

La llamada Concesión Scovel, que comprendía primitivamente la construcción de un muelle de desmesuradas proporciones y más tarde cuatro espigones de dos pisos, unidos por un edificio marginal de tres a cuatro pisos, fué el primer paso, dado para dotar a la Habana de muelles modernos, en sustitución de los antiguos tinglados que se veían en los llamados Muelles Generales del Estado.
Eran estos muelles hermosas estructuras de concreto reforzado construidos por la concesionaria Muelles del Puerto de la Habana Co. (Port of Havana Docks Co.) y equipados perfectamente para el servicio que prestaban, estando a la altura de los mejores de su clase en el extranjero y teniendo una situación privilegiada, no sólo por estar en lugar estratégico de la bahía, sino también por encontrarse en lo que, usando la frase tan corriente, podíamos llamar el corazón de la ciudad, en el centro del barrio comercial.
Tenían a su frente la Lonja del Comercio y el edificio de Correos y Telégrafos y en sus inmediaciones a los grandes almacenes importadores y las oficinas de las principales empresas consignatarias de vapores y, lo que era aún más importante, estando enclavadas las oficinas de la Aduana en su mismo edificio, pues por las reglas de su concesión, la Port of Havana Docks Company debió construir y ceder al Estado locales necesarios para instalar la Aduana, oficina s de Inspección General del Puerto y de Inmigración y Casilla de Pasajeros.
Hacia 1925 y después de ciertas modificaciones en su concesión, la Port of Havana Docks Company construyó frente a los muelles una doble vía de ferrocarril que fue a entroncar con el ramal de Havana Central en Paula y extendió ramales a los costados de todos los espigones, por lo que fue posible descargar directamente del vapor a carros de ferrocarril mercancías que venían con destino a lugares del interior de la Republica, evitándose así los costosos trasbordos con sus grandes gastos del anclaje, etc.


El último muelle construido, el de Sant a Clara, se arrendó a la United Fruit Company, la que traía a ellos sus vapores; los otros dos, San Francisco y Machina, eran operados por la misma concesionaria y a ellos, atracaban los vapores de la Trasatlántica Francesa, Trasatlántica Española, Holland American Line, Stinner Line, Tampa Inter-Occean, Pacific Steam Navigation Company, Lykes Bros., Nourse Line, Norway México Gulf Line, Empresa del Nervión, Línea de Larrinaga, Navegazione Generale Italiana, Cuban Line, Compañía Transoceánica de Navegación y otras.
La Port of Havana Docks Company estaba presidida por el Coronel Sosthenes Behn, financiero ventajosamente conocido y presidente también de la International Telephone and Telegraph Company, siendo el primer Vicepresidente su hermano Mr. Hernand Behn, Presidente terminando el primer cuarto del siglo XX de la Cuban Telephone Company.
Al frente de la empresa en la Habana como Vicepresidente y Administrador General estaba el señor Alvaro Ledón, quien con el aplauso de todos desarrolló una brillante actuación en ese cargo.
Aparte del servicio de recepción, manipulación y entrega de mercancías, así como el del almacenaje de las mismas en sus Almacenes de Depósito, tenía la Compañía un Refrigerador con seis cámaras frigoríficas y un buen tren de chalanas, agua flotante, remolcador, lanchas, etc.
La oficina general estaba en el muelle de San Francisco, en el segundo piso, y tenía además la compañía oficina en New York.
Referencias bibliográficas y notas
- Port of Havana Docks Company en El Libro de Cuba. Habana: Talleres del Sindicato de Artes Gráficas, 1925. p. 826
- Personalidades y Negocios de la Habana
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