

La Historia del vapor Hornet (Cuba) primer buque de guerra de la marina cubana. El agente de la república de Cuba en los Estados Unidos, conforme a les órdenes recibidas de su gobierno, acaba de vender en Nueva York el vapor Hornet que desde hace tres años ha hecho hablar tanto de sí.
Cuando se armó en guerra ese vapor, contaba el gobierno cubano con el reconocimiento de beligerante por los Estados Unidos, que parecía entonces inminente y que hubiera tenido lugar sin duda alguna, a no haber muerto el ilustre general Rawlins, ministro de la guerra en el gabinete de Washington.
Sin contar Cuba con la admisión de su bandera en los puertos de esta nación, era desde entonces completamente inútil para ella la posesión de un buque de guerra, que estaría siempre expuesto a denuncias como violador de la neutralidad, que originaría gastos tanto mas crecidos cuanto mas ocultos se quisieran tener sus movimientos, y que después de un combate victorioso, carecería de puerto inmediato en que vender sus presas.
La experiencia ha demostrado la verdad de estos temores y en nuestro concepto ha obrado con mucho acierto el gobierno cubano disponiendo la venta de ese buque. Depositada su formidable artillería en lugar seguro, hasta que llegue la ocasión oportuna, podrá emplearse el dinero obtenido de la venta del Hornet en aumentar la escuadrilla de vapores que los que ayudan a la libertad de Cuba tienen en continuo movimiento para forzar el bloqueo e introducir armas y municiones a los combatientes.
El Hornet fue construido por los confederados del sur para forzar el bloqueo, y se distinguía entre los otros muchos dedicados a ese servicio, por su velocidad, verdaderamente prodigiosa. Capturado por el gobierno de los Estados Unidos, lo sacó éste a subasta, y fue comprado en Julio de 1869 por varios cubanos, apareciendo la venta en nombre de otro cubano de nacimiento, Fernando Macías, que posee carta de ciudadanía en este país.
El buque costó, incluyendo casco, reparaciones, armamento, y demás gastos hasta alistarlo por completo, 163,000 pesos; de cuya cantidad 20,000 pesos dieron los hermanos Casanova i el resto Miguel de Aldama.
El 15 de Agosto de 1869 salió el Hornet desarmado del puerto de Filadelfia al mando del capitán Esling despachado para Halifax, y desde aquel día empezaron sus tribulaciones. Al salir del río fue detenido por uno de los vaporcitos de los Estados Unidos destinados al servicio de las costas. A los once días fue puesto en libertad y prosiguió su viaje a Halifax, donde apenas llegó despertó las sospechas de las autoridades inglesas.
Pero estas dificultades, hijas de las delaciones y manejos de los españoles, no tuvieron mejor éxito en Halifax que en Filadelfia, pues nada había hecho el vapor en contra de las leyes de ninguno de los dos países. Durante su permanencia en aquel puerto se designó para el mando al capitán Higgins, de la extinguida marina confederada, a quien por las calurosas recomendaciones que de él hizo el almirante americano Porter, se honró en mal hora con el grado provisional de comodoro de la marina cubana.
El 12 de Septiembre fué despachado el Hornet en la aduana de Halifax y en el consulado americano, para Queenstown. Pero en vez de hacer rumbo a ese puerto se dirigió a una isla de la costa de Massachussets llamada “No Man’s Land”. Allí encontró una goleta, salida de Filadelfia, con hombres y armamento.
Pocos días después llegó otra goleta con dos cañones Parrot de a 60, otros tres Parrot de a 30 y dos obuses de a 24, con sus municiones correspondientes. De “No Man’s Land” se dirigió a “Fire Island Light” cerca de Nueva York, adonde fue a encontrarlo desde esta ciudad un vaporcito con mas hombres y efectos.
Después, a media milla de “Long lsland” se encontró a otra goleta, de la cual trasbordó el carbón de piedra necesario para lanzarse mar afuera a empresas tan arriesgadas y a travesías tan largas, como tienen que ser por necesidad las de todo buque destinado a buscar y perseguir embarcaciones enemigas.
De este modo, sin violar en nada las leyes de este país, quedó armado el Hornet y en disposición de hacer un daño terrible a la marina española.
Puede asegurarse que el equipo del buque era tan completo y lujoso como el del mejor buque de guerra de la nación mas poderosa. El capitán Higgins tomó entonces posesión oficial de su grado, y llamando a todos los hombres sobre cubierta les anunció que el buque desde aquel momento pertenecía a la república de Cuba, cuya bandera izada en la popa se saludó con 20 cañonazos, en medio del mayor entusiasmo. Su antiguo nombre se cambió por el glorioso de Cuba.
He aquí el cuadro de oficiales y subalternos, según fueron reconocidos entonces en sus grados:
- Comandante: el comodoro E. Higgins
- Teniente Comandante: T. L. Dornin
- Tenientes: David Tilfair; C. W. Read
- Patrón: W. G. Esling
- Subtenientes. R. Sommers; H. S. Cook; A. M. Mason; R. H. Gibson
- Guardias Marinas: Antonio Muñoz; W. Philips
- Primer Maquinista: Louis French
- Contador: Enrique Valiente
- Médicos: Fred Mc.Nully; E. Dubose
- Maquinistas: Roberto Graham; John Lynch; W. Robinson; Dennison; Steven Kearney; Eugenio Torallas; Joaquín Agüero
- Sub-Contador: J. C. Mullay.
- Piloto: W. Faherty.
- Carpintero: Juan Bautista Osorio
- Aceitero de la máquina: Pascual Osorio
- Además habían 112 hombres entre marineros y soldados de marina
Poco después de estar navegando el Cuba, cuando todo parecía anunciar un feliz éxito, ocurrió un incidente, que se ha repetido con alguna frecuencia en la historia de la revolución cubana, produciendo siempre las peores consecuencias.
El carbón de piedra recién embarcado apareció ser poco y de mala calidad, según entonces vino a observar el comodoro Higgins, secundado en esta creencia por el primer maquinista. Este declaró, cuando estaban próximos al puerto de Wilmington, que no había mas que cuarenta toneladas de carbón, y aunque en cierto punto de la costa de Florida les estaba esperando una gran fragata cargada con ese combustible, dispuso Higgins la entrada en Wilmington, contra la opinión de todos los oficiales.
Escusado es añadir que un buque armado en tal manera, no podía menos de ser secuestrado por las autoridades. Siguióse un proceso del cual salieron librea la mayor parte de los tripulantes, y solo algunos tuvieron que venir a ser juzgados a Brooklyn. El agente cubano en Nueva York, que era entonces José Morales Lemus lo reclamó a las autoridades en nombre de la República de Cuba.
Pero no estando ésta reconocida por el gobierno americano, se negaron los jueces a acceder a la petición en esos términos, que envolvían un reconocimiento; y entonces tuyo que aparecer de nuevo como dueño el primitivo Fernando Macías, que declaró haber comprado otra vez el Hornet, después de haberlo vendido a la república de Cuba. El vapor fue en consecuencia devuelto a Macías a mediados de 1870.
El 8 de Diciembre de aquel año salió el vapor Hornet de Nueva York para Nassau. Se dirigió después a Colon, en Colombia, donde lo esperaba el coronel Agüero con algunos hombres, y armas y municiones. Salió de allí el primero de Enero de 1871 despachado en regla para Port-au-Prince, en Haití, pero antes de llegar a ese puerto tocó en la costa norte de Cuba, desembarcando en Punta Brava su expedición, el día 8 de Enero.
Cuando llegó el vapor Hornet a la capital de Haití, no tardó en fondear a su lado un vapor de guerra español, que no ocultaba su propósito de apoderarse de él sin respetar la soberanía de Haití. Pero el gobierno de esta república se condujo con la misma dignidad que la noble Colombia y las demás repúblicas hermanas de la naciente Cuba, negándose a las absurdas demandas del comandante español. El cónsul de esta nación impenitente llegó a presentar un ultimátum, y bajó después su bandera retirándose a la Habana, en son de declaración de guerra.
Fue tal el movimiento de ida y venida de los buques de guerra españoles, de los cuales tres a un mismo tiempo llegaron a vigilar al Hornet, que el gobierno americano ordenó a uno de sus buques pasase a proteger el vapor bloqueado.
Bastó el simple anuncio de esta orden para que abandonasen aquel puerto los buques españoles, después de haber permanecido en él muchos meses seguidos, contando como segura la captura del pirata. Igual papel han hecho en estos últimos días en Colon, y lo harán siempre, abandonando el campo prudentemente apenas vean la bandera de las barras y las estrellas, pero asumiendo siempre su carácter insolente y jactancioso con los mas débiles o peor armados que ellos.
Desde su retorno a los Estados Unidos ha permanecido el Hornet en Baltimore, siendo evidente que la notoriedad de su historia y la estrecha vigilancia del gobierno español que pone en movimiento numerosos espías, le impedirían en lo adelante emprender nuevas empresas con la reserva necesaria pura asegurar su éxito.
Los gastos que ha ocasionado hasta la fecha a la causa cubana ascienden a $250,000, mientras que otros buques de menor importancia y que no han atraído la atención del público cumplen con mínimo costo su misión de introducir sigilosamente armas y municiones en la isla.
Repetimos que la venta de ese vapor (cuya magnífica artillería está depositada en lugar seguro) para emplear su producto en otras embarcaciones mas útiles, es a nuestro entender una medida acertada del gobierno cubano.
Mayo 1872
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