No nos proponemos escribir la biografía del varón ilustre, del caballero sin tacha, que siempre puso al servicio de su patria, y de toda idea levantada y generosa, su privilegiado talento y la cuantiosa fortuna que de sus padres heredara.
El cuadro de que disponemos resulta demasiado estrecho para contener, aunque á grandes rasgos, la noble y simpática figura de cubano de tan relevante mérito, y tenemos, por lo tanto, que limitarnos en esta reseña, á algunos apuntes que pudiera utilizar mañana, quien con voz más autorizada y más galana pluma se propusiera poner de relieve la influencia que durante más de medio siglo ejerciera en los asuntos políticos de esta tierra aquel luchador incansable de nuestras patrias libertades.
Benigno Tomás Gener y del Junco nació en Matanzas el 8 de julio de 1819 y principió sus estudios universitarios en la ciudad de Nueva York, que su egregio padre don Tomás Gener había elegido como residencia, cuando el despotismo de Fernando Séptimo lo obligó á emigrar, así como á los esclarecidos patriotas Félix Varela y Leonardo Santos Suárez, que en aquella época llevaban la representación de Cuba en las Cortes Españolas.
El advenimiento al Trono de doña Isabel II y la subida al poder de los liberales, entre los que ocupaba lugar prominente don Agustín de Argüelles, gran amigo de Gener puso fin á aquel destierro; pero Benigno permaneció en Nueva York hasta que un suceso lamentable, por más de un concepto, ocurrido el 15 de agosto de 1835, le hizo venir á ponerse al frente de los importantes negocios de su familia:
Don Tomás Gener había muerto. — En la necrología que don José de la Luz escribiera con motivo de tan triste acontecimiento, le dedica á Benigno sentidas frases de condolencia, de las que copiamos las siguientes:
Ya no existe aquel hombre que se desveló, no sólo para hacerte digno hijo suyo, sino digno hijo de la patria: —Tú has heredado sus talentos y él te ha dejado sus virtudes; ahí está el bálsamo para tí, llévaselo también á tu madre.
José de la Luz
Con el tiempo el hijo probó en todas, las situaciones de su vida, que no había olvidado las sabias y cariñosas lecciones de su padre.
En la Universidad de la Habana terminó Benigno sus estudios de abogado, no habiéndose presentado á los exámenes de grado, por que á su extremada delicadeza repugnaba restar el juramento de fidelidad al Gobierno Español, que se exigía entonces al recibir el título. Poseía perfectamente los idiomas inglés y francés, y como leía mucho, pronto adquirió una sólida y variada instrucción, que hacía su trato muy ameno y entretenido.
En la conspiración del 44, un hecho casual le dió á conocer la orden de prisión decretada contra el poeta Plácido, y sin atender a las consecuencias que pudieran resultarle por el paso que daba, fué á advertirle en tiempo oportuno que se pusiera en salvo, lo que desgraciadamente no hizo el inspirado, autor de Jicotencal, confiado en la inocencia de una causa, que, como todos sabemos, tuvo tan triste desenlace.
Durante los trabajos revolucionarios de Narciso López, mantuvo constante relación con los más empeñados en aquella labor patriótica, y el papel que desempeñara en la conspiración que en la Habana fraguaba D. Ramón Pintó, lo llevó primero al Pontón y luego al Castillo de la Punta; habiendo sido puesto en libertad después de un Consejo de Guerra, presidido por el General don José de la Concha, quien lo terminó, manifestándole que se honraba en estrechar la mano de tan leal como caballeroso adversario.
A principios de la Revolución del 68, la casa en que vivía con su familia, calle de O’Reilly, esquina á Zaragoza, fué sitiada y tiroteada por los voluntarios españoles, los que no pudieron llevará efecto sus propósitos de exterminio con todos sus moradores, gracias á la oportuna intervención de don Juan. N. Burriel, Gobernador que era entonces de Matanzas.
A consecuencia de aquel feroz atentado y por la circunstancia de encontrarse condenado en Ceuta su joven hijo Tomás, detenido al pretender unirse á los revolucionarios en armas, se trasladó Benigno con toda su familia a la ciudad de Cádiz, donde permaneció hasta el año de 1892, en que tuvo que regresar á ésta, dejando allá los restos queridos, de su mayor hija Rosita, y encontrando aquí muy quebrantada su fortuna.
Los deportados cubanos que durante nuestra primera guerra de Independencia, de aquí salían en número considerable á llenar las cárceles de España ó á sufrir tormentos inquisitoriales en los inmundos presidios de África, pudieran expresar mejor que nosotros, todas las delicadas atenciones de que eran objeto por la familia de Benigno Gener, desde el momento que en la bahía de Cádiz anclaba un buque que los conducía á su incierto destino.
Sin embargo del cambio radical de posición en que se encontrara al pisar de nuevo Benigno las playas queridas de la patria, nunca desapareció de su inteligente semblante aquella benévola sonrisa con que desde el primer momento se ganaba las simpatías de cuantos se le acercaban sin distinción de clases, y fuera cualquiera el motivo que á su presencia los llevara.
En la pequeña finca que cerca de Matanzas conservan como preciosa reliquia los herederos de don José Gener y á orillas del apacible San Agustín, cesó de latir el 12 de diciembre de 1890 aquel corazón amante, que sólo se movía á impulsos de los más nobles sentimientos:
Benigno Gener había muerto. — Sus restos descansan, confundidos con los de su insigne padre, bajo la misma losa en la que muchos años antes inscribiera el virtuoso sacerdote Félix Varela, como ofrenda de respeto y de cariño su postrer homenaje al consecuente amigo, al fiel compañero en los días tristes del destierro, como en aquellos venturosos en que juntos surcaron los mares, animados de risueñas esperanzas para el porvenir de la oprimida colonia.
Humilde soldado de la libertad, me descubro reverente ante los restos de aquellos esforzados varones que cayeron en la fosa después de constante batallar por el triunfo de la democracia y deposito sobre su tumba mi modesta ofrenda.
Emilio Domínguez y Gener
Carta de Benigno Gener
Castillo de la Punta, á 26 de julio 1855.
José Ignacio querido: creo que saliste el 10 — á mi me aprehendieron el 11 á la 1 de la tarde.
Ya habrás visto mi sentencia: 4 años de confinamiento en el punto de la península que me señale el Gobierno de S. M.
Tienen el impudor de confesar que con motivo del busto, rompieron los Sres. Oidores su sentencia — para fabricar la q. habrás visto en los periódicos.
Se ha hablado mucho y aún se habla; pero el tenor de las hablillas es desfavorable ya á la Autoridad. Todos comprehenden q. ha andado desacertada.
Sin embargo, yo puedo haberme embromado.
Digo puedo, porq. el porvenir es siempre dudoso —y no sé si consigo hacer mi permanencia en la Península, para reunirme con mi familia en país estrangero — si no saldré ganando.
De seguro, el librarse del contacto de tanta abominaciones, no deja de ser una circunstancia apetecible.
Luis Zayas ha recibido su pasaporte, pero sin nota. — Parece q. les da vergüenza ya el asuntito. Ignacio ha tenido el suyo estendido, pero Franjanillo le echó mano — y lo destruyo. Luis debe salir el 12 del entrante por el q. le recogerán ántes el pasaporte.
Habrás sabido con gusto que Domingo Guiral salió absuelto de la instancia.
Tú recordarás que hubo un sobreseimiento en la causa, pedido por el Fiscal para 50 — dictaminado por el Auditor — aprobado por S. E. y ejecutoriado — Verás en la Sentencia que los Jueces de Revisión han aconsejado q. le aprueben el sobreseimiento — pero á reserva de estimar de nuevo la causa, cuando nuevos datos; q. te parece? Ves que Cintra ha quedado con las posaderas al aire.
Ciriaco Trujillo, han sido desterrados gubernativamente — pero parece q. no lo llevarán á efecto.
Perez é Iznaga sentenciados á dos años de confinamiento — tienen esperanza de recibir pasaporte para París — así se les dijo por S. E. misma. Qué te parece — vuelvo á decir. — Ellos se entienden.
Don Macario Gonzalez, deportado gubernativamte, y lo mismo Monteagudo, de S. Juan de los Remedios.
Bibliografía y Notas
- Domínguez Gener, Emilio. “Benigno Gener.” Pro Patria. Homenaje de la Provincia de Matanzas a la restauración de la República Cubana. Matanzas, Ene. 1909, pp. 37-39.
- Personalidades y Negocios de Matanzas Colonial y Republicana.
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