Decía Pezuela hacia los años de 1863 refiriéndose a esta calle: La calle de Galiano (Avenida de Italia) es una de las más hermosas de la Capital, abre por el Norte cerca del mar, en la playa de San Lázaro y termina por el Sur en la Calzada de San Luis Gonzaga, llamada hoy Calle de la Reina…
Recorre una longitud de 1.062 varas castellanas, con una anchura de 25 en toda su extensión, aunque no es rectilínea, determinan su supremacía de belleza sobre todas las demás calles la de que casi todos los edificios que componen sus veinticuatro manzanas, que ocupan sus lados, son de dos plantas y de moderna construcción…
Y entre esos y los de planta baja apenas aparecen algunos que no estén adornados con portales de columnas y barandillas, donde las familias que las habitan, se sientan por las tardes a disfrutar de la brisa y del espectáculo del tránsito de lujosos carruajes y peatones que viniendo de la Calzada de San Lázaro y de las vías paralelas, que atraviesan de Este a Oeste a esta de Galiano, tuercen luego por la Calle de la Reina hacia el Paseo Militar.
Entre sus cruceros con las calles de Virtudes y Neptuno, aparece la bonita y moderna Iglesia del Monserrate y los nuevos edificios levantados sobre el antiguo Jardín de Armenteros, que ocupan dos manzanas enteras.
Dióse su nombre a esta ancha calle en obsequio de Don Martín Galiano. antiguo Interventor de Obras de Fortificación que construyó el puente que tiene sobre la Zanja, llamado también con el mismo nombre.
El antiguo Jardín de Armenteros se demolió en el año 1847, para ser reemplazado por modernas construcciones.
En “Lo que fuimos y lo que somos” o “La Habana antigua y moderna”, pequeño opúsculo histórico de esta ciudad, decía don José María de la Torre, también refiriéndose a esta calle:1
Por Don Martín Galiano, Ministro Interventor de Obras de Fortificaciones, que construyó el puente que lleva su nombre, cuyo puente era oblicuo a la calle actual pero no a la Calzada antigua, que tenía la dirección N. N. E., o sea, para el principio de las canteras, en la calle del Consulado esquina a la de San Miguel…
Por el límite de la Estancia de Hano y Vega (véase el plano), pues fué hecha calzada para que por ella transitasen las carretas que entraban en la ciudad por la puerta de la Punta, estando prohibido que lo hicieran por la de la Muralla, y no habiendo ni las del Monserrate ni la de Colón.
En 1836, el General Tacón le hizo dar a dicho puente la dirección de la calle y en 1839 fué destruido reemplazándose por el actual para colocar el ferrocarril. Esta calle estuvo cerrada en la calle de San Miguel hasta 1842, en que abriéndose dió gran impulso a la barriada del Monserrate.
En la esquina de la Zanja, en donde hay una taberna, frente a la Estancia de Hano y Vega, había un baño de Don Francisco Gallo concurrido por toda la Habana.
El terreno donde se halla la Iglesia y una gran parte inmediata a ella se conoció por “De La Marquesa”, por pertenecer a Doña Carmen Peñalver y Cárdenas, Marquesa Viuda de Arcos (casada con don José de Peñalver) y correspondía a la estancia del castellano don José de Santa Cruz, y la manzana que cae al sur de la Iglesia fué el Jardín de Francisco Armenteros, destruido en 1847.
Hoy, lo que fuera ayer la calle de Galiano, ostenta el nombre oficial de AVENIDA DE ITALIA; y por las tardes en lugar de la contemplación a que se entregaban las damas habaneras de aquel tiempo desde sus portales adornados con columnas y barandillas se ve desfilar una constante y elegante concurrencia, entregada también a la contemplación…
Pero no como antaño, de lujosos carruajes y peatones, sino de las maravillas y riquezas que encierran las vidrieras de los principales establecimientos de esa Avenida.
Es indiscutible que los esfuerzos que realiza la Asociación de Comerciantes e Industriales de la Avenida de Italia en pro del embellecimiento de esa amplia arteria citadina, han dado ya los mejores frutos y que cuando se logre la destrucción que se intenta, de las casas que hoy quitan la vista al mar a la Avenida de Italia y que se encuentran entre San Lázaro y Malecón, esa Asociación podrá sentirse satisfecha de ver realizada una gran obra de embellecimiento.
Por nuestra parte (en 1929), dada la amplitud de la Avenida y su nuevo aspecto comercial “de lujo” sugeriríamos a la Asociación de Comerciantes e Industriales de la Avenida de Italia. estos dos puntos más para el logro de su programa:
Primero: Sembrar árboles a todo lo largo de la Avenida para hacer de ella un verdadero Boulevard, a estilo de los que existen en la Ciudad Luz.
Segundo: buscar la manera de retirar totalmente las líneas de tranvías de esa calle, para hacer que por las tardes, de seis a ocho de la noche, la Avenida de Italia se convierta en lugar de paseo aristocrático preferido por las damas, que concurrirían a él atraídas por el derroche de luz de las vidrieras comerciales y por la novedad y riqueza de los artículos que en sus establecimientos se exhibiesen al público.
Ojalá esta idea merezca la consideración de la Asociación de Comerciantes e Industriales de la Avenida de Italia, a la cual felicitamos calurosamente por los éxitos ya anotados en el corto período de su existencia.
Bibliografía y notas
- De la Torre, José María. Lo que fuimos y lo que somos ó la Habana antigua y moderna. Imprenta de Spencer y Compañía, 1857. ↩︎
- Diario de la Marina, 1929
- Personalidades y negocios de la Habana
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