Se dedicó la Compañía La Internacional a ofrecer seguros contra riesgos y accidentes en la Habana. Secuela natural y consecuencia obligada de las progresivas evoluciones que cada país va contando en estos tiempos de evolución y mejoras colectivas, es la creación o surgimiento que atenúen —en parte estimable, tanto como sea posible— los riesgos y contratiempos que circundan toda innovación y siguen en escolta amenazante a cualquier conquista del Progreso, de la Civilización y de la Ciencia.
Tan elemental razonamiento nos lo sugiere contemplar cuál y cuán considerable es el número de máquinas automóviles que en la actualidad cruzan las vías habaneras y qué aumento tan notable es el experimentado en un bienio por el número de camiones automóviles que prestan sus valiosos y preciosos servicios a las casas comerciales y empresas mercantiles o industriales de la Habana.
Y la consecuencia que reputamos natural a esas evoluciones progresivas de hoy —en que Cuba no va rezagada ni mucho menos— es la suscitada por el ejemplar funcionamiento de una Compañía de seguros La Internacional, que existe entre nosotros como una secuela natural del aumento sorprendente de automóviles de lujo y comerciales que circulan por la ciudad de la Habana.
La Compañía de seguros “La Internacional”, fundada con visible acierto y respondiendo a una sentida necesidad de atención inaplazable ya, en 1906 es una entidad dedicada a un ramo del negocio de seguros de los que atenúan en parte estimable —tanto como es posible— los riesgos y contratiempos que para los particulares supone y engendra el hecho de poseer un automóvil…
Cuya, guía, aún confiada a experto y hábil conductor, es —incuestionablemente— un constante peligro de incidencias enojosas y de una lamentable onerosidad, cuyos perjuicios pueden quedar a cubierto mediante la oportuna y previa adquisición de una póliza de las que facilita “La Internacional” para que tanto los caballeros particulares como los señores comerciantes puedan cubrir ese riesgo, vario en verdad, sin erogaciones desproporcionadas y perturbadoras.
Esa necesidad, visible y evidente de más en más por las continuas y diarias experiencias que matizan la cuotidiana crónica de sucesos locales, está cumplidamente atendida por “La Internacional”, Compañía de Riesgos y Accidentes, dedicada exclusivamente a asegurar, en condiciones ventajosas y propiamente cooperativistas, los automóviles de particulares y los autobús y camiones de las casas comerciales, contando, desde hace ya varios años con una selecta clientela, formada por personas solventes y conocidas en esta sociedad.
Entre esos numerosos clientes es ya nutridísima la relación de los que han percibido el importe del seguro abonado diligentemente por “La Internacional”, siendo de los últimamente indemnizados los señores siguientes:
Sr. Marcel L’Mat, Carlos Arnoldson, Eduardo Desvernine, Alfredo Betancourt, Isidro Fontanalls, Juan Francisco O’Farrill, J. Y. Almagro, Septimio Sardiñas, Alberto Hupman, Oscar Arnoldson, Felipe Padró, Gaspar Vizoso, Miguel Nuño, Luis G. Mendoza, Pedro Rodríguez, Juan Argüelles, Carlos Morales, Tomás Machín, Mario G. Mendoza, Antonio Trueba, Señores Urquía y Co.
Y otros y otros más, a quienes desde su constitución “La Internacional” ha satisfecho, sin provocar una sola reclamación, el importe de los seguros contratados y cuyo promedio anual nunca fué menor de $25.000.
Uno de los más recientemente abonados por la Compañía “La Internacional” es el satisfecho al señor Fabián Urrutibeascoa, que ascendió a 2.000 pesos oro.
No es la cualidad más recomendable de “La Internacional” —omisión hecha, de propósito, de su incontrovertible solvencia y honorabilidad inmaculada, la diligencia y liberalidad con que abona a sus tenedores de pólizas contra riesgos y accidentes el aseguro contratado.
Es que “La Internacional” es una Compañía doblemente ventajosa para el cliente, por cuanto no solo abona a éste la indemnización estipulada por los propietarios de los vehículos en ella asegurados, sino que se encarga además de abonar la responsabilidad civil que se les impusiere o la condena de Tribunal de Justicia, por consecuencia de daños o accidentes a la propiedad ajena, en los que resulte perjudicada una tercera persona.
Para ello cuenta también con un brillante grupo de letrados —todos notables abogados— y procuradores, que representan en los estrados judiciales a sus siempre bien servidos clientes.
Ventaja insuperable y decisiva que ofrece y cumple “La Internacional” es la de que esta Compañía no hace investigación alguna sobre los accidentes que ocurran a sus clientes, puesto que todos ellos, como antes se expuso, son personas que gozan de antiguo y merecido crédito e intachable buena reputación, social o comercial.
Da idea clara, diafanizadora de la sabia organización de esta Compañía y asegura al tiempo su envidiable ética, conocer los prestigiosos elementos que integran su Directiva. Véase:
- Presidente: Octavio Averhoff
- Vicepresidente: Carlos Arnoldson
- Administrador-Tesorero: Miguel Carreras
- Secretario: Eduardo Usabiaga
- Vocales: Guillermo Lawton, Juan Argüelles, Regino Truffin, Dionisio Velasco y Ernesto P. de la Riva.
Con tales elementos no es posible desconocer ni dudar el creciente florecimiento de esta próspera Compañía.
La Internacional por eso vive extraña al innecesitado reclamo. No lo precisa.
De interés: Personalidades y negocios de la Habana
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