

El asesinato de Carlos de Castro Camó en Matanzas. En la ciudad de Matanzas se encuentra frente al imponente Palacio de Gobierno un bonito parque nombrado de La Libertad. Del escultor italiano Salvador Buemi, en su centro se inauguró el 24 de febrero 19091 un conjunto escultórico compuesto por una estatua de José Martí y otra de la República rompiendo cadenas.
El relato se desarrolla cuando Cuba era aún territorio español, mucho antes de que en ese parque existieran estas estatuas y frente al mismo Palacio de Gobierno que albergaba al Estado Mayor, Comandancia General, oficinas del Gobierno Político y Civil además del despacho y habitaciones del Excelentísimo Sr. Gobernador.
En este parque que por aquel entonces era la Plaza de Armas y tenía una bonita fuente, jardines con barandaje de hierro, árboles, asientos y donde se daban retretas en días marcados2 sucedió a la vista de todos un terrible asesinato.
Carlos de Castro Camó era inspector de policía en la Habana y ajeno al peligro que corría aquella fatídica noche del primero del año 1879 se sentó en la Plaza de Armas matancera sobre un mecedor del lado de la calle de Ayuntamiento dándole la espalda a la Comandancia General.


Regresaba Castro Camó de Colón y se había hospedado en el cercano Hotel León de Oro, sito en la calle de Jovellanos números 4 y 6.3 De este hotel dejó un francés por aquella época una descripción que bien pudiera acomodarse a lo que vivió siendo huésped aquel día el inspector de nuestra historia:
Un cuarto singular pintado al fresco, el techo decorado con vigas a la vista. En esta sala, los muebles dispersos tienen la importancia de un juego de dominó caído de un globo en el Campo de Marte. He aquí el inventario: tres camas, una silla, cuatro cucarachas, siete escorpiones, una taza, dos tercios de jarra de agua, una toalla, una mesa, una vela y su candelero, dos fósforos, un peine ornamentado de doce cabellos encontrado debajo de la almohada y de compañía veinte mil mosquitos.
Aproximadamente a las ocho de la noche, bien instalado Castro Camó y por empezar la retreta que daba la guarnición, hallándose como de costumbre formada y colocada la escuadra de gastadores, que eran un cabo y seis soldados4 del batallón Cazadores de Pavía, disparando se abalanzaron sobre el inspector varios hombres que recorrían en derredor la Plaza de Armas a caballo. Herido de muerte don Carlos fue llevado a una habitación de la comandancia general donde le asistió la señora del gobernador José Pascual Bonanza5 hasta su deceso días después.6
Los fugitivos se dispersaron en la huida por distintas calles, haciendo así más difícil su persecución por los que en aquellos instantes la llevaban á cabo, que eran parejas de infantería y varios números de la guardia de palacio. En los disparos que en su fuga hicieron los malhechores, hirieron levemente en un pie á D. Urbano Hernández, gerente de la sociedad Hernández y Compañía, y mataron un caballo que tiraba de un coche de alquiler que les cerraba el paso.7 Aunque parejas de la guardia civil y montadas fueron puestas inmediatamente en movimiento no lograron dar con los pistoleros.
Carlos de Castro y Camó nació por los años de 1820 en el Puerto de Santa María provincia de Cádiz y vino á Cuba á fines de 1834 en el Navío Soberano, con su padre, D. Mariano, á bordo de cuyo buque venía, asimismo, el teniente general Miguel Tacón y Rosique, nombrado Capitán General, quien, al tomar posesión, nombró á su citado padre capitán del partido de Alacranes y del Yumurí sucesivamente; con cuyo motivo empezó su carrera de escribiente á las inmediatas ordenes de su padre en 1835.
Los años subsiguientes será en varios destinos teniente alcalde, teniente pedáneo, capitán, celador, comisario e inspector del primer distrito de la Habana. Aunque en febrero de 1878 concluyó la primera Guerra de Independencia con el Pacto del Zanjón hubo quienes no aceptaron las condiciones y continuaron luchando. En agosto de 1880 habrá otro levantamiento en armas conocido como La Guerra Chiquita y será en este corto intermedio entre las dos guerras que se hacen preparativos y se conspira contra el poder español en Cuba.
A Castro y Camó, siendo inspector de policía y poseedor de vasta experiencia en la provincia de Matanzas, se le había enviado a investigar los planes que entre los capitulados de Calimete se fraguaban para alterar el orden público. Cogió el hilo de la trama y persiguió a un joven que tomó el tren y al desembarcar en Colón lo detuvo ocupándole 4 armas de fuego que sin duda llevaba a un depósito. A su regreso a la ciudad de Matanzas sucedió aquel fatídico tiroteo que le condujo a la muerte unos días después.


Enviado por el cuerpo de policía llegó desde la Habana José Trujillo Monagas al día siguiente, es decir el dos de enero de 1879, y después de visitar al herido comenzó su investigación. Se supo que, a seguidas de la detención del joven, se habían entrevistado el coronel capitulado Esteban Arias, quien conspiraba y preparaba un nuevo alzamiento, con Amado Pérez decidiéndose la muerte de Castro y Camó por ser una amenaza a sus planes.
Y como en aquella época era costumbre en Matanzas pasear alrededor del parque ya sea en coche o a caballo, sin ser descubiertos llevaron a cabo su audaz plan, Esteban Arias, Amado Pérez, Pedro Torres y los hermanos Francisco y Pedro Hernández8, esa noche del primero de enero 1879 en plena Plaza de Armas frente a la guarnición española y casa de gobierno.


La afrenta no se olvidó y casi seis meses después, es decir el 27 de junio 1880, se presentó con fuerzas de infantería y caballería el teniente Miguel Rodríguez Lucas por la vuelta del Limonar en el potrero Reunión Deseada donde se encontraban algunos de los pistoleros. Cercaron la casa a las tres de la mañana y a las cinco saliendo el mayoral Pedro Hernández fue detenido. Los otros se parapetearon y al ser tomada la casona por asalto salieron Pedro y José Hernández Fariñas a batirse, resultandos muertos los dos hijos del mayoral y heridos varios de la fuerza.9
Esteban Arias, comandante del ejército independentista, también sucumbió10 poco tiempo después intentando levantarse en armas. En 1885 sabemos que Pedro Torres o Perico11 si prefiere, en compañía de Manuel García, el Rey de los Campos de Cuba, se embarcó rumbo a Cayo Hueso y allí todavía en 1889 reclutaba hombres para la Independencia de la Isla. Por su parte Amado Pérez desaparece sin que se sepa a ciencia cierta su paradero.
Tampoco, como tantas otras historias, esta tiene final concluyente pues persisten sus misterios y hasta se le asocian otros nombres a los que dispararon, Manuel García, Gallo Sosa y Félix Jiménez.12 Lo que sí es cierto es que Castro Camó no sobrevivió al traicionero encuentro y fue con gran pompa enterrado en el San Carlos. Descanse su alma en paz.
A. Martínez. 2 de septiembre 2024
Bibliografía y notas
- Gutiérrez. “El viaje del presidente”. Diario de La Marina. Año LXX, núm. 47, 24 de febrero 1909, p. 4 ↩︎
- Figarola y Caneda, Domingo. “Plaza de Armas”. En Guía Oficial de la Exposición de Matanzas. Matanzas: Imprenta La Nacional, 1881. ↩︎
- Menéndez Alfonso, Miriam. “Los hoteles en la ciudad de Matanzas en los siglos XIX y XX”. Anuario de Investigaciones Culturales, 2003. ↩︎
- Asociación Española de Soldados Veteranos de Montaña (AESVM). “Escuadra de Gastadores”. Accedido 1 de octubre de 2024. https://aesvm.com/wp-content/uploads/2018/02/escuadra-de-gastadores.pdf. ↩︎
- Guía Oficial de España. Madrid: Imprenta Nacional, 1879, p. 516. ↩︎
- Fernández González, José. Apuntes históricos y crónica general de los servicios del cuerpo militar de orden público desde su creación en 11 de julio de 1875. Habana: Imprenta P. Fernández y Compañía, 1897, p. 128. ↩︎
- Periódico El Tiempo. Núm. 3.157, Madrid: 26 de enero 1879, p. 2. ↩︎
- Trelles Govín, Carlos M. Matanzas en la Independencia de Cuba. Habana: Imprenta Avisador Comercial, 1928. ↩︎
- José Fernández González. Apuntes históricos y crónica general de los servicios del Cuerpo militar de orden público: desde su creación en 11 de julio de 1875 a 1888. Habana, Papelería e Imp. De P. Fernández y Comp., 1888, pp. 96, 97. ↩︎
- Pirala, Antonio. Historia contemporánea. Segunda parte de la guerra civil. Anales desde 1843 hasta el fallecimiento de don Alfonso XII. Vol. Sexto. Madrid: Imprenta y Casa editorial de Felipe González Rojas, 1895, p. 299. ↩︎
- Guerrero, Rafael. “Insurrectos y Bandidos”. En Crónica de la guerra de Cuba en 1895. Barcelona: Librería Editorial de M. Maucci, 1895. ↩︎
- Álvaro de la Iglesia. Manuel García (El Rey de los Campos de Cuba) Su vida y sus hechos. Habana: La Comercial, 1895, p. 21. ↩︎
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