El Bandolerismo en Cuba: Asesinato de Dionisio Batista Barroso a manos del Rey de los Campos de Cuba Manuel García. El día 3 de octubre del año de 1891, Manuel García el Rey de los Campos de Cuba, acompañado de algunos de sus hombres, asesinó en la finca Conformidad a los esposos Hernández, porque estos infelices aterrorizados con la presencia de los bandidos en su litio de labor dieron parte a la autoridad.
Suplemento a La Lucha, Septiembre 18, 1892.
Prólogo. — La finca Domínguez. — Dionisio Batista. — Amistades peligrosas. — Complicidad con los bandidos. — Cambio de frente. — Vicente García envenenado. — Manuel García médico. — Proyectos de venganza. — La guásima del Comején. — El rey y Plasencia en acecho. — La víctima. — Almuerzo y comida. — La revancha. — El cadáver. — Carta de Manuel García. — Mal aspecto. — Certificación facultativa. — La autopsia. — El negro Osma. — La fuerza pública. — La opinión.
Aquel crimen, realizado con feroz ensañamiento llenó de espanto al vecindario y la responsabilidad moral se hizo pesar sobre el funcionario que no supo velar y garantir las vidas de aquel matrimonio que con la denuncia presentada prestó un importante servicio al Gobierno.
Anteayer, 16, casi al año del memorable y sangriento suceso de la finca “Conformidad” el mismo bandido con idéntica fiereza y sin igual audacia, comete, á las puertas de Quivicán, donde radica un un grueso de fuerza notable, otro crimen en venganza, también, de supuestas y positivas confidencias y planes de exterminio contra el bandolerismo del que es indiscutible jefe Manuel García.
Este último crimen reviste caracteres tan graves y ha sorprendido tanto, por el arrojo demostrado por los bandidos, quienes parecían haberse muerto por su silencio y tranquilidad, que los efectos habrán de ser desastrosos para los buenos deseos del Gobierno de acabar con el bandolerismo; porque, hay qué desengañarse, cada confidente que cae bajo la venganza del bandolerismo es un triste prestigio, pero prestigio al fin, para la gavilla de facinerosos y un gran fracaso, de reconocida importancia, para la persecución.
Si la vida de todo ciudadano ha de ser garantía contra la maldad del bandolerismo, la vida del confidente, elemento útil, imprescindible, á la persecución de los malhechores, ha de serlo doble.
Lamentemos pues la desgracia del prójimo y la pérdida del confidente, caso que efectivamente lo fuera; y pasemos al relato del suceso.
La finca Domínguez.
Saliendo de la población de Quivicán por el camino ancho y pantanoso llamado de La Mariana, a unos 500 metros se hallan dos callejones angostos y casi intransitables en época de lluvia. El de la derecha va a la Salud y el de la izquierda a Güira Marrero.
Doblando por éste, se encuentra a medio kilómetro de camino la portada de la finca Domínguez, la cual finca ocupa una extensión de dos caballerías de tierra y pertenece a los herederos de doña Dolores Alonso.
Frente a la portada y a 100 pasos de distancia se enfrenta el bohío de tabla y guano que sirve de casa de vivienda a la familia del arrendatario. Por dentro, como por fuera, aquel hogar tiene el pobre y general aspecto de todos los hogares del campesino.
Rodean la casa varios tinglados y pequeñas casillas, también de guano, destinadas á depósitos de las cosechas. La finca está bastante cultivada y los cañaverales y platanales estrechan á un pequeño radio el horizonte. Los terrenos que la rodean son llanos y los montes más próximos, donde el bandolerismo puede hallar segura madriguera, distan cuatro leguas.
En todo ese espacio llano el bandido no cuenta más para ocultarse que los cañaverales y salteados matorrales.
El Arrendatario.
Dionisio Batista y Barroso, conocido por Llanes, natural de Islas Canarias, de 47 años de edad y casado en segundas nupcias, era el arrendatario de la finca Domínguez.
Allí, en la casa de vivienda, residía con su familia, compuesta de su esposa doña Antonia González y sus hijos Gervasio, Angela, Maria, Modesta, Gerardo, Juan y Pastor, de 21, 18, 17, 13, 10, 9 y 6 años respectivamente, y Clementina de 22 meses de edad.
Cerca de la finca, en otra del mismo término, vive otra hija de Dionisio, llamada Salomé, de 19 años de edad y casada.
Los 6 hijos mayores pertenecen á la primera esposa y los otros á la segunda. Todos son nacidos en Quivicán, jurisdicción elegida por Dionisio para sus trabajos desde que vino de Canarias.
Dionisio era hombre de fuerte complexión, regular estatura, trigueño, con patilla negra partida al centro y y estaba reputado como muy trabajador.
Amistad Peligrosa.
Allá, en la niñez, porque vino muy joven de su país, Dionisio conoció á otro niño, algo menor que él, pero ambos de buena edad para compartir las alegrías de los primeros años.
Las tertulias en los establecimientos, los juegos en la vía pública estrecharon las simpatías de los dos, y de año en año llegaron á ser hombres y unos buenos amigos.
Aquel niño era Manuel García, que como saben nuestros lectores, por lo mucho que se ha repetido, se educó en Quivicán.
Mientras Dionisio, sin contratiempos en su vida, se labraba un bogar tranquilo, la desdicha empujaba hacia el crimen á Manuel García, hasta el punto de verse en el caso de alzarse, proclamándose bandido.
La antigua amistad de ambos no se rompió por semejante suceso. Dionisio siguió dispensando igual afecto al bandido, é hizo más, amparó en distintas ocasiones a la madre del amigo desgraciado, granjeándose la gratitud de este.
Manuel García con sus desventurados éxitos se hizo proclamar por su gente “Rey de los Campos”, llevando la intranquilidad a todas partes y de triunfo en triunfo llegó a envanecerse; pero su triste celebridad no cortó tampoco los lazos de la amistad de Dionisio. Al contrario: cada vez que podía honraba la mesa del amigo con su gente y juntos pasaban las horas.
Cambio de frente.
Esta situación no podía prolongarse mucho. El gobierno centuplicó su persecución al bandido y a sus cómplices y el temor a la deportación, el dinero, á lo que fuera, que para el caso es lo mismo, entibió primero, las amistades y luego hizo de Dionisio, según se dice, un enemigo de su compañero de infancia.
Refiérese por algunos, que hará como un año que Manuel García, el mulato Plasencia y “Gallo” Sosa estuvieron dos días en la finca de Dionisio, comiendo, almorzando y fumando de lo que este les mandaba;
pero dícese también, que al finalizar el segundo día la fuerza se apareció en el referido lugar, logrando escaparse, milagrosamente, los bandidos y que la presencia de la tropa fué debida a partes producidos por Dionisio.
La primera parte de estos hechos me la confirmó el hijo mayor de la victima; pero lo del parte lo negó con insistencia.
Sin embargo, á juzgar por los hechos posteriores parece ser cierta la confidencia.
Vicente García envenenado.
Este bandido, hermano de Manuel, conocía también a Dionisio Batista.
Después del día de la fuga de los bandidos por la presencia de las tropas, Vicente ha debido visitar, amistosamente, al arrendatario de la finca Domínguez porque según parece éste dió a tomar á aquél un veneno.
Vicente lo tomó sin sospechar del amigo; pero a los diez minutos empezó a sentir los efectos. Con grandes esfuerzos, Vicente pudo llegar adonde estaba su hermano Manuel y le contó lo que le pasaba y las sospechas que tenía de haber sido envenenado.
El hermano jefe de la partida sacó un papelillo de su cartera, del cual hablaré más adelante, se lo dió á tomar y le salvó de la muerte, después de una delicada convalecencia de 20 días en una finca del mismo término, llamada Casualidad.
Proyectos de Venganza.
Si alguna duda cabía en el ánimo del jefe de los bandidos acerca del acuerdo de Dionisio con sus perseguidores, el envenenamiento de Vicente lo convenció definitivamente y en su corazón latió la idea de la venganza.
El hijo mayor de la víctima niega también ese hecho; pero todos los que deben estar enterados de estas cosas lo creen, ó, por lo menos, no lo niegan.
Concebir un plan y realizarlo siempre ha sido para Manuel García, simultáneo. Así es que habiendo decidido matar á Dionisio, su amigo de la infancia, es probable que de la idea á la realidad sólo medió el tiempo necesario para la preparación del golpe.
Al encaminarse, por fin, hacia el sitio elegido para su venganza, escribió una carta que, por su contenido, revela la premeditación del crimen.
La guásima del comején.
Saliendo por el fondo de la casa de vivienda de la finca Domínguez y siguiendo en linea recta, después de atravesar un plantío de plátanos, se halla sobre la izquierda un cañaveral, distante de la casa como un kilómetro escasamente.
En el centro de ese cañaveral, que cubre á un jinete, por encima de las hojas se elevan dos guásimas, poco frondosas y de pequeña altura, separadas veinte varas entre sí.
Uno de ellos, en los primeros ángulos que forman las ramas con el tronco, tiene comején, por lo cual se le llama en la finca la “Guásima del Comején”. Ese fue el sitio del crimen.
En Acecho.
Anteayer, día 16, Manuel García y el malato Plasencia, llegaron por la mañana temprano, a la “Guásima del Comején”, ataron al tronco sus caballos y uno de ellos se trepó á lo más alto del árbol para avisar, bien la proximidad de las fuerzas perseguidoras, bien la presencia de la persona a quien buscaban.
La víctima.
Entra siete y media y ocho de la mañana, apareció, á la vista del vigía, Dionisio y su hijo Gervasio que regresaban de su trabajo para la casa á almorzar.
Ambos bandidos, convencidos de que no había inmediato peligro salieron a la guardarraya y se enfrentaron con los dos trabajadores.
— Buenos días, Dionisio, —dijo Manuel García, —vengan acá que tengo que hablarles.
Dionisio y Gervasio se le acercaron.
—Tú has querido entregarme á la tropa, por tu causa muchos están en Isla de Pinos y últimamente has envenenado á mi hermano Vicente; pero como recuerdo lo que hiciste por mi madre, te lo perdono. Hoy me pasaré aquí el día contigo; tú vendrás con nosotros a la “Guásima del Comején” y tu hijo Gervasio que nos sirva el almuerzo; porque desde hace tiempo, para evitar un envenenamiento, quien me da de comer, come antes de todo lo que me sirve y brinda.
Dicho esto por Manuel García, sin más rodeos introdujo en el cañaveral á Dionisio, quien atemorizado no se atrevió a replicar.
Almuerzo y Comida.
A las 9 Gervasio les llevó el almuerzo, compuesto de tasajo, boniato y plátanos. Los dos bandidos y Dionisio almorzaron juntos, probando primero de todo este último.
Gervasio volvió a la casa. Como a las 12, espontáneamente les llevó café, del que tomaron los tres y regresó de nuevo.
A las 3 les sirvió la comida: judías blancas, papas sancochadas, arroz blanco y tasajo.
A las 5 les llevó tabacos: los tres estaban allí hablando tranquilamente como amigos.
A esa hora Dionisio, su padre y los dos bandidos mandaron á Gervasio á que les hiciera café, diciéndole que ellos irían luego al pozo a darle agua a los caballos y que después pasarían a la casa a tomar el café.
La tranquilidad del padre y la serenidad de los bandidos, que por el apetito con que comieron nadie pensaría que lo hacían en unión de una de sus victimas, no hizo sospechar nada al hijo que en el acto regresó a cumplimentar el encargo.
La Revancha.
Como a las 6 de la tarde, notando Gervasio la tardanza de la gente, salió a buscarlos y al llegar a la guásima vió que los bandidos habían desaparecido y que su padre se hallaba boca-arriba, sobre el suelo, horriblemente asesinado a machetazos.
Los bandidos esperarían esa hora para que en su huida los protegiera la obscuridad de la noche y el mandar á hacer el café fué el pretexto para alejar al confiado hijo.
Probablemente apenas Gervasio se perdió de vista asesinaron a su padre.
El cadáver.
Nadie más que Gervasio podría reconocer el cadáver de su padre. Las heridas hechas con afilado machete é inferidas con mano segura y musculosa, destrozaron la cara y la cabeza de la víctima.
Por la situación de ellas deben habérselas causado estando la víctima sentada y el agresor de pié.
Sobre el pecho del cadáver de Dionisio dejaron una carta escrita en papel común, á cuatro caras, sin sobre ni dirección. La letra es de Manuel García.
Entre otras cosas tiene — según se dice — ese documento el detalle de los papelillos contraveneno.
El cadáver fué llevado en un catre á la casa de vivienda y ayer por la mañana lo trasladaron en una carreta al cementerio de Quivicán.
Carta de Manuel García.
Según lo que públicamente se asegura, la carta poco más ó menos, dice lo siguiente:
Mato á Llanes no porque soy asesino. Más asesino es él que envenenó a mi hermano Vicente, que se salvó por haber tomado un papelillo que le dí yo de los seis que me mandó un médico de la Habana.
El Rey de los campos
Vicente notó a los 10 minutos que estaba envenenado; pero pudo llegar adonde yo estaba y se pasó cuatro ó cinco días muriéndose.
La culpa de esta muerte la tiene este infame que después de ser un abrigador trataba de venderme y por su culpa á muchos vivientes los han mandado á Isla de Pinos evitando así ir él; pero más estar en Isla de Pinos que en el pico de las auras.
El que se meta conmigo lo pasa mal. Además me robó 30 onzas y a mi hermano $300 B. B.
Dicen que hace algunas amenazas de muerte a varias personas y asegura que se expresa en malos términos contra la guardia civil.
Mal Aspecto.
Manuel García vestía guayabera de holanda de color, pantalón de dril de color, botines amarillos y sombrero de jipijapa y montaba en un caballo guajamón. Tanto la ropa como la montura eran viejas y bastantes deterioradas. Iba armado con revólver y machete.
Plasencia vestía guayabera de cutré de color rosado y lo demás como su jefe en idénticas condiciones; montaba un caballo dorado.
Por el aspecto de los dos su situación debe ser apremiante. Se conoce que les escasean los recursos y los medios de comunicación con las tiendas.
Certificación Médica.
El Dr. Carlos Toldrá, médico municipal, reconoció el cadáver en el lugar del crimen y le practicó la autopsia en el cementerio, certificando que presentaba:
Dos heridas que, á primera vista, se confunden en una sola, producidas por instrumento cortante que ha obrado con violencia, siendo las dimensiones de la primera de once centímetros, poco más ó menos, de corte transversal con alguna ligera oblicuidad, extendiéndose desde la comisura labial izquierda hasta la porción petrosa del temporal de dicho lado, siendo bastante profunda con destrozo de las partes blandas, fractura del maxilar superior del cual se hallan desprendidos los molares, sección de la oreja en su mitad y fractura de la rama del maxilar inferior con su unión con el temporal, hallándose interesados todos los vasos de la región.
La segunda podrá tener doce centímetros de extensión. Se halla situada en la parte posterior é inferior de la cabeza, siendo continuación de la otra, y se extiende hasta la región lateral derecha muy próxima a la oreja.
El corte de dicha herida es, así mismo, transversal, de arriba abajo y de fuera a dentro, interesando el hueso occipital por encima de su protuberancia y en todo su ancho, invadiendo las capas profundas, interesando los vasos de la misma y dividiendo la base del cráneo del tronco.
Ambas mortales por necesidad.
El Parentesco.
La familia de la víctima niega que Manuel García fuera compadre de Dionisio, pero lo es tres veces, según afirman personas que deben estar bien informadas.
El negro Julián Osma.
Este individuo que entregó á Sixto Valera y le declaró la guerra abiertamente á Manuel García, estuvo con la Guardia Civil en el lugar del suceso y está en operaciones.
La fuerza pública.
En Quivicán se hallaban el día del suceso el escuadrón de caballería de Pizarro, la guerrilla de Tarragona y en el puesto 20 Guardias Civiles. Toda esta fuerza se distribuye diariamente en secciones.
La opinión.
Para revelar el estado de alarma que produjo la noticia de este crimen, basta decir que á cuantos individuos del campo les sorprendió la noticia en la población, les faltó ánimo para regresar á sus hogares hasta la salida del sol al día siguiente.
Unos creen que Manuel García está protegido por Satanás y otros lo elevan hasta la inviolabilidad.
Todos se lamentan de la orfandad en que queda una familia numerosísima y de pobres recursos.
Efectivamente, en aquel hogar, ayer sonriente y alegre, hoy no hay más que lágrimas y un porvenir de infinitas angustias.
Varela.
Referencias bibliográficas y notas
- Varela. “Bandolerismo.” Suplemento a La Lucha, (septiembre 18 de 1892).
- Manuel García, El Rey de los Campos de Cuba.
- Historias y Leyendas de Cuba.
Carlos Alberto Reyes dice
Hola, mi nombre es Carlos, tengo 55 años, vivo en Quivican, provincia Mayabeque. Resulta que un primo buscando parentescos, venidos de España, encontró que Dionisio Batista, era abuelo de mi abuela, ambos por parte de madre. Que sorpresa saber que fue amigo de infancia y por desgracia asesinado por el célebre Manuel García.
Almar dice
Hola Carlos, me alegra que haya podido recuperar esta memoria familiar. En otro enlace al final del artículo está la historia del final de Manuel García, como dato curioso fue el 23 de febrero de 1895, se dice que iba a unirse al levantamiento del 24, el que da comienzo a la ultima guerra de independencia. Si por casualidad tiene alguna foto de los lugares mencionados y desea compartirla será un placer adjuntarla acá. Saludos y gracias por comentar!
Ángel Fernández dice
Hola, mi nombre es Ángel Fernández y soy descendiente directo de Dionisio Batista y Barroso, me pregunto si tienen más datos sobre mi ancestro como por ejemplo de que parte de Canarias era, reciban un fraternal saludo y que Dios les bendiga.