Hermanos de las Escuelas Cristianas San Juan Bautista de La Salle y sus Creaciones. El 24 de junio de 1680, reinando en Francia Luis XIV, apellidado el Grande, San Juan Bautista De La Salle, joven canónigo de la celebérrima metropolitana de Reims, echaba en la expresada ciudad, donde tuvo su cuna, los humildes cimientos del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas cuyo fin exclusivo ha sido siempre la cristiana educación de la juventud.
Ilustre era entre la nobleza de Francia la familia del nuevo Fundador, pero a él personalmente pocos le conocían a la sazón, pues además de contar sólo 29 años, el fervoroso sacerdote era tan amante de la vida oculta, que únicamente andaba ocupado en santificarse y en atender a sus hermanos, huérfanos en temprana edad. El poco tiempo que le dejaban libre sus obligaciones de canónigo y de cabeza de familia, lo dedicaba todo, sin ostentación y sin ruido, a la salvación de las almas.
¿Quien iba a pensar, en 1680, que andando los tiempos llegaría un día en que Juan Bautista De La Salle figurara entre los santos más conocidos y venerados en la cristiandad y sería uno de los bienhechores más insignes de la humanidad, por la fundación del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que directa e indirectamente ha servido de norma a muy respetables y acreditadas congregaciones de Hermanos, fundados posteriormente para la enseñanza. Las siguientes creaciones son un título de gloria immortal para Juan Bautista De La Salle.
La escuela primaria graduada, elemental y superior.
La enseñanza simultánea, que substituyó a la individual y a la mutua.
La Escuela normal para maestros laicos.
La Escuela anexa a la normal.
La Escuela dominical para obreros.
La Escuela de corrección para jóvenes extraviados.
La Escuela técnica y profesional de donde nacieron, en tiempo oportuno, la enseñanza comercial, la enseñanza artística y la llamada segunda enseñanza, técnica o moderna, la cual substituye las lenguas antiguas o muertas por las lenguas vivas, de imprescindible necesidad para el fomento de la industria, del comercio y de las relaciones internacionales.
Según testimonio de los autores imparciales y más competentes en este asunto, nadie puede en justicia negar a ese gran Institutor ninguna de las creaciones antedichas.
Por haber nacido un siglo después del ínclito Fundador de las Escuelas Pías, habrán creído algunos que Juan Bautista De La Salle creó su obra, inspirado por San José de Calasanz. No hay tal; por las circunstancias de los tiempos aquellos, faltos de medios fáciles de comunicación, no menos que de prensa diaria o periódica, y por haber andado siempre tan atareado el santo canónigo de Reims, no le fue dado enterarse de la admirable creación -calasancia, a la cual el noble pueblo español, agradecido tributó desde su principio y hasta la hora presente una merecida, entrañable y nunca desmentida simpatía.
La obra de ambos santos fundadores es genuinamente propia de cada uno de ellos, y tiene su carácter peculiar muy distintivo.
El rasgo más distintivo de la obra de san Juan Bautista De La Salle es su carácter laico-religioso. Ninguno de sus miembros puede aspirar ni llegar al sacerdocio. Los Hermanos de las Escuelas Cristianas se dedican exclusivamente a la Enseñanza abarcando todas sus ramas.
El primer establecimiento de los Hermanos en Cuba fue fundado en 1905. Es el Colegio De La Salle del Vedado.
Colegio de La Salle
Después de una ardua labor de paciente organización inició esa gran educacional el Hermano Adolfo Alfredo, en calidad de primer Visitador y Director. Continuó su obra otro educador insigne, el Hermano Hilario José (q.e.p.d.) quien empezó las construcciones del edificio que ocupaba en 1925 el Colegio De La Salle.
Se estableció este primer establecimiento docente de los Hermanos en Cuba, con la aprobación, alta protección y eficaz ayuda del Excelentísimo e Ilustrísimo señor Pedro González y Estrada, obispo de la Habana, a quien es Justo atribuir el título de cofundador del Colegio De La Salle, con el Rdo. Hermano Adolfo Alfredo.
Fue incorporado el Colegio De La Salle al Instituto de Segunda Enseñanza de la Habana el 28 de Marzo de 1912. Constante fue su desarrollo. Año tras año se realizaron varias importantes ampliaciones hasta alcanzar un estado de gran prosperidad en bien de la cultura nacional.
Entre las innovaciones educacionales más notables del Colegio De La Salle era de señalar la introducción decidida de la Educación Física con curso regular y obligatorio para todos los alumnos, desde el año 1912. El Colegio De La Salle fue en Cuba el primer centro docente que celebró un gran concurso de gimnástica escolar en el que participaron en conjunto todos sus alumnos.
Se amoldaba su plan de Enseñanza a los programas oficiales y empleaba los sabios métodos De La Salle, propios del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Varias obras de educación popular externas al Colegio estaban dirigidas por los Hermanos De La Salle. La más importante entre ellas era la Escuela Gratuita anexa al plantel, donde los Hermanos educaban, sin percibir retribución alguna, a cerca de doscientos alumnos de la clase popular.
Desde su fundación el Colegio De La Salle prestó especial atención a las obras post-escolares, fomentando particularmente las Asociaciones de Antiguos Alumnos, para ayuda y cultura mutua de sus miembros.
Labor Educacional del Colegio De La Salle
Por el Doctor Carlos Azcárate y Rossel.
Si la misión del Abogado es defender al amparo del Derecho, los intereses sacrosantos de la justicia contra los intereses espúreos de la maldad. Si el médico aspira con el ejercicio de su profesión a librar al cuerpo de los males que lo enferman, Y a librar el espíritu de los males que lo entristecen.
Si el artista en fin, ora haciendo surgir de su paleta mágicas combinaciones de colores, ora tallando el mármol con la destreza de su cincel, procura copiar las maravillas que nos ofrece el mundo, y unirlas a las maravillas que le ofrece su imaginación…
Corresponde al educador en cambio aunar esos tres ideales, fundiendo parte de cada uno en un todo complejo, que consiste en inculcar en el alma de sus discípulos la obediencia a los mandatos divinos y a los preceptos de la ley, en inducirlos a amar a la ciencia y a amar aún más a sus semejantes, y en convertirlos en exaltados apologistas de todo lo que sea virtud, de todo lo que sea belleza, de todo lo que sea arte.
Y de esos forjadores de corazones, que cambian a su antojo el mañana de los pueblos, y que en labor altruista ven pasar los años sin más empeño que enseñar al que no sabe, y sin más placer que transmitir a los niños sus propios conocimientos está llena nuestra República para fortuna de los que en Cuba viven y para gloria de los que en Cuba nacimos.
Hay colegios en sus seis provincias que se adaptan a las últimas exigencias de la pedagogía moderna, que poseen un cuerpo de profesores ilustrados y virtuosos, que observan un plan de enseñanza capaz de servir de norma a los establecimientos análogos del extranjero, y que -en una palabra- son en todo admirables y en todo causan admiración. Y entre ellos ocupa uno de los primeros lugares por su historia y por su alta categoría, el Colegio De La Salle cuyo majestuoso edificio se eleva en el más aristocrático de los barrios de la Habana: el barrio del Vedado.
Si juzgando los resultados de una obra, se juzgan el valor de los elementos que intervinieron en su formación, pocos planteles pueden sentirse tan satisfechos de sí mismos, como éste regido por los Hermanos de las Escuelas Cristianas que habiendo comenzado a vivir sin recursos y sin la ayuda de nadie, ha sobrepasado en cuatro lustros de ruda brega, las más optimistas profecías, con su desarrollo vertiginoso y con su portentoso número de alumnos.
Añadid a esto un gabinete de física y un museo de historia natural, a cuyo frente se encuentran dos sabios maestros; tened en cuenta que los sucesores de Juan Bautista De La Salle están, dotados de un espíritu sencillo y de un carácter bondadoso; recordad que sus alumnos por pequeños que sean guardan un entrañable afecto al Colegio, afecto que crece a medida que corre el tiempo; y comprenderéis cómo es que en poco tiempo se han obtenido tan espléndidos triunfos, y cómo es que la Orden goza entre nosotros de una tan grande fama que nadie ha pretendido arrebatarle.
Los libros publicados por los Hermanos Cristianos asombran por su notable sencillez y por su claro método pedagógico, habiéndose hecho acreedores a que muchas escuelas privadas y muchas públicas, los hayan escogido como obras de texto.
Hay algunos que como la Geometría y la Gramática de Gabriel María Bruño, no han sido hasta ahora en su género ni superados ni igualados. En ambos los conceptos abstrusos se convierten en fáciles; y los ejemplos intercalados con profusión y acierto prestan amenidad a la aridez de la ciencia. Quien no los comprenda es porque no quiere comprenderlos. Quien los censure es porque no los conoce.
Edificio amplio, métodos modernos, profesores abnegados, alumnos que son miembros de nuestra más distinguidas familias… ¿Qué más puede esperarse si en esta tierra la imperfección es la única reina que nunca ha de ser destronada, y si es absurdo exigir a los hombres más que los hombres pueden hacer?
He ahí un asilo cariñoso para todos los que empiezan a vivir; he ahí un recinto amable para aquellos que ansían alumbrar sus cerebros con los resplandores de la ciencia, y para aquellos que quieran ennoblecer sus corazones con la dulcedumbre infinita de una creencia en la eternidad.
Es lógico pues que un libro que habla de Cuba y de los cubanos, se hable también del Colegio De La Salle, aunque quien de él hable no sea el más autorizado para hacerlo. Baste sin embargo, al contento del autor de estas líneas y a la tranquilidad de los que vayan a leerlas, recordar que el mérito de los hombres no depende de lo que escriban sus panegiristas, porque éstos pueden ser elocuentes con defecto o incapaces con exceso.
Y baste también comprender que la verdades que son aceptadas por todos, no es necesario que sean proclamadas por nadie. Cesen por tanto las alabanzas y termine nuestro artículo, en el que celebrando a un colegio que tan brillantes éxitos ha logrado, celebramos de modo indirecto al país que ha servido de escenario a esos éxitos.
La simiente por sí nada vale; es preciso que el terreno la haga fructífera. Y en nuestro caso semilla y suelo se juntaron para producir este árbol inmenso, cuyo tronco se eleva majestuoso hacia el cielo, fortalecido por la savia de la fé, y cuyas ramas que prestan cariñosa sombra, se extienden sobre la tierra hermoseada por el verdor de la esperanza!
Referencias bibliográficas y notas
- Hermanos de las Escuelas Cristianas San Juan Bautista de La Salle, y sus Creaciones en El Libro de Cuba. Habana: Talleres del Sindicato de Artes Gráficas, 1925. pp. 617-621
- Tzortzaki, Georgia. «Los colegios católicos en La Habana. Compromiso social y función educativa (1902-1952)». Tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 2019. [En línea: PDF]
- Personalidades y Negocios de la Habana
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