
La Central que tal es el nombre con que está registrada la casa de la que vamos a ocuparnos era conocida por la de José Álvarez familiarmente.
Este dato es un completo elogio de Don José Álvarez Fernández, y demuestra que este señor era de los que por sus méritos y excelentes cualidades “hacían la casa”, como suele decirse; no de los que eran algo por trabajar en la casa que los hacía hombres.
A las condiciones de actividad, inteligencia y de constante contracción al trabajo que adornaban al señor Álvarez debióse la prosperidad de “La Central” y el auge de los negocios a que la misma se dedicó.
Y véase cómo ello fue así.
La casa fué fundada por el señor José Álvarez Fernández en unión del señor Jesús María Trillo (e. p. d.), en el año de 1890, con un capital modesto: $6.000. Hacia 1918 el capital se elevaba a la respetable suma de $200.000.
El único gerente desde su fundación fue el señor José Álvarez Fernández y su comanditario el señor Trillo, además de los señores Francisco Martínez y Rogelio Tornero, antiguos y competentes dependientes de la casa, que eran socios industriales con uso de la firma.

La Central se dedicó a la importación de ferretería en general.
Aunque dichos artículos ocasionaban gran movimiento y representaban para la casa una buena fuente de ingresos, no eran los únicos a que se dedicaba aquella. Así vemos que la mayor importancia de la misma fue la importación de artículos de goma para camiones, automóviles y otros vehículos.
Además, negociaba también en cuanto concernía al ramo de talabartería, y en vestiduras de todas clases, finas y corrientes, para automóviles y carruajes.
En la casa había instalado con todos los elementos necesarios, y con los más modernos aparatos, un magnífico taller de instalación de gomas para camiones y carruajes, todo importado de Europa y Estados Unidos.

La importación ascendía anualmente a $700.000, aproximadamente. Y el importe de las ventas, anualmente, sumaba la cantidad de $400.000.
Los señores José Álvarez, S. en C., desde 1900 representaban en Cuba a la Compañía Firestone Tire Rubber Co., la mayor fábrica de gomas del mundo, que radicaba en Akron, Ohio, E.U. Tratábase de un artículo de inmejorables condiciones, conocidísimo y acreditado en el mercado, acerca de cuya bondad nada podemos decir porque la demanda siempre enorme del mismo fue el mejor y más cumplido elogio que pudiera hacérsele.
La Central, estaba instalada en un magnífico edificio de la calle Aramburu, 8 y 10, en el cual estaban las oficinas y almacenes, abarcando una extensión de 29 metros de ancho por 50 de fondo, tenía una máquina hidráulica de 300 toneladas para enzunchar gomas de camión y se pensaba montar otra, de 500 toneladas.

La cantidad de gomas “Gigante”, de la fábrica “Firestone”, que tenía siempre en sus almacenes “La Central”, era enorme y se renovaba constantemente.
El departamento destinado a la confección de vestiduras de automóviles y carruajes con todos sus accesorios, desde el brillante charol al más insignificante botón, llamaba la atención del visitante por la manera como estaba dispuesto todo allí.
Á grandes rasgos hemos procurado dar idea de lo que era “La Central,” situada en Aramburu, 8 y 10, de José Álvarez, S. en C., fruto de la intensa labor realizada por éste.
De interés: Personalidades y negocios de la Habana
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