Lo que estaba previsto. Un acontecimiento social, bajo todos sus aspectos, ha sido la boda de anoche. La boda de José Martí Zayas Bazán y María Teresa (Teté) Bances. Bastaba a abonarlo, por parte de los novios, todo el alto prestigio que los rodea en el ambiente de distinción suprema que ambos han figurado siempre.
Teté Bances, la señorita que brilló en el más elevado rango, admirada de todos por las dotes de su belleza, de su gracia y de su elegancia. Muy fina y muy culta. Y con la bondad, la delicadeza y la modestia como augusto complemento de sus encantos.
Cuanto a su elegido, por su nombre, por su historia y por su representación es siempre el brigadier José Martí, actual Jefe de Estado Mayor del Ejército de la República, una figura de singular relieve y significación.
Va con él vinculado el nombre más glorioso de Cuba ¡Toda una evocación!
Dispuesta había sido la boda sin carácter oficial, reducida en las Invitaciones al círculo de las amistades de los novios, tan numerosas y tan distinguidas. Invitaciones que hechas en forma verbal fueron suficientes a llevar al templo del Vedado un concurso brillante de la sociedad habanera.
La iglesia había sido engalanada con plantas y con flores de Las Mercedes, el lindo jardín de aquella barriada, de donde también procedían las guirnaldas que tejidas artísticamente en los pilares y extendiéndose sobre el friso imprimían una nota de color y de poesía en la severidad de la amplia y reluciente nave.
El altar, con el retablo colmado de rosas, y radiante de luces, era de un efecto admirable. A sus pies vi llegar, saludados por sus alegres notas de la Marcha de Esponsales, a los simpáticos novios.
La señorita Bances, que dejaba anoche sus tocas de luto para ataviarse con las albas galas nupciales, lucía una toilette de una elegancia exquisita y de una riqueza imponderable.
El traje, respondiendo a las últimas exigencias de la moda, estaba adornado con encajes de Inglaterra valiosísimos, reliquias de familia algunos de estos y perpetuando otros la memoria de una ofrenda maternal en quien es amiga tan predilecta de la novia como la Marquesa de Larrinaga.
Prendido llevaba el velo con primoroso gusto y por toda joya una cadenita colgada al cuello que sostenía, a modo de dije, un grueso brillante. Y, como atributo imprescindible, el ramo de mano.
Confección de los Armand. Ramo precioso, del modelo Graziella, que es siempre de los más solicitados en el jardín El Clavel para las novias de alta distinción.
El brigadier José Martí ostentaba el nuevo uniforme de gala de los militares cubanos. Primero que lo lleva. Como condecoraciones, sobre su pecho, lucía la Gran Cruz de Mérito Militar y la Medalla de los Veteranos de la Independencia.
Un detalle. El nuevo traje, con los entorchados de general y las charreteras, todo de oro, es de gran lucimiento. Y de un tono más acentuadamente militar que los que estaban en uso hasta ahora.
El señor Marcelino Bances, tío de la encantadora fiancée (novia), la condujo de su brazo hacia el altar. Fué el padrino de la boda. Y la madrina, una dama respetable y dignísima, por todos tan estimada en nuestra sociedad como la señora Carmen Zayas Bazán Viuda de Martí, madre amantísima del novio.
Los testigos por parte de la señorita Bances fueron el doctor Eliseo Giberga, el Marqués de Larrinaga y el licenciado Rodolfo Fernández Criado.
Y en nombre del brigadier Martí suscribieron el acta matrimonial como testigos el honorable Presidente de la República, general Mario G. Menocal, el señor Secretario de Gobernación, coronel Aurelio Hevia, y el Abogado Fiscal de la Audiencia de la Habana, licenciado Héctor de Saavedra.
En lo alto del coro, y mientras el bien querido párroco Fray Isidoro Ruiz llenaba en la ceremonia las formalidades de ritual, escuchábase una deliciosa, melodía, con acompañamiento de campanas, que ejecutaba el octeto de cuerdas de la Banda de Artillería.
Firmaron los novios. Y entre plácemes y entre salutaciones atravesaron por aquella calle de la nave central circundada de blancas cintas de raso atadas a los bancos con un ramo de flores como broche.
El desfile se iniciaba y era el momento propicio para Alberto Ruiz, para Miguel Angel Mendoza, para Calzadilla, para todos los cronistas que allí nos reuníamos, de ir anotando mentalmente los nombres.
Uno en primer término. Es Marianita Seva de Menocal, la ilustre dama, esposa del señor Presidente de la República. Después, abierta ya la relación, la serie es larga y es selecta, brillantísima.
La respetable señora del Vicepresidente de la República, Tomasa del Castillo de Varona, la del Secretario de Gobernación, Sarah Reyes Gavilán de Hevia, y la del Secretario de Agricultura, Dolores Portuondo de Núñez.
Concepción Escardó de Freyre, la distinguida esposa del Alcalde de la Ciudad, y la del Jefe de Estado Mayor de la Marina Nacional, Manuelita Gómez de Morales Coello.
La señora del Ministro de España, Angela Fabra de Mariátegui, la del Ministro de Colombia, María Regla Rivero de Gutiérrez Leé, y la del Ministro de Cuba en Holanda, Renée G. de García Kohly.
La Condesa de Buena Vista. La Marquesa de Pinar del Río.
María Herrera Viuda de Seva. María Calvo de Giberga, Rosa Rafecas Viuda de Conill, Matilde Varona de Bernal, Dulce María Junco de Fonts, María Teresa Maygadán de Fernández Criado, María Iznaga de Alvarez Cerice, Clara Franca Viuda de Lancís, Panchita Lema de Terry, Blanche Z. de Baralt, Dolores Boch de Berndes, y Adela Blanco Viuda de Dolz.
Felicia Mendoza de Aróstegui, Leopoldina Luis de Dolz, Josefina Embil de Kohly, Elisa Pruna de Albuerne y Guillermina Zaldo de Morales. Rosalía Abreu. Juanita Ruiz de González. Patria Tió de Sánchez Fuentes y María Luisa Bernal de Arantave.
Lila Hidalgo de Conill, María Luisa Menocal de Arguelles, Teté Varona de Giquel, María Dolores Machín de Upmann, Amelia Hierro de González, Juanita Cano de Fonts, Nena Valdés Fauly de Menocal, Conchita Fernández de Armas, Emelina Vivó de Mendoza y Leticia de Arriba de Alonso.
Margarita Iglesia de Desvernine, Rosario Machín de Luttich, Orosia Figueras de Parajón, María Núñez de Rabel, Graziella Cancio de Cabrera, Carmen Bernal de Hortsmann, Carlotica Fernández de Sanguily, Ofelia Rodríguez de Herrera, Leonor Canal de Pujol, Cheché Grau de Sainz de la Peña y Lolita Figueras de Alonso.
Lola Tió, la esclarecida poetisa, a quien siempre saludan todos cariñosamente. Y una joven dama. Tan bella y tan elegante como María Iglesia de Usabiaga, que anoche, y por vez primera después de su boda, salía a sociedad.
Un grupo nutrido de señoritas. Las de Párraga, hermanas tan graciosas y tan distinguidas como Luisa Carlota, Adriana, Margot y Estela, amigas queridísimas de la novia a cuya dirección débese el bello decorado que lucía anoche aquella iglesia.
Tres lindas camagüeyanas. Eran Ana Gloria Varona. Estelita Lamar e Isabel Zayas Bazán. Las señoritas Cámara, María Francisca y Gracia, tan espirituales como elegantes.
Conchita Freyre y su hermana María Teresa, las hijas del Alcalde de la Ciudad, las dos muy bellas, graciosísimas.
Consuelo Alvarez Iznaga, Adriana Alvarez de la Campa, Rebeca Gutiérrez Leé, Nena Aróstegui, Carmelina Terry, María Aurelia Fernández Criado, Micaela y Susana Zayas, Rosa y Elvira Morales, Bolivia Gutiérrez Leé, María Luisa Tomeu y Conchita Pagés.
Blanquita Baralt, Julita Núñez, Carmen Figueredo, Heliana Varona, Gabriela Mendiola, Adelita Baralt, Lolita Varona y las tres hermanas Dolz, Carmela, Adelaida y Julita.
Y ya, finalmente, una primita de la novia tan encantadora como María Teresa Fernández Criado.
Caballeros en gran número. El Vicepresidente de la República, señor Enrique José Varona, los Secretarios de Hacienda, Agricultura e Instrucción Pública. El Jefe de la Marina Nacional, coronel Julio Morales Coello y el Jefe de Policía, general Armando Sánchez Agramonte.
El Alcalde Municipal. El Subsecretario de Justicia, Iicenciado Antonio Fernández Criado, el Introductor de Ministro, señor Enrique Soler, el Presidente de la Comisión de Servicio Civil, licenciado Carlos Fonts y Sterling y el Tesorero General de la República, coronel Fernando Figueredo.
El Ministro de los Estados Unidos, Mr. William E. González, el Ministro de España, don Alfredo Mariátegui, el Ministro de Colombia, Dr. Ricardo Gutiérrez Leé, el Ministro de Cuba en Holanda, Dr. Juan de Dios García Kohly y el Cónsul General del Brasil doctor Gonzalo Aróstegui.
Los senadores Ricardo Dolz y Manuel María Coronado. Eloy Martínez, presidente del Union Club, y el presidente del Casino Alemán, Hermán Upmann. El Conde de Buena Vista. El Marqués de Pinar del Río.
Edelberto Farrés, Oscar Fonts, Carlos Párraga, Melchor Bernal, Eduardo Morales, Andrés Zayas, Elicio Argüelles, Rafael Menocal, Jorge Hortsmann, Paco Calvo, Fernando Sánchez de Fuentes, Faustino Angones, Miguel Angel Alonso, Fernando Zayas, Juan Francisco O’Farrill, Alberto Carrillo, Juan B. Giquel, Federico Kohly, Celso González, Eduardo Usabiaga, Eduardo Desvernine, Manolín Hierro, Carlitos Fonts y Junco, Luis A. Baralt, Terry…
Y los coroneles Pujol y Varona, los tenientes coroneles Amiel, Herrera, Carricarte, Sanguily y más, muchos más de la alta oficialidad del ejército a cuya enumeración tengo, por fuerza, que renunciar.
Hacia Arroyo Naranjo partieron los novios para pasar en Villa María, la preciosa posesión veraniega del doctor Elíseo Giberga, los primeros días de una luna de miel que ojalá sea grande, sea eterna.
De felicidad inextinguible.
Enrique Fontanills.
Bibliografía y Notas
- Fontanills, Enrique. “Habaneras: Boda Suntuosa en el Vedado, la señorita Teté Bances y el brigadier José Martí.” Diario de la Marina, vol. LXXXIV, n.o 43, Febrero 22, 1916, p. 5.
- “Teté Bances y el Brigadier José Martí y Zayas Bazán.” Revista Social, Marzo 1916.
- Personalidades y Negocios de la Habana.
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