

La Inauguración del Casino Español de Regla el domingo 5 de diciembre 1915. Antes de dar cuenta del acto, que resultó solemne y que puso de manifiesto una vez más la armonía reinante entre los cubanos y los españoles, de manera elocuente, vayan unos datos acerca de lo que es el nuevo local social del Centro Español de Regla desde que en 1913 se emprendió la obra, que parecía imposible de realizar, el dotar a la Colonia Española de un edificio propio.
Las primeras juntas directivas prepararon el terreno, y justo es consignar los nombres de los señores Misael Tenreiro, Ceferino Álvarez, Atanasio Pérez y Rafael García, quienes concibieron la idea que hoy es hermosa realidad.
LA LABOR DE LAS DIRECTIVAS
A principios del año de 1913 tomó posesión la nueva directiva, donde figuraba como presidente el señor Bernabé González. Esta directiva comenzó las gestiones para la edificación del nuevo edificio. Las obras empezaron en Octubre del año de 1913.
En las elecciones reglamentarias de 1914 fué reelecta la misma directiva que continuó las obras de construcción y gestiones para llevarla adelante.
Durante el año de 1914, se agotó el empréstito de $6000 que habían destinado a dichas obras. Para continuar los trabajos era preciso levantar fondos y 17 asociados, en cantidades de $100 cy., aportaron $700 y sin interés alguno.
En Enero del año de 1915 es electa nueva directiva, ocupando la presidencia el señor Fermín Méndez y Neyra, que hasta esta fecha figuró como Vicepresidente.
Para continuar las obras se repitió dos veces la operación de préstamo sin interés, hecha por los asociados —ascendiendo a $3.400— las operaciones.
En el mes de Octubre, se terminó la construcción del edificio. Hasta esta fecha se había, invertido en la fabricación la cantidad de 15 mil quinientos pesos, que sumados al costo del edificio destruido, asciende a $20.000.
En esta cantidad no está incluido el costo del mobiliario y el decorado, en lo que se han invertido $2.000. En 29 de Octubre, se cancelaron todas las deudas, emitiéndose 120 bonos de $100, por valor de $12,000 cy., con el interés del 6 por 100 anual pagaderos en 12 años.
Como so ve, responde bien el valor del edificio a la deuda contraída. Como conocen los lectores del DIARIO, ya está casi cubierta la emisión de bonos en su mayoría, resultando bonistas los asociados.
Actualmente cuenta la nómina social con 300 miembros, que abonan un peso al mes.


El edificio del Casino Español de Regla ocupa una superficie medida entre cuarenta y cinco metros de fondo por trece de frente. Se compone de dos plantas. La construcción es de mampostería, el cuerpo del edificio; y el frente, de cantería y bloques de cemento.
La fachada, cuatro columnas de once metros y medio de alto, descansadas en hermosas bases cuadradas y rematadas en cornisas estilo romano. En el centro, una puerta, modelo de la que existe en el Centro Gallego, por la calle de San José, da entrada y dos balcones a los lados.
El segundo piso, se presenta a la calle por tres balcones salientes. El cuerpo del edificio está dividido en tres partes por hermosas columnas estucadas, que dan nacimiento a tres arcos.
El total de columnas son de 16 colocadas de manera que en el salón principal forman dos corredores laterales y un salón medio. Todos los pisos son de mosaicos y el techo de las dos divisiones anteriores están cubiertos por cielo raso de yeso blanco bordeados de moldura; y el del salón medio está cubierto de planchas galvanizadas bajo relieve.
Las paredes están pintadas en acuarelas y al óleo, en colores de fondo azul, cielo con fajas y cenefas blancas. El portage es caoba y cedro, con persianas y cristal. Todas las columnas son estucadas, rematadas en la parte anterior del edificio con hermosos capiteles bronceados estilo corintio; y las distribuidas en el salón de fiestas, estilo gótico con el mismo bronceado.
Al fondo del salón de fiestas de fiestas se destaca el escenario, con dos puertas laterales que dan entrada a los departamentos de cantina y servicios sanitarios. Los servicios sanitarios son de Wate-Clok. Se dibuja una danzante odalisca, sombreada por el ocaso.
El escenario, está adornado por hermosas molduras en yeso con preciosa alegoría de arte; ostentando en el arco dos grandes candelabros que portan tres focos de luz en el telón de boca.
El juego escénico lo componen seis decoraciones. Todo ello debido al exquisito gusto e inclinación pictórica del señor Fernando Loredo, Alcalde de Regla. Esta obra la ha llevado a cabo el ilustre galeno con todo desinterés. El decorado escénico se puede calcular que excede de $500.
Cuenta el escenario con dos amplios camerinos, con luz y servicios completos. Iluminan interiormente el edificio doscientos focos incandescentes de distinto amperaje.
A la entrada, hacia la izquierda, dividen el salón anterior mamparas modernistas con escultura y vidrios grabados formando el recibidor presidencial. Entrando, a la derecha de la segunda división del salón, se encuentra limitado por iguales mamparas, la Secretaría.
En la parte central y dando acceso al salón de fiesta, un juego de mamparas de idéntico estilo. Una escalera amplia de granito, con barandaje forjado de subida a los altos y la cual se encuentra situada a la derecha, entrando en la segunda división del salón.
El salón dé los altos, está dedicado a juegos lícitos. Existe una mesa de billar completa, y quince mesas para dominó, tresillo, ajedrez y damas. En el recibidor presidencial están colocados, bajo rojo capitel, los retratos de S. M. Alfonso XIII y Doña María Victoria.
EL ACTO DE AYER
Para los españoles residentes en Regla y para, los más significados elementos cubanos, fué ayer un día de fiesta memorable. Se inauguraba el local del Centro Español.


De la Habana llegaron el Ilmo.. Sr. Obispo, el Excmo. Sr. Ministro de España y su elegante y distinguida esposa, el señor Presidente del Casino Español, don Narciso Maciá y con éste los señores Blas Casares, Juan J. Pumariega y Ramón Armada Teijeiro, Secretario del Casino; los señores Francisco García Naveira, Presidente del Centro Gallego;
Enrique Milagros, Presidente de la Asamblea de Apoderados; el Secretario, doctor José Gradaille; los apoderados señores Constantino Añel, José Bairqueira, Pedro Rodríguez, Justo Díaz, Teolindo Vázquez; por la Colonia Española de Cuba, el Presidente del Ejecutivo, don Juan G. Pumariega; el primer vice, señor Pedro Rodríguez; el Presidente de la Asamblea de Apoderados, señor Gabriel Yañez, el Secretario señor Nicolás Paseiro.
De Regla estaban las autoridades, con el señor Alcalde a la cabeza, y multitud de valiosos elementos sociales, viéndose muchas y bellas damas y señoritas, comerciantes, industriales, etc.
La Banda de la Cruz Roja de Regla amenizó el acto, ejecutando el Himno Cubano y la Marcha Real, mientras el Ilmo.. Sr. Obispo bendecía las banderas española y cubana, las que fueron izadas en los mástiles respectivos, actuando como padrinos el Excmo. Sr. D. Alfredo Mariátegui y Carratalá, Ministro de España y su esposa doña Angela Fábrega de Mariátegui.


LECTURA DEL ACTA DE INAUGURACION. LOS DISCURSOS.
En el escenario tomaron asiento el Ilmo.. Sr. Obispo de la Habana, el Excmo. Sr. Ministro de España y su esposa, el Alcalde, doctor Loredo y esposa, la Comisión del Casino Español de la Habana, el Rvdo. Cura párroco de Regla, el secretario del señor Obispo y miembros de la Directiva del Centro Español de Regla.
Leyó el acta de la inauguración, el secretario del Centro. A continuación hizo uso de la palabra el Presidente de la Sociedad, señor Fermín Méndez Neira. Su peroración sorprendió gratamente al auditorio y llamó la atención por su corrección, sobriedad y por la sinceridad de que estuvo rebosante.
El orador, modestamente, dijo que no era tal y pidió benevolencia; saludó y agradeció su asistencia, a las autoridades, público y prensa y especialmente a las damas. Hizo la completa historia del Centro Español, concisamente, con datos claros y precisos, y nos hizo ver el esfuerzo realizado para poder llegar al fin ansiado.
Remarcó las francas corrientes de fraternidad existentes entre los elementos españoles y cubanos, y a propósito citó el caso de que el digno Alcaide de Regla, espontáneamente, guiado tan sólo por el afecto y la simpatía que por el Centro Español y sus socios siente, se tomó la pesada labor de decorar parte del salón de fiestas y pintó, por cierto de mano maestra, el telón de boca del escenario y seis completas decoraciones.
Esta casa —dijo el señor Méndez Neira— ha sido fabricada por cubanos y españoles unidos en fraternal abrazo y es la casa de todos y para todos. El señor Méndez Neira fué felicitadísimo por su bello y sentido discurso.
El señor Juan G. Pumariega le siguió en el uso de la palabra y su improvisación fué reflejo fiel de los sentimientos más puros de españolismo y de verdadero amor a la tierra cubana. Elogió grandemente el señor Pumariega la labor de los pocos, en número, españoles que han realizado la gran obra que ayer se inaugurara.
Tuvo elogios grandísimos, y por cierto muy merecidos, para el Alcalde, Dr. Loredo, cuyo rasgo, pintando el decorado y el telón de boca, dijo, demuestra claramente la afinidad existente entre cubanos y españoles, pues se da el caso de un cubano que con su esfuerzo material y generoso, contribuye a la realización de algo español.
Firme en su deseo de hacer resaltar la fraternidad hispano-cubana, el señor Pumariega recuerda la visita de la Nautilus, y la de Altamira, y los agasajos que los más netamente revolucionarios elementos cubanos tuvieron para los marinos y para el docto profesor.
¡Adelante! —les dice a los miembros del Centro el señor Pumariega—; adelante, y si en el camino tropezáis con un alma mezquina que esconde odio en su seno, creed que se trata de un caso aislado de enfermedad esporádica. Después de afirmar que los españoles, aunque lo sean tanto como él lo es, no se pueden considerar extranjeros en Cuba, hizo votos por la prosperidad del Centro, tuvo frases floridas para la mujer cubana, y presagió días de esplendor a aquél.
Muy aplaudido y felicitado fué el señor Pumariega por su brillante improvisación.
Al ir el señor Miguel Coyula a hacer uso de la palabra, una larga salva de aplausos le mantuvo silencioso buen rato.
Por fin pudo hablar: y sus primeras palabras fueron, más o menos, las siguientes:
“Acostumbrado como estoy a la lucha política, cuando he de hablar en una ocasión, como la de hoy, me siento feliz; me parece que me hallo en un oasis rosado…”
La oración pronunciada por el elocuente orador merecía ser tomada taquigráficamente. Fue mucho, muy bello y muy importante cuanto dijo “Esta no es la fiesta de los españoles; es la fiesta mía, la de mi pueblo”; y así, en este diapasón fraterno, prosiguió el orador levantando tempestades de aplausos; elogió la labor del presidente del Centro Español cuya modestia —dijo— le hacía creer que él solamente era presidente de lo creado por otros siendo así que había sido uno de los más esforzados paladines de la obra consumada.
Hablando de los lazos que unen a Cuba y España, recordó la buena acogida que los cubanos tienen en la que fué Metrópoli; y cita el caso del licenciado Mario García Kohly, Ministro de Cuba, tan agasajado allá; y el doctor Tamayo que no lo fué menos; y los representantes cubanos que asistieron a las solemnes fiestas del centenario de las Cortes de Cádiz, los Giberga, los Armenteros, etc…
“Si hubo favoritismo por algunos de los Delegados en aquella ocasión —dijo el orador— lo obtuvieron los representantes de Cuba”. Habló, siempre en apoyo de la fraternidad y en demostración de que es un hecho cierto, de la visita de la Nautilus a Cuba y de la del Patria a España, en donde los marinos cubanos fueron objeto de señaladas muestras de cariño.
Habló de la grandeza de España, de lo bueno que produce en todos los órdenes, de sus hombres ilustres, presididos —dijo— por un demócrata vestido de Rey, tal vez por equivocación, Alfonso XIII.
Y en un párrafo brillante —añadió— que la corriente hacia España puede preservar a Cuba contra futuros peligros.
La alegría que siento —prosigue— la turba el pensar que tal vez a estas horas habrá dejado de existir el general Rabí. —Hace el elogio del caudillo desaparecido. —Saluda a las autoridades presentes, a las damas, y remata su brillante discurso con brillante párrafo que queda ahogado por la estruendosa aclamación de que es objeto por parte del auditorio electrizado por la oratoria del Ilustre hijo de Regla.
LUNCH. SE SUSPENDE EL BAILE.


Luego, la concurrencia fué obsequiada espléndidamente sirviéndose en mesa especial dulces, sándwiches y champagne a las autoridades e invitados. Los demás festejos, el baile entre ellos, fueron aplazados por la muerte del general Rabí.
Bibliografía y notas
- “Inauguración del Casino Español de Regla”. Diario de La Marina. Año LXXXIII, núm. 340, 6 de diciembre 1915, pp. 1, 10.
- Personalidades y negocios de la Habana
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