En 1892 se formó, por los hermanos Ramón Pérez Rodríguez y José María Pérez Rodríguez, la sociedad R. Pérez y Hno., la que adquirió de la ya existente Pelayo Martínez y Ca., existente hacía bastante tiempo con puestos de Ropa y Peletería en la plaza del Mercado, el principal de estos se llamaba La Isla.
A ellos llevaron nuevos métodos del comercio moderno, trabajando denodadamente e imprimiéndole tal sello de seriedad que pronto fue el punto de confianza de muchísimos guajiros, logrando aumentar de tal manera sus negocios que se vieron en la necesidad de buscar nuevos locales para poder dar cabida a los mismos.
En 1898, a pesar de las dificultades inmensas por las que atravesaba Cuba, consiguieron los locales de la calle de Cuba esquina a América, números 38 y 40, y que daban frente a la misma plaza del Mercado, los que reformaron y ampliaron grandemente instalando en ellos su creciente negocio, adicionándole el ramo de materiales para la fabricación del calzado de campo y el mismo calzado de trabajo de campo, lo que dio tal aumento a las transacciones que en breve se les hizo necesario ampliar su establecimiento.
En el año de 1906 adquirieron el número 42 de la citada calle de Cuba, o sea el contiguo a los que ocupaban y lo hicieron todo un solo local, con gran amplitud, en el que quedó montado su gran negocio, dándole preferencia especialísima a los asuntos del calzado y de su fabricación.
En vista de la gran demanda por el calzado de campo, en 1912 se decidieron a montar talleres de fabricación propios, los que instalaron en los altos de la plaza del Mercado, frente a la calle de América. Al resultarles insuficientes, ocuparon los altos del mismo Mercado, frente a Álvarez, en los cuales fabrican ya como unos 500 pares diarios.
Tantos locales separados no ofrecían las comodidades necesarias, ni resultaban ya adecuados y se decidieron a conseguir el número 19 de la calle de América.
Contiguo a los que ya ocupaban, por ser de gran amplitud y poder así formar un solo bloque, lo que lograron en 1923, dejando juntos los cuatro locales con dos plantas —alta y baja— los que daban una superficie utilizable de unos tres mil metros cuadrados, y en los cuales trabajaban unos 200 operarios para una cifra de negocios anuales de más de medio millón de pesos, en calzado fino y de campo, pieles, talabartería y fabricación de los mismos.
En esta situación de negocios tan variados e importantes, por el fallecimiento de su gerente, señor Ramón Pérez, se cambió la razón social, dando entrada en ella a los nuevos socios:
Antonio Martínez Pérez, apoderado desde hacía mucho tiempo en la anterior, sobrino de los citados Pérez y uno de los propulsores principales del negocio.
Ramón Pérez Fernández, hijo del anterior gerente Ramón Pérez Rodríguez y antiguo empleado de la casa y uno de los principales conocedores del ramo de fabricación de calzado.
Se llamó esta sociedad R. Pérez y Ca., la que continuó desenvolviéndose en incesante progreso , modernizando sus operaciones, con fuerte apoyo público, seriedad y fuertes energías de los nuevos socios y sanos consejos del señor José María Pérez, quien ademas de ser gerente de la casa ocupó varios puestos en la Colonia española, de la que fue socio fundador, vocal, presidente de secciones y presidente de la misma en el período de 1921 a 1923, en 1925 fue también Presidente de Honor de aquella institución y miembro del Club Rotario.
Referencias bibliográficas y notas
- El Libro de Cuba : historia, letras, artes, ciencias, agricultura, industria, comercio, bellezas naturales: Obra de propaganda nacional. Habana (Cuba), Talleres del Sindicato de Artes Gráficas, 1925, 845.
- Personalidades y negocios de Matanzas.
Deja una respuesta