

La Ciudad de San Carlos de Matanzas por Esteban Pichardo en 1846.
A pesar de los distintos documentos que he dirigido á la Comisión Redactora de las Memorias sobre diferentes puntos históricos y estadísticos, no creo todavía satisfechos mis deseos de corresponder á la honrosa distinción que se me ha hecho, inscribiéndome en el número de tan aventajados colaboradores; tócame llenar mi parte en los trabajos originales, y aunque inferior á todos, es un deber de que no me es posible prescindir y que procuraré cumplir á la medida de mi capacidad y de mis fuerzas que es cuanto puede esperarse de los que se consagran á la obra de la ilustración y del beneficio público.
Entre tanto y poseyendo una descripción de la ciudad de San Cárlos de Matanzas, redactada por mi estimable é instruido amigo el Licenciado D. Estéban Pichardo con el auxilio de las noticias suministradas por el ilustrado cura párroco actual Dr. D. Manuel Francisco García, según las especificaciones pedidas por el Escmo. é Illmo. Sr. Arzobispo Administrador Diocesano, que ha dejado de existir hace poco tiempo, he creído que el asunto merecía muy bien un lugar entre los materiales que forman el objeto de estas publicaciones, cuya abundancia y variedad no es en verdad la circunstancia ménos apreciable con que hoy se encuentran favorecidas. Espero por tanto que vea la luz el interesante material que pongo en manos de la Redacción, respondiendo de su originalidad.
Habana 15 de Febrero de 1846,
—José María de la Torre.
La ciudad de Matanzas ó San Cárlos de Matanzas, está situada en la orilla del fondo de su bahía en la costa N. y tercio occidental de la Isla, sobre un terreno elevado diez varas respecto al nivel del mar, compuesto de una tierra tosca blanca endurecida, ó mas bien de arena arcillosa y barro (como dice el cuadro estadístico) que por la continuada accion del sol y aire, adquiere una gran consistencia. La Iglesia parroquial está á los 32° 2’ 40” latitud boreal y 75° 16’ 10” longitud occidental de Cádiz, suponiendo el Morro de la Habana á los 76° 4’ 34” adoptados por la Comandancia general de Marina, segun las últimas observaciones.
Dos rios el Yumurí, y S. Juan desembocan en su bahía, estrechándola gradualmente de poniente á naciente desde su primer tercio hasta sus dos bocas en dicho fondo que apénas dejan quinientas varas castellanas de distancia N. S., donde empieza la primera calle orilla del mar, poco mas de una elevada sobre este, como el muelle de piedra que á manera de lengüeta ó calle aislada arranca del tercio S. en direccion E. N. E. unas 400 varas; sin embargo el suelo va elevándose anfiteatralmente hácia el poniente hasta la línea de la aduana, siguiendo igual á la plaza de armas, baja luego un poco y vuelve á subir por la plaza de S. Francisco ó cárcel nueva suavemente hasta fuera de la poblacion, que con mayor declive va presentando en bastante altura la campiña cubierta de bonitas quintas, donde se goza el aire mas grato y de la vista terrestre y marítima la mas pintoresca, dominando por el frente la ciudad y puerto, por el S. las llanuras inmediatas del S. Juan, y por el N. las alturas de Yumurí y la Cumbre, donde tambien se disfrutan parecidos beneficios: esas ondulaciones del terreno de la ciudad con otras menores que la cruzan, interrumpen sus llanuras é igualdad, cuando por la rectitud y direccion de sus calles, solo Holguin pudiera competir con ella en toda la Isla: solo en el estremo oriental y principio de Versalles aparecen algunas calles oblícuas; lo demas de este barrio que bordea la costa N. de la bahía está bien delineado, así como el otro de Pueblo—nuevo al S., terminado por el rio S. Juan al O., cuyas calles salen rectas á la bahía con un terreno llano en la mayor parte: de manera que toda la poblacion viene orillando la punta ó fondo de la bota que forma la bahía sobre 3000 varas, aunque con algunas interrupciones despobladas. En este sentido tres son las partes constituyentes de la ciudad, la central ó intrapuentes es un trapecio irregular encerrado entre los dos rios que ensanchando gradualmente de oriente á poniente hasta casi 3 de la poblacion se apartan en direccion opuesta al N. y S. para terminar por el O. los dos barrios estrapuentes de Versalles al N. E. y Pueblo—nuevo al S. de la central.
Las calles de esta última son tres tiradas de E. O. y diez y ocho cruzadas N. S.; la mas poblada y larga de las primeras desde la orilla de la bahía alcanza mas de 2600 varas castellanas y de las segundas de rio á rio sobre 1200, con tres oblícuas cortas. Pueblo—nuevo separado solamente al S. por el rio S. Juan, cuenta 16 calles terminadas al occidente por la curvatura que forma éste y van al Oriente, concluyendo las mas en la calzada orilla de la bahía, con el largo de 2000 varas castellanas la mayor: las cruzan de N. á S. doce con dos calzadas y otra oblícua litoral de dicha bahía, la mayor de 1400 varas castellanas, y el camino de hierro de la Sabanilla, que arrancando cerca del puente en dicha direccion es cruzado por las primeras hasta su curvatura al E. La Iglesia queda casi al centro de esta poblacion que no es compacta, ni ocupan bien todo el terreno las casas que en sus estremos son miserables, singularmente por los barrios del Mamoncillo y la Jaiba, aunque no faltan sus quintas y caleras bonitas. Siguiendo el litoral de la bahía por la calzada de Buitrago y fin de esta á mas de 1400 varas del puente de S. Juan principia el pequeño caserío de Playa de Judíos que componen 18 ó 20 casuchos y tiendas diseminadas á uno y otro lado del camino costeándola siempre, que no merece atencion.
—Versalles es el tercer suburbio al N.E. de la central, de la que está separada por el rio Yumurí, terminado al S. por la calzada de Laborde y paseo en la orilla setentrional de la bahía: la poblacion delineada alcanza de su estremo N. E. al rio sobre 1500 varas castellanas y mil cruzadas, contando por todas 32 calles, aunque solo poblada quizá su mitad occidental á la falda de la Cumbre, cuya altura se ve salpicada de quintas costosas que disfrutan del aire mas puro y de una vista marítima y terrestre encantadora. Pueden por consiguiente contarse en Matanzas cerca de cien calles de distintos nombres y 16 entre plazas y plazuelas, sobre las cuales tirada una línea N. E.S.O. del estremo de Versalles al de Pueblo—nuevo alcanzaría 4000 varas castellanas, y la perpendicular desde el estremo occidental de la parte central mas de 3000. La comunicacion de esta, que llamarémos la ciudad, con los dos barrios de Versalles y Pueblo—nuevo se verifica por dos puentes sobre ámbas bocas de los rios Yumurí y S. Juan, saliendo el último á la recta y ancha calzada de Tirry, y á mas otro cerca de la plaza del Mercado, que es el nuevo, y guia á la calzada de Campuzano, todos de madera sobre pilares de mampostería, sólidos, aunque no correspondientes ya á la riqueza y engrandecimiento de una ciudad que necesitándolos mas que otras, no los tiene como Puerto-Príncipe, Sancti-Espíritus &c.
Ninguna ciudad de la Isla disfruta de la ventaja de esta, dos anchas calles de aguas tan inmediatas, por donde á semejanza de Venecia, van y vienen botes y lanchones á media y una legua, pasando por bajo de los arcos de sus puentes cargados de frutos, materiales, pescadores &c. Es lástima que estos dos vehículos de comercio y comunicaciones vayan disminuyendo sus fondos por todo lo que arrastran las lluvias á su seno: una y otra ribera de S. Juan hasta el Puente—nuevo y plaza del mercado están bordadas con sus malecones de cantería y consolidadas ya sus calles con vastos edificios de mampostería destinados casi esclusivamente á almacenes para depósito de azúcares, mieles, café, maderas &c., y sus pequeños muelles donde atracan las lanchas á cargar y descargar lo mismo sucede con el Yumurí, aunque no tan adelantado y casi despobladas sus márgenes á unas 600 varas de la embocadura, siendo tan baja y pantanosa esa parte de la ciudad hasta mas allá del Ojo—de-agua que en las crecientes se aniega gran trecho entrando en las casas vecinas y padeciendo mucho los frutos: es gracioso ver en esa estacion por sus inmediaciones los cangrejos y macaos en distintos movimientos, de donde viene el nombre vulgar de cangrejeros á los hijos de Matanzas.
En el Yumurí confluyen algunos arroyuelos, pero los brazos principales son dos, Rio—grande que viene del Corral—nuevo, y Rio-chico, de S. Francisco del Ojo—de-agua, que se unen no muy distante del asiento de Yumurí, cuyo corral atraviesan siguiendo al E. con pobre caudal hasta las nombradas cuevas, descritas por otra pluma, y que no son comparables á la de Cubitas en el Príncipe; ya entónces en los confines de la ciudad se ensancha y hace navegable, como se dijo, hasta su boca, dejando á la derecha la fundicion, y en su márgen algunos pequeños hervideros con el famoso Ojo—de—agua, que brotando de su plaza inmediata derrama en la propia orilla, donde están sus baños, frios y fecundantes (como asegura el vulgo) destinado tambien el lugar para bestias y carruages.
El rio S. Juan nace en ramales de Santa Ana, uniéndosele los de Arroyo la Vieja, San Pedro &c. hasta la confluencia del San Agustin, una legua de su boca: este viene de Caunabaco faldeando el Pan y el Palenque pasa por los baños de S. Agustin y parte en dos el corral de Matanzas, tributándole sus aguas el de Cañas poco despues de los Baños: á Cañas le forman Rio-seco, la Magdalena y S. Francisco de Paula, que despiden las vertientes de la Bija y corrales inmediatos respectivos: desde los Molinos de la Marquesa, cerca de la union del S. Juan y S. Agustin, poco mas de una legua de su boca, empieza la navegacion de este rio de tercer órden dejando otras dos graciosas cascadas; sus litorales sembrados de güines ó mangles dejan ver algunas habitaciones, alambiques &c., inclusa la gran máquina ó establecimientos de refinar azúcar cerca de dicha confluencia hasta tocará la ciudad con el matadero á la izquierda, y sucio lavadero de mondongo á la derecha junto al puente-nuevo que le envia al otro para que desagüe en la bahía. Sin embargo este pais de tantas aguas tiene que surtirse de la que se trae de S. Agustin ó de aljibes y pozos.
El suelo naturalmente sólido y bueno de Matanzas permite pisarse acabado de llover, aunque no tantos los dos barrios estrapuentes entónces; casi el tercio occidental de la ciudad presenta unas calles intransitables principalmente para carruages; pero las demas están muy bien cuidadas, si no fuese por los sardinetes de sus aceras formados de una piedra esponjosa y desigual molestísima para los transeuntes. El caserío que en ellas se levanta sigue el estilo habanero por lo regular, aunque no abundan los edificios altos y son mas desahogados algunos patios; economízanse las azoteas quizá porque los materiales no son á propósito, disimulando la vista de su frente un muro almenado; la teja luce por todas partes, siendo prohibido el guano y embarrado; mas todavía por desgracia las inmediaciones de la marina, del Yumurí, San Juan y algunos puntos suburbiales ofrecen con su maderámen un pábulo peligroso á cualquier accidente de fuego, que afortunadamente no ocurre con frecuencia.1
Versalles, poblacion alzada de repente, en vez de esos riesgos presenta lindos y sólidos edificios. Matanzas cuenta hoy cerca de 3000 casas, mas de 2/5 de mampostería, teja ó azotea, otro tanto ó poco mas de madera y teja ó tejamaní, y el resto de embarrado ó madera y guano ó yagua. Bástenos decir que el magnífico Hospital y cuartel situados, en Versalles son los mejores de la Isla en su clase: el paseo ó alameda ocupa el mejor y mas á propósito terreno orillando la costa N. de la bahía por espacio de mil varas, desde un costado del cuartel á las inmediaciones del castillo S. Severino, con tres calles de pinos, y aunque de aspecto monótono goza de una vista y posicion agradables: la plaza de armas casi en el centro de la ciudad, algo solitaria en no siendo noche de retreta, como aquel en los dias de trabajo, está cuadrada con asientos, pilastras y cadenas, algunos árboles raquíticos y en el centro por obelisco una hermosa estatua de marmol representando al Sr. D. Fernando 7o.
—La glorieta de la punta del muelle, aunque reducida, es una ocurrencia feliz de la primera autoridad para las noches calorosas. La casa consistorial en la plaza de armas, donde está la cárcel vieja y la desierta biblioteca, no es compatible con las circunstancias de una ciudad, cuyo Ayuntamiento y Gobernador debian de tener ya un edificio propio, elegante y adecuado, como lo es la Real Aduana.
La plaza del mercado en una localidad análoga, á la orilla del S. Juan como el matadero y carnicería, está circundada de casillas de madera indecentes, donde se espende la carne, y alrededor los puestos de verduras, aves, frutas &c. al descampado y en un piso todavía bajo y anegadizo, aunque la pescadería que incluye es del mejor aspecto.
La cárcel—nueva, no concluida enteramente, es un hermoso, capaz, sencillo y fuerte edificio, no obstante sus bartolinas estrechas y el local no muy á propósito en el centro de la plaza de S. Francisco.
—El hotel ó posada del comercio cerca del puente Yumurí es grandioso aunque no tan concurrido como el café de la Marina muy inferior en fábrica: contribuye á esta afluencia de gente la proximidad al muelle, cuyo tráfico denota la animacion mercantil de este pais.
El Illmo. Sr. D. Diego Evelino de Compostela bendijo el lugar destinado para la iglesia de esta ciudad, dedicada á S. Cárlos Borromeo, el año de 1693, quien celebró en él la primera misa, erigiendo una cruz para el efecto, y el mismo Illmo. Sr. hizo los primeros bautismos que tuvieron lugar en esta Iglesia: posteriormente se ha engrandecido por el actual cura párroco de ella Dr. D. Manuel Francisco García, con dos elegantes y bonitas torres, hallándose colocado en una de ellas un hermoso reloj de campana, dos vastas y espaciosas naves, varios altares de caoba al estilo moderno, una preciosa pila baptismal de mármol y otros adornos de mérito y valor.
Tiene establecidas tres cofradías, una del Santísimo Sacramento, otra de la Soledad de María Santísima, y recientemente la del Rosario con Real aprobacion. Hay cuatro iglesias sufragáneasó auxiliares en su jurisdiccion.—San Agustin de la Nueva—Florida, Santa Ana, Santa María del Rosario de Corral—nuevo y San Juan Bautista de Pueblo—nuevo, esta última fabricada por la piedad del vecindario y bendecida por el espresado cura párroco Dr. D. Manuel Francisco García, quien celebró la primera misa que en ella se dijo el dia 24 de Junio de 1832.
—El nuevo cementerio consta de una manzana de solares con su capilla dedicada á S. Juan de Dios, con porcion de sepulcros encajonados y otros muchos de propiedad particular con losas de mármol.
El Teatro es regular para la cuarta poblacion de la Isla; pero estrecho: el de Pueblo—nuevo no exige mencion.
—Entre los establecimientos ó tiendas, Matanzas solo cede la primacía á la Habana en toda la Isla, en cuanto á las de ropa, peleterías, quincallerías, ferreterías, herrerías, albeiterías, sombrererías, quitrinerías, mueblerías, relojerías, barberías, hojalaterías, tabaquerías, confiterías, boticas, fondas, neverías, cafées, billares, locerías, tonelerías &c. Las calles de mayor longitud, tráfico, mejores edificios, establecimientos &c. son las del Medio y del Rio: la ancha y hermosa calzada de Tirry está poblada por ámbos lados de herrerías, caldererías y otros talleres y tiendas parecidos. De la aduana á la marina y muelle está la fuerza del trajin comercial y en comunicacion por tierra con las arrias y carretas, y por los rios con lanchones inmensos cargados de frutos para los buques ó para los almacenes, que dan una alta idea de esta poblacion comercial, miéntras que por sus puentes y estremos, por su ferro—carril y vapores parece incesante y asombrosa la comunicacion.
El censo oficial de 1841 da á Matanzas 19.124 almas en esta forma:


De estos pertenecen á Pueblo—nuevo 3573 y á Versalles 1636 para un total de 5209.


Hoy inclusa la tropa, presos y presidios bien puede computarse el número de almas en 22.000, ó casi la mitad de Puerto-Príncipe: asombra sin embargo el aumento de poblacion al considerar la mortandad escesiva, que no obstante el gran número de nacimientos, siempre sobrepuja á este en muchos meses del año; porque en efecto Matanzas es enfermiza y mortífera: la inmediacion de los dos rios parece que hace trabajar subterráneamente la humedad; los vapores y la neblina que de mañana á cierta distancia se ve cubrir los alrededores producen esos constipados y tísis tan comunes, y miéntras que en los meses de Marzo, Abril y Mayo la reverberacion del sol en el blanquizal de su piso y el polvo sofocante lastima la vista propagando la tos ferina y pulmonías, en los siguientes de las lluvias la corrupcion de los manglares, mariscos y demas inmundicias de las ciénagas y aguas estancadas, arrebata con sus fiebres á niños y adultos, dejando á otros muchos padeciendo y raquíticos por largo tiempo. Por lo demas la temperatura es casi la misma que la de la Habana, aventajándola en ser las noches mas frescas.
Matanzas, aunque la cuarta poblacion de la Isla, disputa la primacía, despues de la Habana, con Cuba en la parte mercantil y aun muchos le dan la preferencia así como en adelantos de civilizacion. Matanzas es la miniatura de la Habana: su proximidad y fácil comunicacion le proporciona casi los mismos goces: abundan artistas y menestrales blancos; canarios, catalanes y vizcaínos hac.en una porcion integrante de ella: los anglo-americanos esceden en concurrencia á los demas estrangeros por su comercio marítimo, los segundos se dan al terrestre y mercaderías, los primeros al menudeo de plaza y otros con los del pais á la agricultura; porque el matancero ó es hacendado ó labrador, ó se emplea en el foro, ó en las oficinas ó en las tabaquerías &c. con suma aficion al baile, á la música, al teatro y á los gallos. Las mugeres no son tan hermosas como las cubanas ni tan graciosas como las habaneras; pero reunen ámbas cualidades en término bastante agradable, y no les falta morigeracion y laboriosidad a un cuando el piano y el quitrin suelen ocuparlas, rniéntras la clase última se dedica al tegido de sombreros, costuras y grangerías.
Matanzas en fin es una ciudad bien poblada, rica, que avanza en todos sentidos; preséntase bonita, aseada á los ojos del navegante que llega á su puerto por entre los mitstiles de aquellos buques que vienen á buscar azúcar, miel, tafé, tabaco, cera, aguardiente, frutas &c. juntos con los vapores cargados de gente y las lanchas sumergidas por el peso de sus fardos y cajas: á la izquierda el camino de hierro y almacenes; al frente la aduana, la marina, el gran hotel y el caserío compacto; á la derecha el paseo con los suntuosos edificios del Hospital y Cuartel y multitud de almenas de sus inmediatos, circulados por todas partes de alturas estrelladas de preciosas quintas, despues que mas atras se ocultó el gigante Pan que desde algunas leguas le pareció nacer del fondo del mar, y que sirve de guia á todos los buques que solicitan sus costas. No así parece al que por tierra entra por los estremos del centro.
Cóntrayéndonos á la bahía copiaremos el informe dado por el Sr. Gobernador D. Gecilio Ayllon á la Capitanía general en 18 de Marzo de 1827: — “La boca de la bahía, dice; se halla en latitud 23° 4′ y 75° 7′ de longitud (salvo el mapa de Pichardo), de cuya situacion demora el canal nuevo de Bahama 36° 30′ 1.er cuadrante á distancia de ciento veinte y una millas, longitud del puerto de seis millas de Punta de Maya á la Vigía, y su latitud entre dicha Punta y de la Sabanilla 5625 varas castellanas, solo al N. E. está descubierta; pero la laja templa la fuerza del oleage. El fondo es muy variable y con bajíos. La Laja tiene como 330 varas N. S. y mas de 200 E.O., la profundidad en baja mar es de una vara á vara y media; el fondo de una roca calcárea y su colocacion de S. E. á N.O., con el castillo S. Severino: su distancia á la costa del Sur del puerto por la línea de S. Severino á Peñas—altas de 1500 varas y mil de la del N.; de este escollo y otros bajos resultan dos canales; el espacio contenido entre la Laja y placer formado por los dos rios, es el que sirve de fondeadero capaz para una escuadra, siendo su estension de 1900 varas de longitud y 1500 de latitud: el canal N. sirve para los buques mayores y el S. para los menores; fuera de la Laja hácia el E. y costa del N. no se puede surgir porque la sonda llega á cien brazas y va subiendo por el corto trayecto de las 121 millas distantes del canal nuevo de Bahama; obran con poca fuerza las corrientes y la ventaja de embocar fácilmente es una de las que mas distinguen este puerto”.
El Cuadro estadístico dice que la bahía es capaz de cualquier número y clase de buques, abrigada de todos vientos escepto el N. E. que no es de temerse en estas costas, ménos su fondeadero resguardado por la Laja que tiene sobre 32.000 varas castellanas cuadradas de superficie en el medio, dejando dos canales al N. y S. de 900 á 750 varas de amplitud por donde van los buques á anclar sobre 2 á 12 brazas de profundidad, y que la salida es dificil porque no habiendo capacidad para voltegear es preciso franquearse con terral. Sobre esta Laja se proyectó la construccion de un fuerte, así como dársenas y otros espedientes relativos á la limpieza, para la cual habia un buen ponton, ó rellenos, supuesto el gran bajo natural y formado por el desagüe de los rios, tanto que á simple vista pudiera calcularse la conveniencia de tirar una línea de la punta de Rancho de Pescadores cojiendo por la cabeza del muelle á la calzada de Buitrago, que todo es muy bajo, y que dejando sus dos cauces á los rios con buenos puentes, aumentaria la poblacion y la comunicacion, y correría un muelle de mérito para buques menores y vapores, demoliendo la insignificante Vigía con utilidad general.2
La bahía forma una media bota, y aun que pudiera estimarse su principio entre Punta de Maya y Uvero-alto, siempre se ha contado con la Sabanilla donde angosta mas. La de Maya que segun el Cuadro estadístico está en la latitud y longitud marcadas en el informe, es una playa quc continúa con algunos peñascos y donde hay una gran laguna abundante de pesca y caza de patos, cocos &c., cuyas aguas corren por mas de un cuarto de legua, siguiendo la figura de la costa con trechos de mangles, uveros y tuna morada: corriendo al S. S. O. con playa y alguna caleta: á cosa de una legua encuentra la boca del rio de Canímar protegido por el fuertecito del Morrillo en su punta occidental, con un oficial comandante y un dependiente del resguardo, por donde vienen las lanchas de dos leguas del interior, cargadas de frutos &c. y otro tiempo un vapor cuando su boca no estaba obstruida y descuidada.
Desde aquí tira al O. la costa rocallosa, elevándose hasta la escarpada y ancha del arroyo Buey—vaca, como á 2000 varas de camino, en cuyas peñas socavadas rompen las olas, formando el estruendo que se oye á larga distancia: continúa así casi doble trecho hasta el fuerte de Peñas—altas por cuya espalda pasa el camino de tierra; forma luego ensenada de arena frente á la cantera de Escoto, bajando el terreno, principia el caserío de Playa de Judíos hasta la calzada de Buitrago, no concluida, que en tres direcciones de línea de cantos, finaliza en el puente de S. Juan y fuerte de la Vigía.
Pasada con el muelle la punta de esta bota, que es la ciudad intra-rios, desde el puente de Yumurí principia la costa N. tirando al N. E. con la calzada de Laborde orilla de cantos, casas á la izquierda, como 500 varas hasta la punta de Rancho de Pescadores, donde se trabajan lanchas y goletas, frente casi al Cuartel: aquí se interna hasta principio del paseo frente al Hospital, que vuelve al N. E. rocalloso y alto las mil varas y mas al castillo de S. Severino, y en este sentido prosigue por punta Espina, punta Gorda á punta Sabanilla, como una legua del puente de Yumurí; inclínase entónces al N. y va rodeando á punta de Uvero—alto, girando luego al N. O. en busca de punta de Guano. Por aquí la costa escarpada parece socavada por las olas y con grandes piedras desprendidas, abundando el miraguano, uvero, tuna, y en el paredon alto almácigos, ébanos, caobillas &c.
El veril ó bajo del placer de la costa principia en Buey—vaca, aumentando en frente de la ciudad mas de mil varas; y sigue angostando hasta cerca del castillo, y entónces apénas bordea la costa de esta bahía, donde revoletean mil alcatraces, y se encuentra bastante, si no tanto, pescado como en Cárdenas.
La fundación de Matanzas, sus diversas jurisdicciones y ramos administrativos, fondos, corporaciones, agricultura, comercio, movimiento, historia &c. &c. pueden verse en el mapa y estadística judicial de Pichardo, Atlas de Rodríguez, Memorias de la Real Sociedad Económica de la Habana, Cuadro estadístico &c. &c. con el aumento consiguiente al tiempo transcurrido. La descripción material de los edificios, como el Hospital, Cuarteles, Fortalezas, Iglesias y Capillas, Cementerios, Aduana, Vigía, Telégrafos &c. con la formal de sus empleados, fondos, entradas, salidas del último año, guarnición, rentas de todas clases, de Real Hacienda, correos, propios, fuerza marítima y terrestre, comercio mayor y menor, tráfico y de cabotage, lotería, papel sellado y timbrado, matrícula mercantil y de curia &c. &c. para hacerse con exactitud debe desempeñar se por el Gobierno, Administración de Rentas Reales, Vicaría eclesiástica, Capitanía del puerto y demas oficinas ó corporaciones en su parte relativa. Así como por las licencias que sacan ó refrendaren puede designarse el número de establecimientos públicos de ártes y oficios.
Referencias bibliográficas y notas
- Hemos visto después desgraciadamente realizado el vaticinio del autor de esta Memoria, pues que en el año próximo pasado se incendió todo aquel frente de la ciudad á la parte del Norte, ocasionando la pérdida de grandes capitales. Sin embargo, esta calamidad ha sido origen de una importante mejora, pues se están construyendo suntuosos edificios de cantería y con tanta actividad que ya están concluidos algunos. Repartido todo el frente de la Bahía entre los dos ríos se ha aumentado en muchas varas la población, y lo que era muelle es ahora una hermosa calle en dirección al puente de Yumurí. (Nota del Director.) ↩︎
- En efecto, va á realizarse cuanto aquí se indica. Están repartidos numerosos solares en todo el bajo que se espresa; va á prolongarse el muelle, y el fuerte de la Vigía se trasladará á la punta de dicho muelle en donde debe construirse dentro de muy poco una batería que cruce sus fuegos con los de San Severino y batería de Cagigal. ↩︎
- Pichardo, Esteban. «La Ciudad de San Cárlos de Matanzas.» Memorias de la Real Sociedad Económica de la Habana, 2da. Serie, T.1, 1846, 148-158.
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