El Reverendo Padre Benito Viñes. La mano inexorable de la muerte, arrancando una estrella de primera magnitud en el firmamento de la ciencia, acaba de sembrar el luto en los corazones de los sabios que comprendieron el mérito del P. Viñes, y en los corazones también de todos los que, sin poder abarcar sus valiosas prendas, estábamos acostumbrados á mirarlo con aquel estupor con que solemos contemplar los astros del cielo, aunque no sepamos medir sus distancias, calcular su peso, marcar su velocidad, analizar sus componentes físico-químicos.
Como brillantes meteoros, han atravesado este mundo, iluminándolo con los rayos de su saber, los eminentes Sechi, Perry y Viñes, honor, el primero, de Italia, el segundo, de Inglaterra y el tercero, de España. Los tres han caído uno tras otro, y la Compañía de Jesús, cuyos miembros eran, llorará con eternas lágrimas la luctuosa desaparición de esa brillante trinidad científica.
¡Quién había de pensar en el mes de octubre del año pasado, cuando el P. Benito Viñes derramaba desde su Observatorio torrentes de ciencia que se apresuraban á recoger en sus columnas los diarios de esta capital, que en el octubre del 93, se vería privada la Habana y la isla entera de tan buen amigo y profundo maestro!
El 24 de julio bajaba á la fosa el cadáver del eminente meteorólogo, entre el silencio y la tristeza de multitud de personas, que al retirarse del fúnebre recinto, creían leer con letras de fuego, escrito en el tempestuoso horizonte, el nombre del que tantas vidas y haciendas arrancó á las furias de los vendavales.
El P. Viñes, con el auxilio eficaz que siempre le prestó el Real Colegio de Belén, consiguió elevar á gran altura el Observatorio, al cual dotó de instrumentos magníficos y de mucha precisión. En él se ve un gran anteojo montado en ecuatorial de Cooke, cuyo objetivo mide seis pulgadas de diámetro, con cinco oculares, prisma de reflexión, oscurantes de tinta neutra graduados, aparato de proyección para la observación de las manchas solares, espectróscopo de visión directa de Janssen, construido por Hilger, de gran poder dispersivo, y espectróscopo estelar de Mc. Clean’s, construido por Browning, ambos adaptables á la ecuatorial.
Un magnetómetro unifilar de Elliot Bró, un theodolito de Tronghton , un cronómetro de Isaac , un inclinómetro de Casella, un nephóscopo de reflexión, un indicador del tiempo durante el cual brilla el sol, llamado por los ingleses “Universal Sunshine Recorder”, construido por Lecky, instrumento sumamente útil é ingenioso, y otros muchos aparatos, tanto para la parte magnética como la meteorológica, que sería largo enumerar.
Sus observaciones, que por trimestres publicaba, han sido objeto de grandes alabanzas en todos los Observatorios, especialmente en los de S. Petersburgo, Londres, Christianía, Upsal (Suecia), Washington, Río Janeiro y otros muchos, con los cuales sostenía continua correspondencia.
Uno de los hombres que más apreciaba al P. Viñes, era el eminente sabio norteamericano Mr. William Ferrel, muerto poco ha.
Por su obra sobre los huracanes, mereció el título de socio de mérito de la Real Academia de Ciencias de la Habana, socio de mérito del Círculo de Hacendados, miembro de la Sociedad Científica de Bruselas y de otras sociedades de Francia y Alemania.
En las exposiciones de Filadelfia (1876), París (78) y Barcelona (88), fueron premiados con diplomas y medallas los trabajos que presentó; y últimamente ha mandado una memoria á la exposición de Chicago, que llamará poderosamente la atención de los sabios, pues según se nos ha asegurado, es la obra mejor del P. Viñes.
Se titula “Investigaciones relativas á la circulación y traslación ciclónica en los huracanes de las Antillas”. El viernes 21 de julio la concluyó: el sábado firmaba la carta, dirigiendo la memoria á Mr. Cleveland Abbe, presidente del Congreso Meteorológico Internacional en la exposición de Chicago; ese mismo día hizo las observaciones ordinarias, y el domingo espiraba rodeado de sus cariñosos hermanos jesuitas.
Bien podemos decir que el P. Viñes ha muerto al pié del cañón. El Fígaro rinde hoy el tributo de gratitud y admiración al gran bienhechor de la humanidad, al eminente meteorólogo, al sabio jesuita R. P. Benito Viñes.
Nació en Poboleda, pueblecito de la provincia de Tarragona, el 19 de septiembre de 1837, y entró en la Compañía de Jesús el 16 de mayo de 1856.
Catálogo de las obras del P. Viñes.
- Huracanes del 7 y 19 de octubre de 1870, con tres láminas y figuras en el texto.
- Memoria de la marcha regular ó periódica, é irregular del barómetro en la Habana, desde 1858 á 1871 inclusive.
- Apuntes relativos á los huracanes de las Antillas en septiembre y octubre de 1875 y 76.
- Nortes del golfo y su relación con las perturbaciones magnéticas. Curioso fenómeno observado en la Habana durante las perturbaciones magnéticas, .
- Colección de artículos sobre los temblores de la isla. (Inédita).
- Observación del paso de Venus, hecha en el Real Colegio de Belén, el 6 de diciembre de 1882.
- Determinaciones absolutas de la declinación, inclinación y fuerza horizontal magnética terrestre del año 1885.
- Determinaciones absolutas de la declinación, inclinación y fuerza horizontal magnética terrestre de 1886.
- Trayectoria anormal del desastroso ciclón del 4 al 5 de septiembre de 1888.
- Perturbaciones magnéticas en relación con los nortes y principales cambios atmosféricos.
- Ciclonoscopio de las Antillas, con su explicación al dorso.
- Ciclonomehóscopo de las Antillas, con un cuadernito aparte.
- Observaciones magnéticas y meteorológicas del Real Colegio de Belén de la Compañía de Jesús en la Habana, 21 cuadernos esmeradamente impresos.
- Investigaciones relativas á la circulación y traslación ciclónica en los huracanes de las Antillas. (Inédita).
Todas estas obras, con algunas otras de menor entidad, han sido presentadas en la exposición de Chicago.
Agosto, 1893.
Dr. Eustasio Urra.1
El Reverendo Padre Viñes.2
La ciencia española acaba de experimentar una inmensa pérdida, que será sentida, al igual que en nuestra patria, en todos los países civilizados de Europa y América.
El sabio y virtuoso sacerdote de la Compañía de Jesús, R. P. Benito J. Viñes, que después de la grave enfermedad que lo tuvo postrado en el lecho hace un año, había encontrado alivio á sus dolencias y se consagraba con incansable celo así á los meritorios trabajos científicos que han ocupado la mayor parte do su laboriosa vida, como al cumplimiento de sus deberes religiosos, falleció, casi repentinamente, á las once de la noche de ayer, domingo (23 de julio 1893).
No tenemos, en los momentos en que trazamos estas líneas, datos suficientes para escribir la biografía do este incansable obrero de la ciencia, que como el inolvidable Padre Secchi, también de la Compañía de Jesús, había dedicado sus desvelos á la Meteorología, llamando con sus trabajos la atención de los hombres de ciencia, y mereciendo unánime respeto por ellos.
El R. P. Benito J. Viñes contaba poco más de cincuenta años de edad, y llevaba veintitrés de residir en esta Isla. Perteneció á los sacerdotes jesuitas de la provincia de Cataluña que vinieron á Cuba cuando se restableció el Real Colegio de Belén y era uno de los más antiguos ministros de esta Compañía que residían en este país.
Cuando hace dos años, próximamente, ocurrió el fallecimiento de otro virtuoso sacerdote jesuita, el Padre Tusquets, oímos de labios del Padre Viñes, en intima conversación, la historia de sus trabajos desde que llegó á Cuba, hasta dejar colocado el observatorio de Belén á la gran altura en que se encuentra.
La modestia del insigne sacerdote jesuita lo hacía callar las distinciones que recibía de las más doctas corporaciones científicas de Europa y América, y el respeto con que acogía sus trabajos el Departamento Meteorológico de Washington, siempre atento á las indicaciones del sabio jesuita.
Las notas sobre el tiempo que durante muchos años ha dirigido á la prensa habanera el Padre Viñes han constituido un provechoso aviso á los navegantes y al público: su renombrado obra sobre los ciclones en los mares de las Antillas ha sido y es consultada por todos los marinos y enaltecida por los más renombrados meteorólogos, al igual que elogian todos los importantes trabajos que publicaba periódicamente sobre las observaciones que hacía en dicho Observatorio.
La pérdida del Padre Viñes es inmensa, irreparable, Lo mismo que la Compañía de Jesús la sentirán todos los hombres de ciencia y cuantas corporaciones doctas estaban en correspondencia activa con el insigne jesuita.
El Diario de la Marina, que durante largos años mereció del Padre Viñes el honor de recibir sus notas científicas, siente como propia la pérdida del sabio Director del Observatorio Meteorológico del Real Colegio de Belén.
El entierro del Padre Viñes se efectuará esta tarde, á las cuatro y media.
Entierro del Padre Viñes.3
Ayer tarde recibieron sepultura cristiana, en la bóveda número 277 del Cementerio de Colón, los restos del sabio meteorólogo, ilustre miembro de la Compañía de Jesús, R. P. Benito J. Viñes, Director que ha sido del Observatorio Meteorológico del Real Colegio de Belén.
El acto revistió el carácter de una solemne manifestación de duelo en honor del insigne sacerdote en quien se hermanaban el saber y la modestia. Hallábase el féretro que contenía sus restos en la capilla de Nuestra Señora de Loreto, anexa á la iglesia de Belén, y allí acudieron para rendirle el último tributo numerosas y distinguidas personas de todas las clases sociales.
La Primera Autoridad de esta Isla se hallaba representada por su ayudante el Sr. Coronel D. Manuel S. de Argudín; el Clero por los Sres. Gobernador de esta Diócesis, Pbro. Sr. Casas, Provisor Sr. Picabea, Deán del Cabildo Catedral, Sr. Merino y Mendi, y varios canónigos y sacerdotes; la Magistratura por el Sr. Presidente de la Sala de esta Audiencia, antiguo Fiscal de S. M., D. Aniceto de Palma; y el comercio, la industria, las ciencias, las artes, la riqueza, por numerosos caballeros cuyos nombres fuera prolijo enumerar.
Los Sres. Renté de Vales, Valdivia y Triay, redactores de La Unión Constitucional, La Lucha y el Diario de La Marina, representaban á la prensa periódica de la Habana, á la que con sus trabajos científicos había prestado grandes servicios el hombre ilustre, que tres días antes de morir, terminaba una obra científica sobre los ciclones en las Antillas, para remitirla al gran certamen colombino de Chicago; obra que constituye, por decirlo así, su testamento científico.
A las cuatro y media de la tarde, la Comunidad de Belén, á que pertenecía el difunto, llegó, tendiéndose en dos filas en torno del féretro, acompañando á su ilustrado y bondadoso Rector, el R. P. D. Benigno Iriarte, á entonarle las preces de ritual por su eterno descanso.
Cuando hubo terminado el rezo, fué trasladado el cadáver á un modesto coche fúnebre, que lo llevó al cementerio seguido de más de cien coches.
En la capilla del Cementerio, el Pbro. Sr. Casas, Gobernador de esta Diócesis, acompañado del Provisor, Sr. Picabea, y de todos los sacerdotes que habían ido al Cementerio, cantaron un nuevo responso, siguiendo después las preces hasta que la losa de mármol que cubre la bóveda, ocultó para siempre de cuantos allí se hallaban la vista del féretro que encierra los restos del ilustre y bien llorado sacerdote jesuíta, que ha dejado en el mundo entero el recuerdo de su ciencia y el perfume de sus virtudes.
Que en paz descanse el R. P. Benito Viñes
Bibliografía y notas
- Este ilustre profesor del Colegio de Belén, notable orador sagrado y distinguido literato, a quien mucho queremos, respetamos y celebramos por sus relevantes méritos, nos ha obsequiado, acudiendo a nuestras súplicas, con el brillante artículo que antecede, por el cual le damos las mayores muestras de gratitud. ↩︎
- “El Reverendo Padre Viñes”. Diario de La Marina. Año LIV, núm. 175, 24 de julio 1893. ↩︎
- “Entierro del Padre Viñes”. Diario de La Marina. Año LIV, núm. 176, 25 de julio 1893 ↩︎
- Urra, Eustasio. “El R. P. Benito Viñas”. Revista El Fígaro. Año IX, núm. 27, 6 de agosto 1893, p. 326.
- De interés: Reseña Histórica del Observatorio del Colegio de Belén en El Libro de Cuba: historia, letras, artes, ciencias, agricultura, industria, comercio, bellezas naturales : obra de propaganda nacional. Habana (Cuba), Talleres del Sindicato de Artes Gráficas, 1925. pp. 904-905
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