
Recordando a Juan Clemente Zenea en 1919 desde El Fígaro. Este año se adelantó un día la fecha conmemorativa del fusilamiento del infortunado Juan Clemente Zenea. Se quiso aprovechar la fiesta del domingo y por eso fue el día 24 y no el 25 el piadoso recuerdo que un grupo de devotos viene dedicando hace cerca de seis años al poeta mártir.
En la foto del encabezado se aprecia el ”Momento de colocar la primera piedra del monumento a Juan Clemente Zenea. En primer término, la hija del poeta, señora Piedad Zenea de Bobadilla, rodeada del alcalde de la Habana, doctor Varona Suárez y de Luis Azcárate, secretario de Justicia; de Rafael Montoro, secretario de la Presidencia; doctor Diego Tamayo y del presidente y secretario del Comité del monumento, doctor Cuevas Zequeira y Segura Cabrera”.
Desde temprano el Comité organizador del monumento se reunió en el lugar donde va a levantarse esa obra de arte para colocar la primera piedra, solemnidad que se efectuó ante un público numeroso.
Habló allí con la fogosidad que le distingue, el catedrático Cuevas Zequeira. Su discurso fue arenga, fué himno, fué plegaria, conmoviendo a los oyentes. De allí se dirigió el público, con la Comitiva oficial, a la esquina de Prado y Neptuno a fin de presenciar la ceremonia de descubrir la placa que indica al pueblo que la calle de Neptuno se llamará en lo sucesivo de Zenea.

El alcalde de la ciudad, doctor Varona Suárez, pronunció, después de la sencilla ceremonia, unas palabras recordando el martirio del patriota y enalteciendo al hombre de letras.
Por la tarde el público se congregó, como en otros años, pero en éste en mayor numero, al pie de las murallas del histórico foso de los laureles en la fortaleza de la Cabaña, en el lugar en que sufrió el martirio Zenea.
El doctor Salazar nos advierte que el lugar en donde la hija del poeta ha hecho colocar la lápida conmemorativa no es donde fué fusilado… El doctor Salazar dará en breve una conferencia en nuestro Ateneo para dejar plenamente fijado el lugar en que cayó Zenea atravesado por las balas españolas.
Se había levantado una plataforma de madera en la que tomaron asiento las personas de viso, las que iban a tomar parte en el acto y algunas señoras. Desde una tribuna colocada a la izquierda, hablaron las personas que de antemano se había indicado.
El programa era largo. Segura Cabrera —que pone toda su devoción y todo su entusiasmo en estos actos patrióticos y culturales— leyó una bien escrita Memoria, de los trabajos realizados para llevar adelante la idea de levantar una estatua a Zenea y publicar sus obras.
Nuestro gran poeta Agustín Acosta, leyó, luego, unos valientes y rotundos versos dedicados a Zenea. Su acento viril conmueve. Su inspiración entusiasma; pero: ¡ay! el pesimismo de que están impregnados nos dejaron triste el espíritu. Estos tiempos deben ser de alientos y de estímulos para que el alma cubana reaccione hacia los más puros ideales. ¿No lo cree así el querido bardo?

En nombre de la Asociación de Maestros habló un señor, Carrión. Como decían los programas M. de Carrión, creíamos que era el notable novelista autor de “Las Impuras”.
—No —: se apresuró a decirnos el señor Gay Calvó —“es Carrión el malo”.
Efectivamente. El discurso de este señor Carrión fué desmayado, insustancial y hasta nos pareció que había sido cortado inopinadamente.
Cuevas Zequeira presentó al poeta Mirabal, hijo de Puerto Rico, que traía su ofrenda noble a la memoria del autor de “Fidelia”. Mirabal leyó sus bellos e inspirados versos con visible timidez, lo que hizo que perdieran lucimiento.
Villaespesa apareció en la tribuna después de un bonito discurso de Salazar. El poeta español fue aclamado. Recitó su admirable “Canto a Cuba” y después un soneto lapidario dedicado a Zenea y finalmente unos versos bastante entonados de un hijo del pueblo, soldado, de apellido Zamora, que de ese modo quiso asociarse al homenaje que allí se rendía.
No la galantería, sino la justicia, nos obliga a dedicar nuestras más entusiastas alabanzas a tres damas que tomaron parte en aquella fiesta de amor y de recuerdo.
Lola Borrero de Matamoros llevó la voz del “Club femenino de Cuba”, leyendo un discretísimo y elocuente discurso, que fué muy celebrado y aplaudido. La esposa de Villaespesa leyó admirablemente el “Nocturno” de Zenea y nuestra compatriota la celebradísima actriz Enriqueta Sierra nos dio a conocer un romance de Zenea.
Cerró el homenaje Loynaz del Castillo, con párrafos llenos de color, caldeados por el patriotismo y vibrantes de elocuencia.
Al terminarse el brillante homenaje rendido a la memoria del poeta-mártir, todos los concurrentes estrechaban la mano de la señora Piedad Zenea de Bobadilla, presente allí como todos los años, dando un ejemplo de devoción filial acendrada.
El monumento a Juan Clemente Zenea
Una obra de patriotismo y de arte. El día 20 de Mayo 1920 se inaugurará el monumento a Juan Clemente Zenea. Es la ofrenda del pueblo a un hombre que supo dar a la patria su inspiración y su sangre. Zenea es el tipo acabado el patriota romántico, sencillo y sereno aún en la hora trágica, que reconcentra todas las ilusiones y los honores en un solo momento de sacrificio y de poesía.

La revolución cubana tiene en el episodio que marca la vida clara y breve de este hombre una de sus páginas más bellas y hondas, que mejor condensa el carácter de una raza y de una época.
Habla del sacrificio sin ostentación ni aparato, sin gritos ni gestos; es la humilde entrega de una vida buena en holocausto de una causa noble, sin pensar en si conviene reservarla para posteriores y más críticos momentos, puesto que está tocada de más delicados matices.
Para el patriota sincero todas las acciones son igualmente meritorias ante la finalidad suprema de la idea.
Y Zenea cantó esa idea mientras daba su sangre. El gesto es rico en sensibilidad y patriotismo y él lo hizo con sencillez y ternura.
En una obra tierna y sencilla debía ser interpretada esta idea. El monumento al poeta mártir será en la Habana el que de manera más justa y gráfica diga de un homenaje. El notable escultor Ramón Mateu Montesinos, ha hecho tal vez su obra más inspirada. Su temperamento artístico, hondo y tierno como el alma del poeta puso sus manos sobre el barro inerte y lo inflamó en el cálido espíritu de Zenea, y volvió a vivir el hombre en la comunidad admirativa de su pueblo.
No hemos visto armado el monumento. Hemos visto sus trozos en el estudio del escultor. Pero hay tanta belleza en los detalles, que con la maqueta a la vista hemos compuesto con la imaginación la obra y nos creemos ante uno de los tres grandes monumentos que tiene la capital de la República.
La figura de Zenea está construida con sobriedad y sentimiento. Es fuerte y espiritual, sencilla y bella. Es, en síntesis la justa estatua del poeta; la que mejor puede llevar al alma del pueblo el sentimiento de su vida heroica.
Y hay en el pedestal una clara y pura figura de mujer surgiendo de la piedra, tan sabiamente hecha, tan dulcemente construida, que la “carne” palpita con la misma savia y la misma ternura que debió palpitar la inspiración del poeta al escribir su último poema horas antes de morir.
El pueblo de la Habana verá en su día descubrirse un monumento sencillo y hermosísimo, de líneas delicadas, compuesto con una armonía incomparable.
Ramón Mateu tendrá una obra inmortal en la interpretación del monumento a un inmortal cubano. Los artistas y sus maestros que han visto en su estudio de Valencia la figura de la mujer que figura en esta obra la han elogiado con calor y entusiasmo, y han pedido que una copia sea expuesta en la exposición nacional de Madrid, seguros de un absoluto éxito de críticos y amantes del arte.
Bibliografía y notas
- “Recordando a Zenea” El Fígaro Periódico Artístico y Literario, Año XXXVI, núm. 33, Agosto 31, 1919, p. 897.
- “El monumento a Juan Clemente Zenea”. Diario de la Marina. Año LXXXVIII, núm. 134, 16 de mayo 1920, p. 1.
Yolanda dice
Muy interesante para mí que investigo la vida y obra de Agustín Acosta, verlo en este año, en esta acción, siendo tan distinguido, como nuestro gran poeta. Gracias, gracias x compartir.