

El Laboratorio Bluhme y Ramos de los doctores Otto Bluhme y Francisco Solano Ramos desde 1912 en la Habana. Uno de los ramos industriales en que, por mayor manera, Cuba era tributaria del extranjero y vivía obligada a depender del comercio de importación para ciertos productos de uso indispensable era en el ramo de preparaciones químico-farmacéuticas.
A este respecto pudiera decirse que nuestra República era como consumidora una cliente superior, pero como competidora absolutamente inofensiva por lo nula de su producción. O casi nula. Porque hoy (en 1918), el Laboratorio Bluhme Ramos de que nos hemos de ocupar aquí es ya desde hace poco más de un lustro —un centro productor que acredita una firma, honra una profesión y enaltece un país.
La firma Bluhme Ramos goza ya de sobrado crédito en Cuba y fuera de Cuba, la profesión médica puede mostrarse honradamente orgullosa de estos dos galenos, los doctores Francisco Solano Ramos y Otto Bluhme y nuestro país disfruta de envidiable enaltecimiento científico por el renombre que han sabido conquistar estos ejemplares facultativos.


A pesar del relativamente breve tiempo que lleva funcionando la institución creada por la feliz y benéfica iniciativa de los doctores Bluhme-Ramos cuenta ya, no solo con la soberbia instalación en el edificio-cuna de San Lázaro esquina a San Nicolás, sino que posee una planta para preparar sueros en Santiago de las Vegas y en construcción se halla otra que se erigirá en Luyanó para ser destinada a la preparación del suero contra la pintadilla.


Esto nos lleva como de la mano a referir lo que es ya un hecho de general conocimiento entre los criadores del ganado de cerda y entre los que por algún motivo se interesan por la riqueza pecuaria en Cuba.
Todavía no hace dos años cuando un criador de cerdos veía aparecer en sus ejemplares la terrible “pintadilla” sabía que tal aparición era nuncio seguro de ruina porque la plaga no acabaría sino con el último individuo atacado.
Hoy y gracias a la preparación que los doctores Bluhme Ramos han facilitado a los ganaderos la antes temible “pintadilla” es un peligro cierto, pero fácilmente evitable y de seguro éxito las ampolletas en que los puercos hallan la panacea precisa para ese diezmador enemigo.
Cual sea la eficacia y la merecida fe que el suero preparado por los doctores Bluhme-Ramos ha sabido conquistar lo acredita elocuentemente y con singular laconismo la cifra de 350.000 ampolletas vendidas en poco más de un año, dentro de nuestro país.
Difícil es prestar a la riqueza ganadera de Cuba más señalado servicio que el prestado por los doctores Bluhme-Ramos con su infalible preparación contra la pintadilla.
No está el renombre de estos laboriosos Profesores cimentado solamente en este éxito tan completo y halagüeño.
Es la humanidad doliente la que por varios modos resulta acreedora a los doctores Solano Ramos y Bluhme de señaladísimos y constantes beneficios, con los servicios que su Laboratorio presta tanto a la infancia, desvalida e indefensa contra la Parca y su cohorte de peligrosas enfermedades, como nuestros semejantes caducos, marchitos, vencidos…


Cuando vean nuestros lectores en la prensa y en las farmacias los letreros o anuncios se avisa y ofrece la venta de “Bacilos búlgaros vivos”1, recuerde que gracias a los doctores Bluhme Ramos es que en nuestra patria disfrutamos ya de esa maravillosa preparación que dilata precisamente existencias ensanchando las fronteras del vivir a los que ya pisaban los fatídicos umbrales más allá…
Refiriéndonos concretamente las que se preparan en sus Laboratorios para los niños en lactancia y para los adultos desnutridos debemos señalar la doble especialidad, leche pasteurizada para los biberones y la leche hiper cremada para los débiles o anormales estómagos que hacen padecer miseria fisiológica, de otro modo no
evitable.


Además de gerenciar el laboratorio que se encontraba en la calle de San Lázaro 212-214, teléfono A-5879 y ofrecer análisis clínicos, sueros y vacunas, eran los doctores Otto Bluhme jefe del laboratorio clínico del hospital número 1 y bacteriólogo de la casa de salud de la Asociación de Dependientes y Solano Ramos por su parte ayudaba en la Cátedra de Microscopía y Química Clínicas de la Facultad de Medicina y había sido jefe del laboratorio clínico del Sanatorio del Centro Asturiano.2
Dollero además del párrafo anterior cuenta que: En los Laboratorios Bluhme-Ramos el Dr. Solano Ramos, pinareño, puede ufanarse de haber contribuido muy eficazmente al enriquecimiento de la ciencia en los ramos de la bacteriología, de la biología, de la opoterapia y de la dietética, en colaboración con el Dr. Bluhme y el Dr. Enrique Castelli, notable hombre de ciencias italiano.3
Los doctores Bluhme y Ramos lograron convertir su modesto laboratorio de hace años, en un verdadero Centro Científico, montado con todos los adelantos modernos en un gran edificio reconstruido para el efecto.
Se producen en los Laboratorios actuales toda clase de productos biológicos, (Bacilos búlgaros, hemo-antibacilina, seronefrina, suero renal de cabra para nefritis, vacuna anti-rábica, etc.); sueros fisiológicos, chalmou-grasa para la lepra, sucrosa para la tuberculosis; productos farmacéuticos de varias clases, etc., etc.
El Dr. Castelli contribuye a la importancia de los citados Laboratorios con la fabricación de productos opoterápicos como los siguientes:
Biligenol (extracto de hígado y bilis para trastornos intestinales; orquidol (extracto testicular para el agotamiento genital) ; neurogenol (extracto de cerebro y médula para neurasténicos) ; orariol (extracto de ovario para enfermedades de la mujer). Además todos los que se relacionan con la cura de la tuberculosis. Casi todos los productos opoterápicos son nuevos para Cuba.
Los citados médicos son beneméritos de la ciencia en Cuba, y nos honramos con unir a los demás aplausos el nuestro, desde las modestas columnas de esta obra.
Bibliografía y notas
- Lactobacillus delbrueckii subsp. bulgaricus. Véase: https://es.wikipedia.org/wiki/Lactobacillus_delbrueckii_subsp._bulgaricus ↩︎
- Dollero, Adolfo. “Laboratorios Bacteriológicos”. Cultura Cubana. Habana: Imprenta El Siglo XX, 1916, p. 473 ↩︎
- Dollero, Adolfo. Cultura Cubana (La provincia de Pinar del Río y su evolución). Habana: Imprenta Seoane y Fernández, 1921, pp. 181-182 ↩︎
- Boletín oficial de la Secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo. Año XI, núm. 7, 31 de enero 1917, p. 431.
- Personalidades y negocios de la Habana
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