

Estuvo la Coopat Sánchez & Compañía establecida hacia 1925 en una de las arterias más industriales en su ramo o sea en la barriada del Cerro calle de San Salvador, número once, la Habana. Fue el edificio de su propiedad siendo construido a todo costo para llenar las necesidades del negocio y poder ensanchar el radio de sus operaciones.
Constituían la razón social las personas que a continuación se expresan:
- Carlos B. Zetina, gerente y principal accionista de la fábrica
- Fernando Coopat, gerente
- Venancio Sánchez
- Ramón Rivera
- Antonio Muiño
Su producción era de calzado para señoras solamente y, sus calidades y precios de competencia tanto industrial como mercantil estaban hechos para favorecer a las clases media y trabajadoras.
Se reorganizó la Compañía en julio de 1922 en la calle de Tamarindo números 45 y 47 en Jesús del Monte, con un capital en números redondos de cuarenta mil dólares y fabricando entre 60 y 120 pares de calzado al día; llegando a alcanzar tres años después un capital de algo más de cien mil dólares y una producción es de 600 a 700 pares diarios. Aproximadamente unas doscientas familias vivían de este negocio.
Sus ventas anualmente fluctuaban entre trescientos cincuenta y quinientos mil pesos, pagando a sus obreros y empleados por jornales y sueldos algo más de cien mil pesos anuales.


Sus máquinas eran de lo más moderno en su ramo y sus dueños no omitían gasto de ninguna especie cuando se trataba de modernizar su maquinaria para que los obreros tuvieran mayores facilidades y ventajas, así como que hubiera mejoramiento en su producción.
La fábrica se movía por electricidad y estaba distribuida por departamentos con un motor para cada sección, teniendo en total una fuerza inicial de algo más de cuarenta caballos.
El personal obrero no trabaja más de ocho horas diarias y los sábados terminaba sus labores a las once de la mañana, trabajando en total a la semana sólo 44 horas, y estando satisfecho del trato que recibía, haciendo su trabajo a conciencia del hombre que está contento; cualesquiera petición justa que hicieran a la gerencia de la negociación inmediatamente atendida, pues de antemano sabían que les sería concedida.
Como una prueba patente del estado de ánimo favorable a la negociación en que se encontraba el personal, citamos aquí el caso, de que la Fábrica pudo formar en solo dos reuniones donde se explicó el objeto de ellas, una caja de ahorros en la que todo obrero, empleado o socio del negocio, tenía que dejar el dos por ciento sobre sus jornales, sueldos y remuneraciones, cediendo la negociación, el uno por ciento sobre el importe de jornales y sueldos, con todo lo cual se pudo crear un fondo previsor de auxilios mutuos para casos de emergencia y necesidad.
La Negociación tenía el proyecto de fomentar entre sus obreros y empleados, una sociedad cooperativa y crear el seguro de vida con los mismos fondos de su Caja de Ahorros que llevaba el mismo nombre de la negociación VELMA, pues de esta manera no solo obtenían la remuneración de su trabajo, sino un aliciente para el futuro, en el cual con el ahorro y previsión contribuían al mejoramiento y tranquilidad de sus familiares.
Esta es en síntesis la historia de un negocio que fue enteramente moderno y en el cual se asociaron en estrecho abrazo el capital y el trabajo.
Referencias bibliográficas y notas
- Coopat Sánchez & Compañía en El Libro de Cuba. Habana: Talleres del Sindicato de Artes Gráficas, 1925. p.799
- Personalidades y Negocios de la Habana
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