

El doctor Eduardo Belot y “San Rafael” la clínica hidroterápica en la calle del Prado números 67 y 69. Hace próximamente medio siglo (Ca. 1844) la Hidroterapia, dejando á un lado los ensayos empíricos, entró en la vía positiva y experimental que para fines del siglo XIX elevaba al rango de las verdaderas ciencias á este método terapéutico que, después de todo, era de lo más eficaz con que contaba la medicina para prevenir ó curar las enfermedades.
Para comprender su importancia, basta fijarse en el arma que manejaba, el agua, y en que ésta, en sus relaciones con el organismo humano, juega un triple papel: es indispensable á la vida, necesaria para la higiene y muy útil para curar. Por eso en el mundo entero, el método hidroterápico gozó fama y disfrutó merecido renombre, patrocinado por los médicos de todas las escuelas y aclamado por gran número de enfermos que á él debieron alivio ó la curación de sus dolencias.
La introducción y vulgarización de este método curativo entre nosotros, fué obra del doctor Eduardo Belot, cuyo retrato engalana nuestra plana de honor, y la ciudad de la Habana le es deudora del primer establecimiento hidroterápico, que aún existía en 1894, en el edificio construido para ese objeto é instalado según las reglas del profesor Fleury, en la calle del Prado, y del cual ofrecemos algunas ilustraciones en la presente página.


El doctor Belot hizo sus primeros ensayos en un pequeño departamento que estableció en la casa de salud “San Rafael” calle de la Reina número 149, el año de 1865.
El éxito alcanzado aumentó de tal modo la concurrencia del público que fué preciso agrandar aquella modesta instalación, y de ese modo nació, como reclamado por la humanidad dolorida y enferma, el establecimiento hidroterápico de la calle del Prado números 67 y 691, que se abrió al público el día 8 de diciembre de 1873, y que la Habana entera conoció con el nombre de “Belot”.


Por cierto que ocurrió un incidente cómico, que pudo convertirse en drama, con la llegada de los aparatos que venían consignados al doctor Belot para su nuevo establecimiento. Era en la época de la guerra y al ver saltar sobre los muelles las grandes cajas que contenían los artefactos para las instalaciones, no faltó quien, sobrecogido, denunciara al gobierno que se trataba de terribles instrumentos de destrucción… El coronel Galler, que era á la sazón jefe de policía, se encargó de descubrir el sainete.
Durante el largo período de treinta años (en el momento que se escribe este artículo) que el doctor Belot dedicó a la hidroterapia, le prestaron su concurso inteligente los doctores Montané, Vicente B. Valdés y Robelin, en distintas épocas y compartiendo con él la dirección del establecimiento el doctor Tamayo eficazmente secundado por el doctor Tejada.
Ambos facultativos antes de dedicarse á las consultas y manipulaciones hidroterápicas hicieron detenidos estudios teóricos y prácticos sobre los diversos aspectos de esta especialidad médica, porque ellos, como el doctor Eduardo Belot, creían que el hidrópata no nace, como el poeta, sino que se hace al cabo de la práctica.
El doctor Eduardo Belot no sólo era médico distinguido, sino un artista apasionadísimo, de gran sentimiento y gusto bien depurado. Desde muy joven se dedicó á la música, llegando á ser un pianista verdaderamente notable, de extraordinaria ejecución, y un exquisito sentimiento artístico. Fué íntimo amigo del gran Espadero y podía ostentar entre sus timbres la predilección que por él tuvo el excéntrico y genial maestro con quien tocaba, á cuatro manos, su instrumento favorito.


El establecimiento hidroterápico de Belot conservó el primer puesto entre los que funcionaban en la Habana, no sólo por su antigua historia como fundador de la hidroterapia cubana, sino por estar montado á la altura de los mejores de Europa y contar con un personal perito y preparado en las prácticas de esa rama de la medicina.
El Fígaro cumple un deber de justicia presentando en sus planas al doctor Eduardo Belot y su obra para rendirle, lo mismo que á los doctores Tamayo y Tejada, el testimonio de respeto y estimación.
Bibliografía y notas
- “El Dr. Belot y su obra”. Revista El Fígaro. Año X, núm. 45, 16 diciembre 1894, pp. 590-591
- La Habana Elegante. Año I, núm. 20, 3 de diciembre 1887, p. 4.
- Personalidades y negocios de la Habana
- Diario La Discusión. Año VII, núm. 1707, 15 de enero 1895 ↩︎
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