Muere el doctor Clemente Vázquez Bello a la edad de 47 años. Había nacido en la ciudad de Santa Clara el 23 de noviembre de 1885, y comenzó sus estudios en el colegio de don Juan Clemente Zamora, por el cual han pasado muchas de las principales figuras de esta generación en las Villas; entre ellas el presidente de la república, general Gerardo Machado y Morales.
A los 17 años se recibió de bachiller en el Instituto de Segunda Enseñanza de su ciudad natal; y en 1906 de abogado en la Universidad Nacional. Ejerció su carrera en Santa Clara, desempeñando los cargos de abogado de oficio y presidente de la Junta de Educación.
LA PRIMERA VEZ QUE FUE ELECTO
En noviembre de 1910, fué electo representante por su provincia, y al ir a tomar posesión del cargo, en abril de 1911, la Comisión de Actas de la Cámara de Representantes, en su mayoría, emitió dictamen favorable a la proclamación del doctor Vázquez Bello, contra la cual se había presentado una protesta firmada por el señor Orestes Ladrón de Guevara.
Este dictamen estaba calzado con las firmas de José A. González Lanuza, Fernando Freyre de Andrade, José A, García Feria e Ibrahim Urquiaga, pero el restante miembro de la Comisión, en un voto particular, proponía que se aceptase la protesta del señor Orestes Ladrón de Guevara, que alegaba que al doctor Vázquez Bello le faltaban veintidós días para cumplir la edad legal de 25 años para ser representante, en primero de noviembre de 1910, o sea en el día de las elecciones.
Y en defensa del derecho adquirido por el voto de sus conciudadanos, el doctor Vázquez Bello pronunció en la propia Cámara de Representantes discursos elocuentes pletóricas expresiones del sentimiento de un hombre a quien mordía la injusticia y contra ella desataba toda su gran naturaleza de jurista y de tribuno;
Y así, a pesar de que era su contrincante, en defensa del voto particular, un orador tan brillante y experto en el arte de hablar como el doctor Enrique Roig, Vázquez Bello estuvo a punto de vencer, dominando a los que le impedían el libre acceso al templo de las leyes;
Pero los intereses ya creados impusieron su necesidad con su peso abrumador, y una mayoría de votos decidió que Vázquez Bello no tenía la edad legal para ser representante y si bien no entró entonces en la Cámara, dejó en aquel recinto, por algún tiempo, el recuerdo de los primores de su voz elocuente inspirada por los alientos dé un alma joven que representaba, desde aquel momento hermoso porvenir.
LE ALENTÓ EL FRACASO
No invadió el desaliento a Vázquez Bello porque al ser derrotado en su aspiración cobró nuevos bríos y volvió a presentarse candidato a representante en 1912; fué electo y tomó posesión del cargo en abril de 1913, para el período congresional que terminó en abril de 1917.
Electo senador más tarde y Presidente de la Alta Cámara, desempeñó este puesto con singular acierto, después
de la renovación de 1931.
FUE UN DISCIPLINADO
Desde Joven figuró en las huestes liberales. En la revolución de agosto de 1906, tomó las armas en defensa del Partido Liberal, ingresando en el Ejército Constitucional a las órdenes del actual Presidente de la República, general Gerardo Machado y Morales, alcanzando el grado de teniente y siendo ayudante de campo de dicho general, Vázquez Bello ha llegado a la cima por su disciplina, su amor al programa del Partido y su recta conducta.
Por su labor infatigable como presidente del Comité de barrio de su residencia en Santa Clara, como presidente de su Asamblea Municipal, como presidente de la Asamblea Provincial de las Villas y como presidente de la Asamblea Nacional del liberalismo Vázquez Bello unía a su talento, a su palabra, a su persistencia en todo propósito, un carácter muy firme y muy seguro, en el que se asociaban la energía y la bondad y una fortaleza de espíritu que se desenvolvía en el más perfecto equilibrio; lejos de las crueldades y durezas de los que confunden lastimosamente el rigor con la justicia.
Por estas cualidades únicas se destacaba su figura política con finura y elegancia congénitas, y tal vez sea esto lo que informa, en gran parte, el secreto de sus éxitos. En la presidencia de la Cámara de Representantes dejó Vázquez Bello una huella que no podrá borrarse nunca del historial de ese cuerpo colegislador. Convirtió un viejo caserón colonial en el magnífico palacio que hoy sirve de albergue a la Secretaría de Instrucción Pública
y Bellas Artes.
Devoto de la cultura de su pueblo, dió impulso al progreso de la Biblioteca cameral, haciendo de ella una de las más nutridas y útiles de Cuba, instaurando para el servicio popular, especialmente del obrero, la Biblioteca “Maceo”, nombre ilustre con que quiso consagrarla, evocando la gloria del magnífico cubano que más peleó por la redención de su patria.
Transformó también el edificio del Senado durante su presidencia. Las iniciativas parlamentarias del doctor Vázquez Bello fueron muchas y puede afirmarse sin exageración que si se hubieran atendido sus indicaciones y se hubiesen aprobado sus proyectos todos, acaso problemas importantes de la economía nacional tendrían ya una solución inteligente y acertada.
LA OBRA DEL LEGISLADOR
En la Cámara de Representantes presentó el doctor Vázquez Bello muchas leyes. Recordamos el proyecto prohibiendo la venta de tierras a los extranjeros, la ley que derogó la de Espionaje de 1918, el Servicio Militar Obligatorio para los cubanos y la de Subsistencias; la que derogó el arcaico e improcedente examen de grado en las carreras que se cursan en la Universidad Nacional, la de la carretera de Sancti Spíritus a Guayos;
La del parque de San Juan de los Yeras, la de Organización de las bandas de música del Ejército, la que benefició a los profesores supernumerarios de los Institutos de Segunda Enseñanza, la de la carretera de la Esperanza a Santa Clara, la de la carretera de Mata a Cifuentes, e innumerables leyes socorriendo con donativos y pensiones a las familias de los veteranos de la Independencia;
La ley para reparar las escuelas públicas de las Villas, la que reorganizó el Cuerpo Jurídico Militar, la del Parque Modelo de Santa Clara, la del aumento de sueldo a los empleados de las Audiencias, la de la carretera de Santa Clara a Manicaragua, la que dotaba de mayores recursos para la extinción de incendios al Cuerpo de Bomberos de Santa Clara
La de la carretera desde el Damují a Santa Clara, la que disponía la persecución y castigo del acaparamiento de subsistencias, la de la carretera de Santa Clara a San Juan de los Yeras, la que favorecía la industria minera, la de pensión vitalicia al gran ajedrecista cubano Capablanca, la de organización del Cuerpo de Aviación del Ejército, la que elevó a Embajada la Legación de Cuba en España.
La Ley por la cual se conmemoraba, con un monumento en Gibara el desembarco de Colón y el recibimiento que le hizo el primer cacique cubano Manabón, la ley del Palacio de Justicia de Santa Clara, la que creó la Oficina de Policía de Identificación de Extranjeros, la del Museo de Historia y Bellas Artes, en la Habana, y para erigir, en La Demajagua, un monumento conmemorativo del Grito de Yara y otro en Bayamo al cacique Hatuey, y una estatua en Cienfuegos al Padre Las Casas y otra en la Habana al Padre Varela y un monumento en la Punta a Narciso López, Eduardo Facciolo, Francisco D’Strampes, Domingo Goicuria y otros patriotas, mediante informe de la Academia de la Historia;
Uno en Yaya, en honor de los cubanos fusilados en la primera guerra de Independencia; otro en Santiago de Cuba en memoria de la expedición del Virginius; un obelisco conmemorativo de la famosa Protesta de Baraguá y una columna en cada uno de los doce lugares donde se celebraron los principales combates de la guerra de Independencia y un monumento en los antiguos Fosos Municipales, para perpetuar los horrores de la reconcentración y una estatua del poeta Plácido, en Matanzas, frente al lugar en que fué fusilado;
Una estatua en la Habana a don Francisco Pi y Margall; otra en Santa Clara al Padre Chao, en memoria de su generosa conducta con los reconcentrados; y la concesión de distintos créditos para premiar las mejores biografías de Céspedes, Maceo, Agramonte, Martí, Máximo Gómez y Calixto García, y otros créditos para
publicar las correspondencias y documentos de Céspedes, Martí, Gómez y Maceo; la ley para la estatua, en el Parque de los Mártires de Santa Clara, del Vicepresidente Luis Estévez Romero;
La que favorece a 105 sargentos del Ejército con más de 16 años de servicio; la de los bustos de Manuel “Sanguily y Enrique José Varona, y la que creó la Comisión de Informaciones Sociales y del Trabajo, con oficina acreditada en Ginebra. Hasta aquí su labor realmente formidable.
SU GESTION EN EL SENADO
Son de Vázquez Bello las leyes concediendo un crédito de seis mil pesos anuales a la Academia de la Historia, exención de derechos arancelarios a las máquinas para agricultura, la que dispone la erección de una estatua a José Antonio Saco, la que crea la cátedra de Historia de Cuba en la Universidad y en los Institutos;
La que declara de utilidad pública el riego de propiedades agrícolas, la que hace lo mismo con los yacimientos de carbón, la que declara obligatorias la repoblación forestal y la piscicultura, la que modifica la de Jubilaciones de Empleados y Obreros de los ferrocarriles y tranvías y la ley de alcoholes que, al promulgarse, habrá resulto, a juicio de muchos y en muchos extremos la crisis económica de Cuba.
Bibliografía y notas
- “Biografía del Dr. Vázquez Bello”. Diario de La Marina. Año 100, núm. 271, Miércoles 28 de septiembre 1932, p. 2.
- La boda de Regina Truffin y Clemente Vázquez Bello.
- “La verdad sobre el atentado a Clemente Vázquez Bello por uno de sus autores”. Revista Carteles. Vol. XIX, núm. 36, 17 de diciembre 1933, pp. 26, 27, 78, 79, 82.
- “Los asesinos del Dr. Vázquez Bello dejaron el auto cuando se les ponchó”. Diario de La Marina. Año 100, núm. 271, Miércoles 28 de septiembre 1932, pp. 1, 2 y 3.
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