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La Fuente de la India símbolo de la ciudad de la Habana

04/09/2025 Por Almar Deja un comentario

Fuente de la India en el Paseo de Isabel II. Plano Pintoresco de la Habana por B. May y Ca., 1853.
Fuente de la India en el Paseo de Isabel II. Plano Pintoresco de la Habana por B. May y Ca., 1853.

Recuerdos de Antaño: La Fuente de la India, símbolo de la ciudad de la Habana por Cristóbal de la Habana.

Cuando en 1928 el gobierno de Machado transformó el antiguo Campo de Marte o Parque de Colón o Campo Militar en Plaza de la Fraternidad, fué cambiada, una vez más, de posición la Fuente de la India o de la Noble Habana, con su frente ahora hacia el mar, colocándose en el parquecito que al efecto se construyó en dicho lugar, una pilastra que sostenía un libro abierto, de bronce, con la siguiente inscripción alusiva a la fecha en que se habían inaugurado las obras de construcción de dicha plaza:

“Plaza de la Fraternidad Americana. —Construida en los terrenos del antiguo Campo de Marte. —La Habana. —Inaugurada por el general Gerardo Machado y Morales, Presidente de la República y por el doctor Carlos Miguel de Céspedes y Ortiz, Secretario de Obras Públicas. 20 mayo 1928.”

En nuestro carácter de Historiador de la Ciudad estamos realizando, entre otras múltiples labores, la de lograr la conservación de cuantos lugares, monumentos, palacios, fortalezas, iglesias, objetos, ruinas, etc… signifiquen para la capital de la República recuerdos estimables de otras épocas y posean indiscutible valor histórico o artístico.

Los primeros pasos para alcanzar esa finalidad deben estar encaminados a descubrir, algunas veces, y restaurar otras, el lugar, monumento, objeto o construcción de que se trate, redactando después, pormenorizadamente, su historia que, desde luego, debe ser divulgada en diarios y revistas y en los Cuadernos de Historia Habanera, que por nosotros dirigidos han comenzado a editarse en estos días.

Por último, en cada uno de esos lugares, monumentos, objetos o construcciones ha de colocarse una lápida en la que aparezca, sintéticamente descrito, lo que el mismo representa y significa, cuándo y por quiénes fué construido, a fin de que todo ello lo conozcan, precisa y fielmente, sin necesidad de guías o cicerones, no siempre bien informados, los vecinos de la ciudad y principalmente los turistas que nos visitan.

De todos los monumentos estatuarios de la época colonial que posee La Habana, el que merece mayor y más singular atención, por su belleza artística y por su simbolismo y su representación histórica, es la Fuente de la India, conocida también por Fuente de La Habana o de la Noble Habana.

Ese monumento y la fortaleza de El Morro, por lo mucho que han sido divulgados en el extranjero mediante el grabado y la fotografía, han llegado a convertirse en símbolos representativos de nuestra capital y hasta de la misma Isla, ya desde los tiempos coloniales; y los extranjeros que de Cuba tienen noticias, tal vez no sepan de ella otra cosa sino que es la tierra del azúcar y el tabaco, ni haya llegado hasta ellos otra visión cubana que El Morro y la Fuente de la India.

Y aunque en lo alto de la torrecilla cilíndrica del castillo de La Fuerza existe una pequeña y no muy visible estatua de bronce, bellamente modelada, que el vulgo llama “La Habana”, ha sido siempre la India de la Fuente de ese nombre la que se ha considerado como la más típica y genuina representación alegórica de esta ciudad, como lo es de Bruselas el Manneken Pis1, o de Nueva York la estatua de la Libertad, o de París la torre de Eiffel.

La construcción de la Fuente de la India se debe a la feliz iniciativa de D. Claudio Martínez de Pinillos, conde de Villanueva, el muy justamente famoso estadista, economista, intendente y comisionado del Ayuntamiento de La Habana, propulsor de la hacienda y la economía y de numerosas obras de utilidad pública, de beneficencia y de cultura en la Isla, quien encargó la dicha fuente, en unión de otra para la plaza de San Francisco al artista italiano Giuseppe Gaggini, pagando por ambas 40,000 francos.

Su emplazamiento se realizó en enero de 1837, frente a la puerta Este o de Tacón —las otras tres se llamaban de Colón, de Cortés y de Pizarro— del Campo Militar, en el sitio donde, desde 1803, se encontraba la estatua del buen rey Carlos III, que fué llevada al comienzo del Camino Militar o del Príncipe.

Como casi todas las estatuas habaneras de la época colonial, diversos traslados sufrió desde entonces la Fuente de la India.

Al poco tiempo, en 1841, fué colocada en el lugar que ahora ocupa, o sea al final de la segunda sección de la alameda del Prado, sección que empezaba en el espacio comprendido entre el teatro de Tacón, hoy Nacional y las puertas de las murallas llamadas de Monserrate, que se abrían a la salida de las calles de Obispo y de O’Reilly.

El 23 de enero de 1863, por acuerdo del Ayuntamiento, se trasladó al centro del actual Parque Central, entre la calle de San Rafael y la plazuela de Neptuno.

Al ocurrir en 1875 la restauración de los Borbones, el Ayuntamiento resolvió erigir una estatua de Isabel II en el sitio que juzgó el más importante de la ciudad, o sea el Parque Central, por lo que volvió a trasladarse la Fuente de la India de este lugar al primitivo que ocupara en la alameda del Prado, pero variándose la posición, de manera que mirase hacia el Campo de Marte.

Por último, en 1928, como ya expusimos, al transformarse el Campo de Marte en Plaza de la Fraternidad Americana —en homenaje a las representaciones de los gobiernos de este Continente que asistieron a la celebración en nuestra capital de aquella gran farsa diplomático —dictatorial-imperialista que fué la Sexta Conferencia Panamericana—, sin variarla de lugar, se le cambio la posición a la Fuente de la India, colocándola con su frente hacia el mar, elevando, además, su base unos tres metros sobre la rasante de la calle.

Detrás se ha construido un amplio banco de mármol de isla de Pinos que luce en su ornamentación los motivos decorativos de la Fuente y tiene por fondo una cortina de palmas que le dan bello y adecuado realce a una y otra obra artísticas.

Fuente de la India. Viñeta por Nieves.
Fuente de la India. Viñeta por Nieves.

No lejos de la Fuente de la India, y en otro de los parques que forman hoy la Plaza de la Fraternidad, se emplazó también en 1928 otra hermosa fuente colonial, la de Los Leones, la misma que adquirió, con la de La India, el conde de Villanueva, en 1837, modelada igualmente por el escultor Gaggini, y que se encontraba en el parque de Trillo, erigida primitivamente en la plaza de San Francisco.

Muchos han sido los poetas y prosistas, nacionales y extranjeros, que han descrito y celebrado la Fuente de la India, cantando su belleza artística y su simbolismo histórico. Pero en este florilegio de alabanzas no han faltado ciertos reparos y censuras, tales como la falta de la morbidez necesaria de las piernas y las anacrónicas facciones griegas de la india, pequeños defectos que no desmeritan el indiscutible y alto mérito de esta obra de arte.

Según refiere Eugenio Sánchez de Fuentes en su obra Cuba Monumental estatuaria y epigráfica, el día antes de la inauguración de la Fuente de la India “sopló un fuerte viento que derribó varias casas de madera y arrancó árboles, no haciéndole el menor daño a la tela que la cubría”, y el de su descubrimiento en plena fiesta oficial, refiérese, un tabaquero improvisó el bello soneto que a continuación insertamos, por lo que fue detenido, no habiéndose sabido nada más de él:

 Mirad La Habana ahí, color de nieve
Gentil indiana de estructura fina
Dominando a una fuente cristalina
Sentada en trono de alabastro breve.
 Jamás murmura de su suerte aleve,
Ni se lamenta al sol que la fascina,
Ni la cruda intemperie la extermina,
Ni la furiosa tempestad la mueve.

¡Oh Mujer! es mayor tu sufrimiento
Que el de ese fuerte y dilatado muro
Que circula tu hermoso pavimento;

Empero eres como el mármol duro,
Sin alma, sin color, sin sentimiento
Hecha a los golpes, como el hierro puro.

De este soneto poseemos nosotros una versión con ligeras variantes en los tercetos, que nos envió por correo, hace años, “Un Amigo”, atribuyéndolo a Gabriel de la Concepción Valdés ( Plácido), y acompañándolo de una nota que decía tomada de un “Juicio crítico”, inédito, de Sebastián Alfredo de Morales, el editor de las poesías de Plácido, y según el cual ese soneto “fué improvisado cálamo currente en 1842, hallándose el poeta con varios amigos suyos delante de la Fuente de la India…”.

Como no hemos podido confirmar la autenticidad de esa noticia del anónimo amigo, nos limitamos a ofrecerla, a título de inventario, reproduciendo, para que puedan ser conocidas sus variantes, los tercetos de la versión de este soneto atribuido a Plácido:

 ¡Oh beldad! es mayor su sufrimiento
Que ese tenaz y dilatado muro
Que circunda tu hermoso pensamiento.
 Empero tu eres toda mármol puro,
Sin alma, sin color, sin sentimiento,
Hecha a los gol pes con el hierro duro.

Nuestro esclarecido humanista, crítico, historiador y matemático, Tranquilino Sandalio de Noda, en artículo publicado en 1841 en el interesantísimo álbum, hoy rara joya bibliográfica, de la que poseemos un completo y bien conservado ejemplar, que lleva el título de Paseo Pintoresco por la Isla de Cuba, describe este monumento de la siguiente manera:

Fuente de mármol blanco que se alza en un pedestal cuadrilongo sobre cuyas cuatro esquinas y resaltadas pilastras se apoyan cuatro enormes delfines también de mármol, cuyas lenguas de bronce sirven de surtidores al agua que vierten en la ancha concha que rodea el pedestal; y rebosándose aquella por conductos invisibles, vuelve al interior sin derramarse jamás.

Encima del todo sobre una roca artificial está sentada una prócera estatua que representa una gallarda joven mirando hacia el Oriente.

Corónola un turbante de pluma y de las mismas la ciñe una ligera cintura; con lo cual y el carcaj lleno de flechas que lleva al hombro izquierdo se conoce que representa una india con figura alegórica de la ciudad de La Habana, cuyas armas se ven esculpidas en el escudo que lleva en su diestra; y en la siniestra sostiene la cornucopia de Amaltea, sustituyendo con invención feliz en vez de manzanas y uvas, varias frutas de la tierra coronadas con una piña.

El frente y la espalda del pedestal figuran la sillería de una puerta del arco; y tienen en medio del claro un surtidor que derrama en la dicha concha. Al derredor de esta hay un estrecho arriate cercado por una fuertísima verja de lanzas de hierro, apoyada en veinte fasces con sus hachas de armas, y teniendo por la espalda de la fuente una puerta casi imperceptible según lo bien ajustado de su armadura.

Por fuera de la verja hay un ándito o ancho paseo circular de mármol blanco, y el todo lo rodea una orla de grama de Bahama (agrostis), con diez y seis guarda-Iados de piedra común.

Esta hermosa fuente, la más bella y suntuosa de cuantas La Habana tiene, está formada de enormes trozos de mármol primorosamente trabajados: en ella no se encuentran inscripciones hinchadas, sino sólo esta sencilla leyenda: “Por el conde de Villanueva”.

Plácido, nuestro tan inspirado como infeliz bardo mulato, cantó también a la Fuente de la India en los versos que podrá encontrar el lector en esta misma página.

La inscripción que por sugerencia nuestra ha ordenado la Alcaldía sea puesta en la tarja de bronce que se colocará el próximo mes sobre la pilastra que se encuentra frente a la Fuente de la India, es la siguiente:

FUENTE DE LA INDIA O DE LA NOBLE HABANA

Representa alegóricamente a esta Ciudad. Obra del artista italiano Giuseppe Gaggini, erigida en 1837, por iniciativa del conde de Villanueva, frente a la puerta Este del Campo de Marte. En 1841 fué colocada en el lugar que hoy ocupa, o sea, al final de la segunda sección de la alameda del Prado. En 1863, por acuerdo del Ayuntamiento, la trasladaron al medio del Parque Central. En 1875 quedó emplazada de nuevo en el presente sitio, mirando hacia el Campo de Marte; y en 1928, al transformarse dicho Campo en Plaza de la Fraternidad, se le dió la posición que tiene actualmente.

Bibliografía y notas

  • Roig de Leuchsenring, Emilio. “Recuerdos de Antaño: La Fuente de la India, símbolo de la ciudad de la Habana por Cristóbal de la Habana”. Vol. XIX, núm. 2, octubre 1935, pp. 15, 46-47.
  • Personalidades y negocios de la Habana
  1. Manneken Pis: En neerlandés; “hombrecito que orina” es una estatua de bronce de 55.5 centímetros situada en el centro histórico de Bruselas (Bélgica).​ ↩︎

Publicado en: Habana Etiquetado como: Emilio Roig de Leuchsenring, Habana: Instituciones y Negocios, Habana: Personalidades, Revista Social

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