Costumbristas Cubanos: Luis Victoriano Betancourt por Emilio Roig de Leuchsenring. Luis Victoriano Betancourt nació en la Habana, el 23 de marzo de 1843. Pasó su niñez en Matanzas, donde residía habitualmente su familia, trasladándose a la Habana en 1860, para cursar en la Universidad los estudios jurídicos, graduándose de abogado el de junio de 1866.
Como su padre, José Victoriano Betancourt, cultivó con éxito la literatura de costumbres, superándolo, por la mayor pureza del estilo, gracia, agilidad y acierto en el manejo de la ironía y la sátira.
Casi todos sus artículos, publicados primero, en los periódicos “El Siglo”, “El Aguinaldo Habanero”, “La Aurora”, “El Álbum” y “El Occidente” fueron después coleccionados en un volumen: Artículos de Costumbres y Poesías, por Luis Victoriano Betancourt, Guanabacoa, Imprenta “La Revista de Almacenes”, calle de la Cerería número 17½, 1867. 249 p.
De esos trabajos merecen citarse, como los más valiosos: “Los Primos”, “Los Pollos”, “La Habana de 1810 a 1840”, “Baile de Máscaras”, “El Abogado Taco”, “Poesía Popular”, “Geografía: lección única” y otros.
El amor grande y sincero de Betancourt por la libertad de Cuba le hizo marchar, apena, estallada la Revolución de Yara, al Camagüey para incorporarse a las fuerzas revolucionarias.
En los campos de Cuba libre permaneció hasta la paz del Zanjón, desempeñando importantes cargos en el gobierno de la República en Armas: presidente de la primera Corte Marcial, Diputado, Secretario, y Presidente, sucesivamente, de La Cámara de Representantes.
La popularidad que alcanzó en esa época con sus poesías patrióticas llegó a ser extraordinaria. Lástima grande que casi todas se hayan perdido.
Vuelto de la guerra vivió, obscura y modestamente, en la Habana, consagrado a la abogacía y a la enseñanza, colaborando, a ratos, en “La Discusión”, de Adolfo Márquez Sterling, “El Triunfo”, “El País” y la “Revista de Cuba”.
Murió, en el barrio del Vedado, el 8 de junio de 1885.
Geografía: lección única.
— Habana
Preguntará el maestro. —Decid, niño, ¿cómo os llamáis?
Responderá el discípulo: Pedro, Juan o Francisco, etc.
P. ¿Dónde nació usted?
R. En la Habana.
P. ¿Qué otro nombre tiene la Habana?
R. Babilonia.
P. ¿Cuál es su clima?
R. Un delicioso verano reina constantemente sobre ella.
P. ¿Cuáles son los vientos que la soplan?
R. Por la mañana brisote de tasajo en el muelle, y en las calles de Mercaderes, Oficios, Baratillo, etc., por la noche huracán deshecho en los puertos del Hermitage y del Hotel del Cerro.
P. ¿Cómo se divide la Habana?
R. En dos partes: dentro y fuera.
P. ¿Será estable esa división?
R. No señor, porque una gran obra que llevarán a cabo las generaciones futuras, con el favor de Dios y la intervención de la virgen de los Desamparados, unirá el departamento intramural con el extramural.
P. ¿Cómo se llama esa obra?
R. El “Tumba-Murallas”.
P . ¿Qué población tiene la Habana?
R. Tiene chinos, negros, mulatos y blancos.
P. ¿Podrá usted decirme qué nombre se da a esa mezcla heterogénea?
R. Sí señor; la familia feliz.
P. ¿Por qué es notable la Habana?
R. Por sus ríos, lagos, montañas y derriscaderos.
P. ¿Cuáles son sus principales ríos?
R. En el departamento extramural los siguientes: el Águila, tiene dos brazos, uno que atraviesa el barrio de Jesús María y otro que baña el de Colón, y forman una cascada de treinta metros de altura en la calle de Neptuno; es navegable por goletas; el río Blanco nace en la calle de Virtudes y desemboca en la de Trocadero, con puerto para cabotaje; el Crespo, tiene también su origen en la calle de Virtudes y desagua en la de Trocadero; el Trocadero es el más caudaloso, porque recibe las aguas de los ya mencionados, corre de E. a O. en la calle de su nombre, y tiene cinco cuadras navegables por bergantines o fragatas y el resto por embarcaciones pequeñas.
P. ¿Cuáles son los del departamento intramural?
R. El Obispo, el O’Reilly, el San Ignacio, el Cuba, el Empedrado, el Tejadillo, que son temibles por sus tiburones y por sus grandes crecientes.
P. ¿Hay lagunas en la Habana?
R. Sí hay: la laguna de los Fosos, cerca de la Puerta de Tierra; tiene abundante pesca de calenturas; el lago Verde, junto al Torreón: se llama también lago de las Epidemias, por las muchas que ocasiona. Existen, además, en los barrios de San Nicolás, los Sitios y Jesús María grandes lagunas notables por sus patos.
P. ¿Cuáles son los manantiales más célebres?
R. Tres: el de Lealtad, el de Escobar y el de Gervasio.
P. ¿Cuáles son las lomas y derriscaderos?
R. La loma del Aguila en Jesús María; el derriscadero de la Estrella; la loma de la Maloja y la de los Sitios de trescientos pies de elevación; el pico de Pueblo Nuevo, a quinientas varas sobre el nivel del mar, y otras varias lomas parecidas en toda la ciudad.
P. ¿Cuáles son los monumentos históricos?
R. El Templete, espacioso edificio que puede contener hasta diez mil personas, y que ha sido llamado por antonomasia “El monumento de América”; está abierto una vez en el año o antes…; la estatua de Colón, invisible porque Colón no quiere jaranas, y mandó que no lo pusieran en ninguna plaza, porque si no al momento se armaría la rumbantela; la Pila de la India que está pidiendo a gritos qué la alumbren un poco, porque no ve, y que le quiten de su lado a los delfines que se hacen los graciosos y no la dejan dormir; y no más.
P . ¿Qué edificios de entretenimiento puede usted nombrar?
R. El Louvre, célebre por sus tacos; Escauriza, academias de primeras letras en donde se hacen los sabios y los patriotas; l’Hermitage, teatro donde se representan novelas a lo Dumas, y en donde la juventud halla agradable entretenimiento; y muchas escuelitas de baile llamadas también escuelitas de moralidad por la que en ellas se predica.
P. ¿Existen otros lugares de recreo?
R. Sí, y son: la biblioteca que nos divierte y está desierta como los arenales de la Libia; sus libros mueren vírgenes de puro no ser tocados; la plaza de toros, águila de la civilización que ha atravesado los mares y se ha posado sobre el redondel de nuestras manolas y de nuestros toreros; la valla o sea la bolsa siboney, en donde se juega la fortuna bien o mal adquirida, y se pone el honor de una familia en el espolón de un “jabao”; la manigüita que tan pronto planta sus reales en los aristocráticos salones como en los cuartuchos democráticos, y que cuenta un sinnúmero de aficionados; y últimamente, en cada esquina un café, y en cada café un billar y en cada billar el cubano porvenir.
P. ¿Tiene la Habana ateneos?
R. Tuvo uno que pudo servir al país, pero como vió que no lo cerraban, se cenó él solo para no caer en la tentación: era muy bien criado y sobre todo prudente.
P . ¿Qué le gusta al mono?
R. Baile.
P . ¿Y después del baile?
R. Baile.
P . ¿Y hasta que se muera?
R. Baile.
P. ¿Hay colegios en la Habana?
R. Hay varios, y en esos varios hay directores que… en fin, cualquiera puede ser director porque todo el mundo sabe para enseñar, aunque no sepa para saber.
P. ¿Tiene la Habana Universidad?
R. Muy poca si tiene alguna.
P. ¿ Para qué sirve la Universidad?
R. Para aprobar, suspender y reprobar.
R. ¿ A quién, a los maestros?
R. No señor, a los discípulos.
P. ¿ Y por qué no a los maestros?
R. Porque los maestros saben y por eso son maestros, porque todo el que es maestro es porque sabe, y no se puede ser maestro sin saber.
P. De lo dicho, ¿qué se infiere?
R. Que los maestros que no saben más que los discípulos, pueden aprobar, suspender y reprobar a los discípulos, que saben menos que los maestros.
P. ¿Qué produce la Habana?
R. Calambucos y tacos.
P. ¿Qué son calambucos?
R. Son las almas que vienen a purgar a este mundo los pecados que han cometido, que cometen y que cometerán.
P. ¿Son útiles los calambucos?
R. Si señor; ellos se disputan los faroles y las velas, en las procesiones, ahuyentan los perros que interrumpen la novena; lloran a lágrima viva en los sermones, y se suenan la nariz.
P . ¿Cómo se llama la hembra del calambuco?
R. La devota.
P . ¿Qué hace la devota?
R. Lo mismo que el calambuco, pero en género femenino.
P . ¿Qué son tacos?
R. Los hombres de mañana.
P . ¿En qué se emplean?
R. En tentar a los hombres y hacerlos ofender a Dios.
P. ¿Qué dicen los calambucos y qué los tacos?
R. Los calambucos quieren que el rosario de Guanabacoa pase a la Habana, y los tacos desean que la Habana sea un Louvre muy grande para no salir jamás del Louvre; los calambucos van en la procesión por las velas, y los tacos van por las muchachas en la procesión; los calambucos ofrecen el dinero al 15 por ciento y los tacos lo toman al 20; últimamente los calambucos tienen lástima a los tacos, y los tacos hacen mofa de los calambucos.
P. ¿Qué más produce la Habana?
R. Indianos y siboneyes.
P. ¿ A quiénes se da este nombre?
R. A los que no saben más que bailar y cantar décimas, y maldito lo que se cuidan de la patria y del porvenir.
P. ¿Qué más produce?
R. Exposiciones y contra-exposiciones, y la carabina de Ambrosio.
P. ¿Qué más?
R. Poetas que más parecen nacidos para labrar la tierra que para hacer versos; escribanos que dan fe; abogados que juran no proceder de malicia, y pobres que esperan como el santo advenimiento que se empiece a invertir el dinero del Bazar, y sobre todo un pueblo contento y feliz, como el pueblo de Babilonia.
P. ¿Puede usted decir algo más sobre la Habana?
R. No señor.
P. ¿Por qué?
R. Porque no.
P. ¿Y por qué no?
R. Porque la maestra tiene en la mano unas tijeras muy largas y…
P. ¿Quieres ir a jugar?
R. Si, señor maestro.
Discípulo. —La bendición, señor maestro.
Maestro. —Dios te haga un santo.
Discípulo. —Amén.
Citas y referencias:
- Roig de Leuchsenring, E. (1920, abril). Costumbristas Cubanos: Luis Victoriano Betancourt. Revista Social, pp. 40,84,87
- Escritores y poetas de Cuba.
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