
El Ayuntamiento de Sagua la Grande premia sus benefactores. Acto hermoso y edificante, que hace olvidar miserias de la humana vida, fué el celebrado en la culta y simpática villa de Sagua la Grande el día primero de enero de 1912, nuevo año cuyos días van deslizándose.
Es ya tradicional en la pintoresca villa del Undoso, desde 1900, la celebración, en este día, para todos de esperanzas risueñas, del aniversario de la entrada triunfal de las huestes libertadoras; y fué ese también el escogido, muy atinadamente, para hacerse por el Consistorio Municipal, en solemne acto, la entrega de los premios que había acordado distribuir entre ciudadanos que, por su filantropía unos, por sus iniciativas fecundas otros, hiciéronse acreedores á homenaje legítimo de cariño y gratitud.

Para el Ayuntamiento de Sagua la Grande, varias personalidades se hacían merecedoras á una distinción pública, en razón de sus desinteresados servicios á la comunidad; y esas distinguidas personalidades constituíanlas los esposos Sra. Carmen de Oña de López y Lcdo. José Manuel López Silvero, y los señores Juan de Dios de Oña, Francisco P. Machado, Carlos Alfert y Antonio M. Alcover.
Los esposos López Oña, obsequiados con una Medalla de oro, construyeron en el patio del Hospital de Sagua, un hermoso pabellón para tuberculosos, cumpliendo de modo tan gallardo, la voluntad testamentaria de sus hijos María y Elías, arrebatados á la vida en lejanas tierras, víctimas de la traidora dolencia.

Ese pabellón, cuya fotografía ofrecemos, fué el destino que aquellos adolescentes quisieron dar á sus ahorros; y sus amantes y desconsolados padres así cumplieron, como buenos ejecutores testamentarios.
Sagua posee un soberbio sanatorio para tuberculosos, y ha patentizado su gratitud en la medalla que como benefactores, ha otorgado á los padres de María y Elías.
El rico hacendado Sr. Juan de Dios Oña, recibió un artístico diploma, en el que consta habérsele declarado Hijo Predilecto de Sagua. Al señor Oña puede ya considerársele un filántropo cubano. A sus expensas y en terrenos de su propiedad, construyó un Asilo para ancianos desamparados.

La suntuosa casa, de su propiedad también, que ocupa “El Liceo”, de Sagua la Grande, donóla como base rentística de una institución benéfica que ha dejado fundada con la denominación “Oña Ribalta”. Cedió graciosamente terrenos para el edificio del Centro de Veteranos; urbaniza un nuevo barrio sin espíritu especulativo alguno; ha construido una magnífica calzada, que sirve de paseo; y, por último, tiene en proyecto la construcción de un gran teatro y la donación de una casa para biblioteca pública.

Y medalla de oro, por sus labores é iniciativas en pro del fomento, ornato y prestigio de Sagua, fueron otorgadas, con aplauso general, á los señores Francisco de Paula Machado Alfonso, ex Secretario de Hacienda y de Agricultura, á quien aquella villa debe muy dignas obras de altruismo; á Carlos Alfert Leiva, rico comerciante que, como sagüero amante del terruño, abrió siempre su bolsa y prestó su concurso decidido, á todas las nobles y provechosas iniciativas; y á Antonio Miguel Alcover, Jefe del Archivo Nacional, que siempre se significó por su acendrado amor á Sagua.

Bibliografía y notas
- “A través de la República: En Sagua de la Grande.” Revista El Fígaro. Año XXVIII, núm. 2, 14 enero 1912, p. 20.
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