sidra u otro licor. Sin.: echar, servir. 2. intr. Beber vino.
Sin.: beber. Real Academia Española. ↩︎ - Ambigú: Del fr. ambigu. 1. m. bufé. Sin.: bufé, bufet. R. A. E. ↩︎
- Bunch: del inglés gente, banda, grupo (N. del E.). ↩︎
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