

Trágicamente acaba de morir Francisco Lles brillante e inspirado poeta matancero, que en unión de su hermano Fernando, había enaltecido las letras patrias con tres volúmenes de poesías: “Crepúsculos”, 1909; “Sol de Invierno”, 1911; “Limoneros en flor”, 1912.
Francisco había nacido en Macagua en 1888 y se dedicaba al magisterio al periodismo, colaborando en diversos periódicos y revistas de la República principalmente en “El Jején” de Matanzas que dirige su hermano.
Ambos tenían en preparación otro libro de versos: “A orillas del Pireo”. Las hermosas poesías que aquí publicamos del malogrado bardo son inéditas, especialmente enviadas para nuestra revista por su amigo y admirador, el periodista matancero señor Manuel Albuerne.
Sirvan estas líneas de recuerdo a la memoria del modesto y notable escritor.
Poema ¡Vive…!
I
Ama bien esta vida, este momento
de nuestra juventud, el solo instante
en que es bueno vivir, que, en adelante
no hay nada más que pena y que tormento.
Toma el último fruto; el sufrimiento
de ver que es tarde ya, será aplastante;
y entonces al Pasado, muy distante,
sólo podrás volver en pensamiento.
Y querrás —todos quieren— dar la vuelta;
y llorará lo que no ha sido, envuelta
en un grave pesar el alma mustia;
Y, al desandar lo andado, —cuando fuere—
sentirás cómo el alma se te muere
de una callada e inconsolable angustia.
II
Toma él último fruto, el más querido
por el último ser, que todo rueda;
y es muy hondo el rescoldo que nos queda
del bien que pudo ser y nunca ha sido.
Se va el tren y nos deja. Algo perdido
para siempre, va en él; y lo que hoy veda
un prejuicio, mañana tal vez pueda
rencores dar hacia el ayer vivido.
Toma el último tren que ya está en marcha
porque tiene la vida fríos y escarcha
que tornan al espíritu cobarde;
Y porque si la carne se resiste,
llegan al alma inmensamente triste
más ansias de volver cuando es más tarde.
Matanzas, 1920.
En tu Álbum de Enlutada
¡Oh mañanas de sol; cómo reía
sobre el campo su luz; qué bien se estaba
en el viejo portal, donde callaba
todo por oír tu voz, amada mía!
¡Qué deleite en el beso que solía
a tu descuido hurtar; cómo saltaba
de gozo el corazón, cuando pensaba
que el presente jamás se acabaría!
Algo dieron de ti que te ha cambiado;
mas siempre noble y buena has encontrado
que es mejor alejarse que ofenderme
Y en el dolor profundo a que te entregas, sabe mi corazón por qué le niegas despojos de otro amor para quererme.
Del Pasado
Heme dado a soñar; por la ventana
de la blanca casita en primavera
se coló la florida enredadera
que sembraste, al partir, una mañana.
Floreció a mi cariño. Fuerte y sana
en abrazos de amor, creció a mi vera:
tiene follajes para nidos fuera
y —hasta dentro— los muros engalana.
Y no has venido a verla todavía.
¿Por qué, qué lazos te atan? Alma mía
vuelve otra vez donde el pasado aguarda
Porque, en el desamparo en que nos dejas
trepa que trepa, ya cruzó las rejas
y parece decirme: “Cuánto tarda”.
Matanzas, 1920.
¡Paz…!
Sueño una dulce paz, todo un nirvana,
sin la enorme tortura de lo incierto;
amo una paz donde se viva muerto,
sin ayer, y sin hoy, y sin mañana.
Donde toda inquietud calmada sea;
donde todo afanarse, halle un reposo;
donde en eterno olvido silencioso,
bien muerto el corazón, en nada crea.
Dadme un hondo no ser en cuya calma,
sin alma para siempre, quede el alma
que hoy abrasa una sed de peregrino;
Y pueda así, sin luchas, sin desvelos,
sin más allá, sin glorias, sin anhelos,
descansar del cansancio del camino.
Matanzas, 1920.
¡Karma!…
(Gentes que piden Cristos para crucificarlos,
Bobadilla poniendo cadenas a Colón...)
Pan en boca de hambriento sea tu corazón,
que, por ser bueno, puedes, por amor, perdonarlos.
Nuestro Dios no es el de ellos: Tu Dios, que es de bondades,
porque cada uno lleva su Dios en uno mismo,
dirá: “Busca disculpas a su fariseísmo,
y a sus piraterías abre tus heredades”.
Y lo harás, y reptando cubrirán tus montañas;
alimento y abrigo les darán tus entrañas
de árbol fuerte...: Es inútil tu protesta de hoy;
que has de sentir muy pronto nuevas ansias de darte
y, aunque cambies de rumbos, serás, en cualquier parte,
agua clara del manso manantial, de Tolstoy.
Francisco Lles una nota desde el Fígaro
El día primero de año murió trágicamente en Matanzas, su ciudad natal este joven poeta de estro delicado y sana inspiración, que prometía días de gloria a las letras patrias. Ante la tumba del querido Poeta deja caer El Fígaro las flores del recuerdo, publicando en esta página algunas de las composiciones que nos había enviado con expresiva y entusiasta carta especialmente para esta revista.
Fuente y Árbol
(Para “El Fígaro.”)
Viajo por el desierto, y, cuando acosa
al abrasado labio sed ardiente:
“Cansado peregrino, soy la fuente”,
dice tu almita toda temblorosa.
Bebo, y sigo mi ruta; dolorosa
vuelve a ser la jornada; el alma siente
un profundo cansancio; dulcemente:
“Ven, soy el árbol; junto a mí reposa”,
Clama tu amor; a desandar lo andado
vuelve otra vez el corazón, cansado
del inútil bregar de cada instante;
Y, así, en mi doloroso desconcierto,
fuente y árbol me das, cuando desierto
es todo para el pobre caminante.
“¡Espera!”
Oigo tu voz, y detener quisiera,
por descansar, el paso vacilante;
y no puedo: —el sediento caminante
no puede detenerse en su carrera.
Eres agua, y tu voz me dice: “¡Espera...!
Imperativos de una raza errante
me gritan: —¡Anda!: y, cuanto más distante
más soñar con la paz de tu ribera.
Al parecer, aléjome impasible.
y me abrasa la sed irresistible
de no se qué otras vidas que viviera;
Piedad para esa sed, te hace quererme; y eres sombra, y no puedo detenerme; y eso que, agua, tu voz, me dice: “¡Espera!”
1920
Bibliografía y notas
- “Francisco Lles.” Revista Social, vol. VI, no. 2, Febrero 1921, p. 32
- “Francisco Lles.”. El Fígaro, Periódico Artístico y Literario. Año 38, núm. 1, ene. 1921, p. 10.
- Escritores y poetas de Cuba.
Deja una respuesta