Madruga es en la actualidad una localidad y uno de los once municipios que conforman la provincia de Mayabeque, antiguamente parte de la Habana. Limita ahora con Santa Cruz del Norte al Norte, al Sur con Nueva Paz, al Este con la provincia de Matanzas y por el Oeste con San José de las Lajas y Jaruco. En la extensión territorial del municipio, que era de 465,6 kilómetros cuadrados en el 2018, vivían en ese mismo período 28,262 personas.
Historia de Madruga
Atraídas por sus saludables aguas numerosas familias concurrían a la zona en busca de salud y concluida su estancia eran quemadas las humildes viviendas de yagua y guano. Muchas veces se comparaba a Madruga con San Diego por sus aguas y sus baños, teniendo ventaja la primera sobre la segunda por sus comodidades y distancia desde la Habana. Cuenta Carlos Belot por el lejano 1828 que existían varios baños en Madruga, entre ellos el Tigre, la Castilla y la Páila con sus aguas transparentes y un marcado olor a huevos podridos, del cual desde 1802 se conocían los elementos que conformaban sus aguas medicinales.
En 1801, después de vencer la resistencia del Cura de Macuriges Esteban Rodríguez del Castillo, se comenzó la construcción de una iglesia en la localidad, por gracia concedida al Conde de Santa Clara Luis de Bassecourt quien hiciera el pedido a la autoridad eclesiástica. De regreso el Conde a España pasó la obra a manos de Martín de Aróstegui Herrera y se puso bajo la advocación de Nuestra Señora de Regla y de San Luis en memoria de su impulsor Don Luis de Bassecourt. En fecha de Mayo 22 de 1803 se colocó el Santísimo Sacramento y fue declarada auxiliar de la de Macurijes.
Para que el culto pudiera sostenerse la familia Sardiñas, dueña de de los terrenos donde se encontraban los manantiales, donó doce solares y dispuso una y media caballería de tierra para el futuro poblado. Esta zona era parte del hato Santo Domingo del Itabo, el que también conocido como Guabal de Madruga había sido mercedado a Cristóbal de Zayas en Agosto 8 de 1656.
Dispuesta por el Marqués de Someruelos Capitán General de Cuba la conservación de las viviendas temporales fue comisionado el agrimensor Angel Salem para el trazado de la población. Rápidamente se establecieron familias y para 1813 se construyó un cementerio que funcionó por mucho tiempo hasta que en 1908 se terminó otro. En 1816 funcionaban tres casas para bañistas, la Paila, Tigre y el Copey y en 1826 se creó la Capitanía Pedánea, 1828 trae la Administración de Rentas Reales y el Correo y en 1833 bajo los auspicios de los O’Farrill abrió una escuela primaria.
Madruga tuvo su Ayuntamiento por Orden Real en 22 de febrero de 1866 y para la organización administrativa de 1878 contaba con los barrios de Cayajabos, Concordia, Corral, Itabo, Madruga, Purial, Sabana, Sabana Robles, San Blas y Zaldívar. Comenzando la década de 1940 son siete: en la cabecera Este y Oeste, urbanos Majagua, Itabo, Sabana-Robles, San Blas, Concordia y Cayajabos. Los Ferrocarriles Unidos de la Habana tenían paradero en Sabana Robles y desde allí un ramal enlazaba al pueblo de Madruga. Otra línea privada llegaba al Central San Antonio.
Pertenecía el Central San Antonio terminando la primera década del siglo XX a la familia Gómez Mena y producía 118,000 sacos de azúcar y 500,000 galones de miel (6000 bocoyes).
En la zona existe un monumento erigido por suscripción popular a la memoria de los Mártires de la Patria, algunos de los cuales fallecidos durante la Guerra de Independencia comenzada en 1895 fueron sepultados en el lugar. Entregado al Ayuntamiento en 30 de septiembre de 1901 se ubica en la cúspide de la loma de la Gloria.
Desde Madruga por Enrique Fontanills para el Fígaro en 1895.
Es Madruga uno de los pueblos que más alto y con mayor elocuencia acreditan el antiguo poderío de una respetable familia cubana: la familia de los O’Farrill, cuyos miembros actuales mantienen el abolengo de su apellido en nuestra sociedad de la Habana con el prestigio que enaltece á la muy distinguida esposa del Sr. Santos Guzmán.
No es posible visitar á Madruga y recorrer sus calles ó sus alrededores, sin que el nombre de O’Farrill deje de sonar en los oídos. Detrás de su primera fundación —los siempre, aclamados baños—, sigue la hermosa casa de la calle del Sol, alojamiento en otros días de esa familia y hoy convertida en cuartel de la Guardia Civil.
Se dirige la vista con rumbo á las lomas de San Pedro y La Industria y allí están los campos —yermos algunos— en que se levantaban grandes y famosas fábricas de azúcar de la propiedad de los O’Farrill.
De todo eso no queda hoy en pie más que Cayajabos —ingenio que ha pasado á manos de los Terry—; los jardines de La Concordia —en cuya casa de vivienda alternaron las temporadas de nuestros gobernadores generales—, y más acá, á la entrada del pueblo, lindando con las paralelas del ferro-carril, el hoy central San Antonio, de unos laboriosos vizcaínos.
Algunos datos poseo de las en un tiempo escogidísimas temporadas de Madruga; pero han sido datos recogidos al azar, y como tales, confusos en mi memoria de tal modo que unificarlos sería una obra á que renuncio por lo espinosa.
Puedo y debo únicamente hablar de estos últimos tiempos. Se recordará siempre en Madruga el nombre de Mesa. Y se recordará porque nada hay tan sano como la gratitud que saben guardar los pueblos hacia quienes les han hecho algún beneficio. En este orden está Mesa, un capitán de ejército que fué destinado á Madruga en una época reciente en que los horrores del bandolerismo hicieron de necesidad la creación de alcaldías desempeñadas por militares.
Mesa supo ganarse la voluntad del pueblo, porque sólo trabajó en favor del pueblo. Durante su paso por la alcaldia de Madruga se hicieron reformas municipales que eran desconocidas hasta entonces y se llevó a cabo la restauración y embellecimiento de la Plaza de Recreo.
Yo tuve el gusto de conocer á ese bravo militar, tan honrado y pundonoroso, y pude advertirle las más preciadas cualidades de carácter. Hoy está en España en posesión del grado de comandante y no será difícil que le veamos figurar en alguno de los batallones expedicionarios, ya que todos sus grados se los debe á acciones de guerra en la otra campaña que terminó en el Zanjón.
Y si mucho debe Madruga al capitán Mesa, siempre será poco cuanto haga, en título de gratitud, hacia benefactores tan honrados, constantes, emprendedores y desinteresados como los hermanos Pardiñas.
He ahí un nombre que suena en todos los ámbitos del pueblo. El mayor de ellos, Pepe, es un hombre muy querido en todas las clases. Su profesión de médico la ejerce con gran acierto y en su puesto de Presidente del comité local autonomista se ha hecho irremplazable, como irreemplazable lo es también en el cargo, que le fué discernido por rigurosa oposición, de Médico Director de los Baños.
Su hermano Luis es la expresión completa de la actividad. Es uno de esos espíritus hechos para no doblegarse jamás. En Madruga se le quiere y se le respeta. Sería imposible una obra de prosperidad si no estuviese entre sus iniciadores el que además de laborioso es un hombre muy simpático. Yo he visto que aquí le consultan aún aquellos mismos que las echan de ser sus más decididos adversarios políticos. Y á esto sólo se llega cuando se transparenta esa virtud de la honradez que tanto distingue á Luis Pardiñas.
Otro de los Pardiñas es Emilio. Muy entusiasta y muy simpático. Está al frente de la mejor farmacia del pueblo y á él se debe principalmente la creación del cuerpo de Bomberos.
Yo he venido á Madruga, después de dos años, y las reformas que más agradable sorpresa me han causado son debidas á los Pardiñas. Una de ellas es la instalación del Hotel Mascotte, montado espléndidamente, con espaciosas habitaciones y un confort que parece raro encontrar fuera de las ciudades.
La otra reforma es la de los baños. Lo que de éstos he dicho en mis Notas de La Lucha y en una cartita que envié para El País, lo ratifico ahora en El Fígaro. —El temporadista, si hasta ahora le bastaba para estar satisfecho con las probadas virtudes de las aguas de Madruga, su satisfacción ha de subir de punto si á esos beneficios se agregan los de la elegancia, orden y aseo que respiran los nuevos chalets bajo los cuales se guarnecen las pocetas del rico manantial sulfuroso.
Hoy, el aspecto de los baños no puede ser más animado. Han desaparecido las antiguas casetas y en su lugar se han levantado esos bonitos, lucientes y airosos chalets cruzados de mimbres, con apartamentos para el bañista y provistos de departamentos con bañaderas, duchas y aparatos para inhalaciones y pulverizaciones.
Cuento varios días de estancia en este pintoresco lugar y las horas me han parecido invariablemente deliciosas. Verdad es que mi rendez vous es una casa donde vive la simpatía: la casa de la familia del Sr. Luis Murias; familia á quien conservo una de esas estimaciones que se convierten en verdaderos cultos, porque no otra cosa han de merecer de mí los que me hayan dispensado las afables atenciones y las exquisitas amabilidades que la distinguidísima familia á que pertenecen las jóvenes señoras Marquesa del Real Socorro, Luisa María Murias de la Guardia, Rosario Murias de Domínguez y Belisa Murias de Hernández, así como las dos preciosas hermanas Mercedita y María, también hermanas por la belleza, la distinción, la gracia y la simpatía.
La familia de Murias deja todos los años su esplendida quinta del Tulipán para venir á pasar los primeros meses del verano en este saludable y alegre balneario, al que le bastaría para adquirir un nombre de fama, á no tenerlo ya plenamente conquistado, si siempre se viese tan favorecido, como lo está ahora, por un grupo de familias muy distinguidas y por la presencia de damitas tan celebradas en los salones habaneros como lo son la graciosísima Josefina Baldasano y la encantadora María Murias.
Iglesia Parroquial Nuestra Señora de Regla y San Luis
Con la afluencia por muchos años en la zona de Madruga debido a la fama de sus aguas medicinales se necesitó no solamente de sus curaciones físicas sino también de las del alma. Con el fin de adorar al Señor se construyó una pequeña ermita la cual se declaró auxiliar de la Iglesia de San Julián de Güines por el obispo Compostela en 1688 y más tarde fue asignada a la de Macuriges.
Para 1801 el Capitán General Luis Bassecourt comenzó la construcción de una nueva iglesia con sus propio aporte financiero, al regresar a España se terminó la obra en 1803 con el aporte de Martín de Arostegui Herrera y los vecinos. Una vez terminado el templo fue bendecido por el Obispo Espada bajo la advocación de Nuestra Señora de Regla y de San Luis a la memoria de su impulsor Don Luis.
Destruida y reconstruida en 1850 el Obispo Fleix y Solans la erigió en Parroquia. Hacia 1900 fue nuevamente reconstruida.
Dr. Porfirio Perés Rodríguez, Alcalde Municipal de Madruga en 1940.
Nacido en México en 1899 residió desde 1904 en Madruga. Porfirio Perés Rodríguez se graduó en 1921 de doctor en medicina en la Universidad de la Habana y desde entonces ejerció en el término de Madruga hasta que después de postularse en las elecciones de 1940 por el Partido Demócrata fue elegido Alcalde Municipal.
Anteriormente había sido Jefe Local de Sanidad y Médico Municipal por lo que era su labor conocida de los residentes. Durante su actuación en el cargo reorganizó los servicios municipales, construyó un parque infantil, adquirió una ambulancia para el transporte de enfermos y accidentados, abrió un pozo para el Acueducto y mejoró la Biblioteca Municipal.
Porfirio Perés Rodríguez casó con la distinguida dama Emelina Díaz naciendo de esta unión tres hijos nombrados Yolanda, Alicia y José Manuel.
Personal de la Administración Municipal de Madruga desde 1940.
- Secretario de la Administración y Contador Municipal: Florencia González Medina.
- Auxiliar del Secretario: José L. Fernández Ruano.
- Tesorero Municipal: Rafael María Delgado.
- Cuerpo de Policía Municipal: Jefe: Teniente Jesús García González; Sargento: señor Agustín Peña, y cuatro Vigilantes. Jefe del Vivac Municipal: señor Ezequiel Artiles Rodríguez.
- Jefe del Registro Pecuario: Ramón Velo Vázquez.
- Médico Municipal: Doctor Azoldo Díaz Montes.
- Encargado de la Casa de Socorros: Juan Francisco Corso.
- Encargados del Cementerio y del Balneario, respectivamente: Guillermo Luis García y Recaredo Suero.
- Director de la Banda de Música: José Urfé.
Colegio El Apostolado de Madruga
Fue el Colegio El Apostolado fundado en el año de 1926 por el Pbro. Hipólito García González, funcionando desde su fundación bajo la dirección de la Madre Catalina Salvi, de la Orden de Religiosas Filipenses, quien desempeñó el cargo por segunda vez desde el año de 1931.
Ofrecía su plan de estudios la enseñanza de Kindergarten; la Instrucción Primaria Elemental y Superior, Ingreso al Bachillerato y Comercio.
Contaba el colegio con 7 aulas espaciosas e higiénicas y una bella Capilla para los cultos religiosos . La Madre Directora era asistida eficazmente por cinco profesoras religiosas de la misma Orden, y tres seglares, siendo su labor de grandes beneficios para el desenvolvimiento educacional de la sociedad de Madruga.
Estaba instalado en un elegante edificio propio situado en la esquina de las calles General Lee y Maceo.
Referencias bibliográficas y notas
- Belot, C. Observaciones sobre los Males que se Esperimentan en esta Isla de Cuba desde la Infancia y Consejos Dados a las Madres y al Bello Sexo. Nueva York: Casa de Lanuza, Mendía y C., 1828.
- Oficina Municipal de Estadística e Información. Anuario Estadístico de Madruga 2018.
- Oficina Municipal de Estadística e Información. Anuario Estadístico de Madruga 2021 (PDF Edición 2022).
- García Vélez, Carlos, Augusto Casamayor Guerrero. Cuba Descriptiva. Datos sobre Municipios y Barrios Tomo V, 1913.
- Fontanills, Enrique. “Desde Madruga”. Revista El Fígaro. Año 9, núm. 21, 23 de junio 1895, p. 279.
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