

Aventuras de Listillo y Tareco: Manubrio y Regadera conocen al Factor Comunitario.
¡Broum, Broum! Agarrándolo por sus extremos Tareco pasea el manubrio de bicicleta por todo el patio del solar como si zigzagueara entre obstáculos y va imitando el ruido de un motor. Pi, Pi, Piiin… se oye ante el inexistente vehículo que impide el paso. A los chiquillos causa risa verlo a sus cincuenta años “manejando” un automóvil fantasma. Cuando llega frente al cuarto mete el frenazo y baja del auto con un ¡Boum! porque tiró la puerta.
A Listillo le encanta la jodedera… él conoce a Tareco y sus rutinas y se deleita con molestar y acompañarlo en sus fantasías. Los martes es el día en que su amigo saca el auto del garaje para pasearlo.
Desde que le robaron la bicicleta y en su lugar dejaron un manubrio acompañado de un cartelito jocoso dentro de una vieja regadera herrumbrienta, sale precisamente ese día de la semana en recordación del hurto.
Engancha la regadera en el centro del manubrio y va haciendo ruido desde que arranca el vehículo hasta que lo mete en el garaje debajo de su cama.
Los martes Listillo se disfraza de “factor comunitario” lo que no tiene nada que ver con carteros ni lectores de contadores eléctricos y, de todas maneras ¿pá qué? si la electricidad anda con alumbrones y los carteros con eso de los celulares ya lo único que hacen es lanzar alguno que otro periódico a los abonados, un negociazo que controla el “Plátano”.
Cada vez que se muere un viejo suscrito vende la plaza al que le ofrezca más. Si de todas maneras sale más barato ese papel que el de la tienda en divisa ¡Tremendo bicho el “banano” ese!
Pá’ disfrazarse de “Factor” se levanta el Listi temprano y lleva a cabo la operación litúrgica, se pone las medias verdes de cuando iba al Servicio Militar General, bueno otros le decían S.M.O por obligatorio y, un pantaloncito verde también con bolsillos serones a los lados, que esté bien planchado eso sí, con mucho almidón para que los filos de las patas se mantengan bien parados cuando camina marcialmente, enfila una camisa sencilla casi transparente llena de líneas verticales y horizontales, muy serias sin importar el color, con buen bolsillo de preferencia a la izquierda sobre el corazón donde pondrá una agendita, alguno que otro sobre y una pluma o lápiz para que se sepa que toma notas y está pendiente de todo.
Eso es súper importante, saberlo todo y tomar nota de todo, para elevarlo y esperar la bajada de decisiones, que así puede tomarse en serio la pose y de paso decir esa frasecita que le gusta demasiado: Se está analizando el problema y se dará una solución. Así te deja en remojo e ilusionado por la seriedad con que hace el planteamiento, hasta que te obstinas y no preguntas más.
Delante del espejo de la cómoda se hace una raya al lado y mirándose fijamente práctica dos o tres movimientos de rostro, de esos que hacen parecer que sabes algo que ignoran los demás y si lo descubren también tiene plan, eleva la voz y mete cuatro gritos patrióticos para que todos se callen. No puede haber equivocación, todo se planifica con anticipación, hasta las soluciones y es por eso que las mayorías levantan hasta las dos manos siempre para aprobar.
Plantándosele delante a Listillo cuando baja del cuarto barbacoa, le expresa confidente:
—Tu brother el “Chiva” me informó que estás leyendo un librito nuevo.
Si ponerse medio azul es ruborizarse entonces eso es lo que sucede a Tareco, se ruboriza de un azul chillón y empiezan las gotas de sudor a perlar su frente.
—Mi ambia ¿en qué talla tú andas?
Eso es lo que a veces hacen los que no quieren responder, unas veces porque no tienen razón, otras carecen de justificaciones y las más porque son tremendo tronco de mentirosos y ya nadie les cree.
Sin embargo, no era este el caso de Tareco ya que él estaba muy por encima de esas cosas terrenales, desde que le salieron las canas se dijo que con él se iban a acabar las mentiritas y las mascaritas, eso había durado demasiado y él sería el último en la familia que se comportaría de esa manera. Ahora iba a decir lo que le diera la gana.
Al Listi le gusta cuquearlo cada vez que puede y aprovechó tirándole otro fósforito a la candela:
—Carnal, y no solo la obrita de lectura… que parece que estás preparando algo gordo con el manubrio y la regadera esa, no te creas que eres la gatica María Ramos y menos que no se te ocurra caerle a palos a la regadera con el manubrio. Dice que te has vuelto tremendo sospechoso y no sueltas el librito ni pá’ cagar.
No faltaba más para encabronar a Tareco:
—¡Coñóoo! ya ni en paz se puede vaciar uno en la letrina. Acere que el “Chiva” está pá’ la miradera de hueco ¿o qué bolá? Loco que las regaderas esas las repartieron hace tiempo o se te olvidó que eran pá’l huerto ese de “Cultiva tu Pedacito” y buenísimas que estaban de acero inoxidable, después de todo aquello Italia nos dió cinco punto cuatro millones de euros ¿tú has visto alguna vez escrito eso? Mira mijito 5.400.000 Euros, de los billeticos lindos esos que valen con cojo… todo para incrementar la producción local y el acceso a los alimentos sanos.
—A mí la regadera me vino de perilla, no me la dieron porque cuando las repartieron ya los cacos se habían robado mi bicicleta dejándome una tareca d’estas pá’ burlarse de mí. Sirve de todo, de regadera, pá recoger agua de lluvia, pá tíbol por la noche…
Listillo cansado de tanta perorata, le puso la mano en la boca y gritó:
¡Ya men, que ya entendí! Dale suave que el Chiva estaba jodiendo…
—Mira, agrega Tareco. La prueba está en el hueco con tó’itas las páginas hasta el capítulo trece. No falta una y ¿tú quieres que diga el nombre del libro? Sí, sí, y cae bien porque el “Chiva” se lo va a leer conmigo pá’ que no joda más y se aburra, lo escribió el chino Zún Zí y le puso El Arte de la Guerra, imagínate tú lo que van a pensar si me ven leyendo una cosa que escribieron en pedazos de bambú por una época todavía oscura, entre el siglo tres y el cinco ¿tú quieres que te escriba eso también para que veas de cuándo es? Bola é’ números por ahí pá’trás, más viejo que Ñañasiré.
Diciendo esto se lanzó Tareco hacia la puerta del solar y mirándolo atinó a gritar:
—Y esto es pá’ casa del Chiva ¡Pá’ que se aprenda el trece y quién era Zún Zún!
/উlfredo M.
[Nov. 09, 2021]
- Foto: Derivado de una obra de la Biblioteca Nacional de España. Un Bailarín Chino. Soler y Rovirosa, Francisco – Dibujos, grabados y fotografías – 1883 – Attribution 4.0 International (CC BY 4.0)
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