Era el teléfono un factor tan inseparable de la vida comercial y social de cualquier país civilizado, que ninguna descripción del desarrollo y grandeza de una nación estaría completa sin que en ella se hagan referencias al carácter del servicio telefónico que se suministraba a sus ciudadanos. Es así que la La Cuban Telephone Company jugaba un papel fundamental en las comunicaciones y negocios en Cuba.
Las facilidades para concertar los negocios y para el disfrute de la vida podían medirse en cierto modo por las facilidades para las comunicaciones telefónicas. Era una verdad que cuanto mayor fuera la rapidez con que cualquiera comunidad o grupo de comunidades pudiera establecer conversación, más expeditas y satisfactorias serían sus relaciones de negocios, más íntimo su contacto y, como consecuencia, más feliz y próspera su existencia.
El señor William M. Talbott quien era en 1917 el presidente de la compañía puso al servicio de esta empresa, y por lo tanto al de la Habana y de Cuba, todos sus conocimientos del negocio y su larga práctica en explotaciones de la misma índole, favoreciéndolo además con todas las iniciativas que le aconsejaba su talento fecundo.
La Compañía obtuvo en septiembre de 1909, siendo Presidente de la República el general José Miguel Gómez, la concesión perpetua para dar el servicio telefónico local y a larga distancia en toda la Isla, autorizándola al mismo tiempo para comprar y explotar las concesiones existentes y cuya caducidad estaba próxima.
Comenzó a funcionar la “Cuban Telephone Company” al año siguiente, haciéndose cargo del antiguo sistema, cuyas líneas, al cabo de dos meses, eran totalmente destruidas por un ciclón. Desde entonces, bajo la personal y activa dirección del señor Talbott, comenzaron los trabajos de reconstrucción y tendido de líneas nuevas.
Implantábase además en algunas localidades un sistema de extrema comodidad para el público, establecido tan sólo en ciertas regiones de los Estados Unidos y por medio del cual el abonado podía ponerse en comunicación directa con quien deseara. Esto y lo inmejorable del servicio en todos sus otros aspectos, aumentó considerablemente el número de abonados hasta elevar a tanto el progreso telefónico de Cuba y convertir la “Cuban Telephone Company”, como empresa industrial, en un brillante negocio.
A comienzos de 1916, la Compañía conectaba la red interior de 220 ciudades y pueblos, poseyendo a la vez 2.568 postes para sostener los cables a larga distancia entre 126 ciudades y pueblos. En esa misma fecha 60 centrales azucareros estaban en conexión con el sistema general e instalados más de 20.000 teléfonos.
La planta productora de energía era de las mejores del mundo, habiéndose empleado en ella materiales de calidad insuperable y el equipo más moderno y más eficaz. Los cables en las ciudades principales estaban tendidos al través de conductos subterráneos, con lo cual se aseguraban contra los ciclones y otros trastornos que pudiesen romper en un momento la unidad de la línea.
Los circuitos a larga distancia eran de alambre de cobre muy fuerte, sostenidos sobre postes de la madera más dura. La Habana poseía tres centros telefónicos, situado uno en el perímetro principal de la ciudad, otro en el Vedado y otro en Jesús del Monte. El servicio automático al que antes nos referíamos, funcionaba en las ciudades de la Habana, Santiago, Matanzas, Cienfuegos, Cárdenas y Sagua la Grande.
Cuba era particularmente afortunada en materia de servicio telefónico, siendo a este respecto a principios del siglo XX el más altamente desarrollado de los países latino-americanos, y mucho más adelantado que muchos de los más viejos países europeos a pesar de la mayor población de éstos últimos. De hecho, no existía un solo país en Europa que pudiera enorgullecerse de un servicio telefónico de la alta calidad del de Cuba.
Trabajaban en la Compañía, en 1917, además de los 167 empleados temporeros que tenía en el departamento de construcción, 582 empleados regulares, en una escala clasificada de sueldos, equiparados éstos con su experiencia y con los servicios prestados.
Cuando la Compañía empezó su negocio en 1909 había en Cuba muy pocos hombres que tuvieran experiencia en teléfonos y muchos de los empleados originales tuvieron que llevarse de los grandes centros telefónicos de los Estados Unidos.
Los empleados americanos, paulatinamente, fueron substituidos por gente del país, instruida al efecto, y a partir de 1916, la Compañía funcionó con éxito, con un personal del país, idóneo, capaz de resolver cualquier problema que pudiera presentarse referente al servicio.
Al año siguiente tenía la ciudad de la Habana cinco teléfonos por cada cien habitantes, sin excluir las mujeres ni los niños. En Cuba existía cerca de una décima parte de todas las líneas telefónicas de la América Central y la del Sur. Su capital poseía más teléfonos que otras de mayor población; más que Méjico, más que Río de Janeiro, más que Buenos Aires.
Las líneas de la Cuban Telephone Company conectaban virtualmente a todas las ciudades y pueblos de la República en una red de comunicaciones que, debido al material completamente moderno y las excelentes condiciones en que se mantenían todas las propiedades en cualquier tiempo, permitían el fácil cambio de mensajes entre los lugares más apartados con poca demora y gran claridad.
La International Telephone and Telegraph Corporation de New York, que poseía casi todas las acciones comunes de la Cuban Telephone Company, tenía un interés casi igual con la American Telephone and Telegraph Company, en la Cuban American Telephone and Telegraph Company, la que era dueña de tres cables telefónicos submarinos uniendo la Habana con Cayo Hueso, la ciudad más meridional de los Estados Unidos.
Estos cables no solamente hacían posible las conversaciones comercialmente, sino económicas y agradables entre todas las partes de Cuba y de los Estados Unidos y Canadá.
Cuba formaba de tal suerte un eslabón en el mayor circuito telefónico del mundo, de unas 6,000 millas aproximadamente, por lo que los negocios se realizaban por teléfono entre este país y el estado de California. Existía un circuito telefónico directo desde la Habana a la ciudad de New York, por el cual se hacían las llamadas ordinarias entre ambas ciudades en mucho menos de cinco minutos.
Repetidores eléctricos, que a ellos se debía la posibilidad de las comunicaciones telefónicas a través del continente norteamericano, estaban instalados también en tres puntos igualmente distantes, entre la Habana y Santiago de Cuba, de manera que un abonado del extremo oriental de la isla puede hablar con otro en la capital o con cualquiera otra persona en los Estados Unidos, tan fácilmente como si hablara por teléfono con el vecino de enfrente.
El desarrollo del sistema telefónico de Cuba fue rápido y firme, indicando el favor que le dispensó el público, así como la disposición por parte de la compañía de mantenerlo a la altura de los progresos del país y anticiparse a las demandas de servicio por el público.
En 1913 había 31 centrales telefónicas en Cuba. Cinco años después este número había aumentado a 37 y en 1923 había 81, recibiendo servicio telefónico local por vez primera 5 ciudades en 1921, 9 en 1922 y 29 en 1923. Este rápido desenvolvimiento siguió a la organización de la International Telephone and Telegraph Corporation en 1920 y es prueba de la política constructiva de esa compañía.
Había 12,229 teléfonos en la República de Cuba, conectados con el sistema de la Cuban Telephone Company en 1913; en 1918 había 27,331, y en 1923, había 46,324. El aumento neto en el número de teléfonos en 1921 fué de 3,473; en 1922, de 3,514, y en 1923, de 6,000 aproximadamente. A fines del último año mencionado, había 4,72 teléfonos por cada 100 habitantes, proporción igualada por muy pocas naciones.
Las mayores ciudades de Cuba tenían teléfonos automáticos, tipo que después se adoptó en las mayores ciudades donde el desarrollo telefónico se hizo más notable.
Al terminar el año 1923 había 38,916 teléfonos automáticos en Cuba. Entre las centrales automáticas se encontraba la de la calle de Aguila, en la Habana, la mayor central automática del mundo bajo un mismo techo, así como una de las de mayor tráfico; las de Jesús del Monte, Vedado y Marianao, también en la Habana, y las de Matanzas, Cienfuegos, Cárdenas, Sagua la Grande y Santiago de Cuba.
En el mismo período dos nuevas centrales automáticas estaban siendo planeadas para su inmediata construcción en la Habana.
Para atender al servicio local y de larga distancia de 267 ciudades y pueblos conectados al sistema de la Cuban Telephone Company a fines de 1923 se necesitaron 494,819 metros de cable aéreo y 274,566 de cable subterráneo, de los cuales 84,325 metros del primero y 13,133 del segundo se instalaron en ese año. Esta red de cables contenía 183,314,000 metros de conductores.
Además, había 31,929 kilómetros de hilo, de los cuales 24,230 kilómetros pertenecían a las líneas de larga distancia. Del total arriba mencionado, 3,143 kilómetros se tendieron en 1923. Este año se distinguió por la colocación de cuatro nuevas líneas de postes de larga distancia, con una longitud total de 220
kilómetros, como sigue:
- Sagua la Grande a Camajuaní, 64 kilómetros.
- Remedios a Zulueta, 14 kilómetros.
- Güines a Unión de Reyes, 52 kilómetros.
- Colón a Yaguaramas, 60 kilómetros.
Como indicación del constante progreso en la calidad del servicio merced a la incansable actividad de la compañía por su mejoramiento es significativo que el número de quejas de todas clases formuladas por los abonados en 1923 fué un 35 por ciento menos que en 1922.
Este no fué un resultado accidental, sino que lo fué de cuidadosos y detallados estudios de todas las características del servicio por los ingenieros de las compañías International y cubana y del sistemático tratamiento de las causas de queja.
Con el fin de reducir aún más el número de quejas en la Habana, la compañía ordenó nuevos equipos de quejas e información con un costo de $46.000 y invertió $64.000 en nuevas facilidades dentro de la oficina.
Aunque nada tiene de relación directa con el servicio telefónico, vale la pena mencionar que en 1922 la Cuban Telephone Company instaló la primera gran estación trasmisora de radio de la América Latina, conocida por la PWX, que adquirió rápidamente reputación como una de las mejores de Norte América.
Esta estación, que se utilizaba para trasmitir programas musicales y charlas en inglés y español acerca de las industrias y ventajas de Cuba, llevó sus mensajes a auditorios de la Europa continental, Inglaterra, una gran parte de Hispano América y a todos los Estados Unidos y Canadá, así como Alaska.
No cabe duda de que este moderno medio de propagar fidedigna e interesante información acerca de Cuba fue muy efectivo para mejorar el conocimiento de este país y promover intereses en la isla, tanto como un lugar deseable para ser visitado cuando se buscan distracciones, como tierra de oportunidades para los que desean un campo fértil donde trabajar y prosperar.
Lo que la Cuban Telephone realizó lo hizo con el propósito de atender a las necesidades del momento y echar sólidos cimientos para el desarrollo futuro. Tuvo los mejores asesores técnicos y formuló sus planes con anticipación, motivo por el cual, cualquiera que fuera el desenvolvimiento y la prosperidad de Cuba, no existían muchas probabilidades de que tal progreso se viera perjudicado por una escasez de facilidades telefónicas.
Puede decirse, de hecho, que la Cuban Telephone Company no solamente se mantuvo a la altura de los tiempos, sino que marchó a la cabeza de ellos, indicando el camino a la expansión de la industria y al desarrollo de nuevos y productivos campos de las actividades humanas.
La Cuban Telephone Company continuó en operaciones hasta el tres de marzo de 1959, fecha en la que fue intervenida con la promulgación de la Ley No. 122 pasando sus oficinas, talleres, plantas, almacenes, instalaciones y equipos bajo el control del nuevo gobierno. En la actualidad todo lo relacionado con la telefonía se agrupa en Cuba bajo una empresa llamada ETECSA (Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A.).
Referencias bibliográficas y notas
- Cuban Telephone Company en El Libro de Cuba: historia, letras, artes, ciencias, agricultura, industria, comercio, bellezas naturales : obra de propaganda nacional. Habana (Cuba), Talleres del Sindicato de Artes Gráficas, 1925. pp. 804-805
- Cuban Telephone Company en Libro de Oro Hispano-Americano. Sociedad Editorial Hispano Americana, 1917. pp. 262-265
- José Bell Lara, Tania Caram León y Delia Luisa López García. 2016. Documentos de la Revolución Cubana 1959. Editorial de Ciencias Sociales.
- Personalidades y Negocios de la Habana
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