Entre los ingenieros arquitectos notables con que contaba la ciudad de la Habana, se destacaba la popular figura del señor Max Borges y del Junco, graduado de ingeniero civil en la Universidad Nacional en primero de febrero de 1916 y de arquitecto en enero 9 del año 1917.
Como ingeniero o arquitecto, indistintamente, pues a ambas profesiones dedicó sus energías, se debieron multitud de obras de utilidad pública y privada, entre ellas el acueducto de Melena del Sur, con sus tanques de concreto y varios trabajos de hidráulica en el vecino poblado de Guines.
Como arquitecto, su especialidad, construyó en la Habana y sus repartos más de 400 edificios de mampostería, de alguno de los cuales es digna demostración las fotografías que ilustran esta página.
De esta clase de obras construía varias hacia 1925, destacándose la que realizaba en el Stadium de la Universidad Nacional y un edificio de diez pisos para oficinas, en cuya planta baja sería instalado un gran almacén de ferretería para los señores Aspuru y Compañía.
Pocos años después de graduado, y debido a los éxitos que alcanzaba por la buena construcción de sus innumerables obras, e imposibilitado de atender las solicitudes que le hacían del interior de la República y de la Habana y sus pueblos limítrofes, decidió en 1919 montar una fábrica en la Habana, para hacer casas portátiles.
Estas casas ya preparadas, podían ser enviadas a cualquier punto y armadas en el lugar deseado; y por tan feliz idea, logró el doctor Max Borges difundir por toda la Isla más de 2000 casas de su estilo, con las que pudo complacer a otros tantos amigos y alcanzar la merecida popularidad y distinción de que disfrutó.
Entre las construcciones que merecen ser mencionadas, citaremos la casa del señor Roberto Heydrich, posteriormente propiedad del doctor Clemente Vázquez Bello, la que hizo al señor Enrique Fontanills, la construida al señor Federico Morales, la del ex gobernador de la Habana, comandante Alberto Barreras y la del doctor Juan Montalvo.
Todas estas casas, construidas de madera, constituían el famoso núcleo de “bungalows” Max Borges, nombre que a dichas construcciones dió su introductor, señor Borges.
Los talleres, situados en el reparto “Naranjito”, próximos a esta ciudad, tenían capacidad suficiente para producir 200 casas mensuales.
Finalmente, podemos afirmar que como arquitecto-proyectista, tenía bien ganada fama el notable ingeniero y altruista arquitecto doctor Max Borges.
Y decimos altruista, porque deseoso el señor Borges de que toda familia humilde pudiese obtener su casa sin grandes sacrificios, durante varios años construyó infinidad de “bungalows” para vender a plazos, sacrificando en ello tiempo y dinero del que no podía resarcirse por distintas causas, pero que indudablemente le hicieron desistir su noble empresa.
Max Borges no especulaba con esas construcciones a plazos, tenía el propósito, el gusto, de contribuir sin perjuicio de sus intereses, a que cada cual tuviese su hogar.
Durante nueve años tuvo sus oficinas Max Borges en Amargura 23. Hacia el primer cuarto del siglo XX y para amplitud de sus negocios se instaló en la Manzana de Gómez, 232 y 233.
En 1916 se promocionaba el negocio de Max Borges de esta manera: Por 600 pesos al contado y 22 pesos mensuales, hasta amortizar $1,325.00, he construido y construyo chalets, como el que precede, de paredes de ladrillos, pisos de mosaicos, cielos rasos (materiales de calidad superior), compuesto de jardín, portal, hall, sala, tres cuartos, comedor, country, baño, cocina y dos cuartos altos para criados, en los Repartos La Lira, Almendares, Mendoza, Santos Suárez y en general en todos los repartos de los señores Mendoza y Ca.
Referencias bibliográficas y notas
- Construcciones Max Borges en El Libro de Cuba. Habana: Talleres del Sindicato de Artes Gráficas, 1925. p. 821.
- Directorio de Información General de la República de Cuba, 1916.
- Personalidades y Negocios de la Habana
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