La Gran Bretaña fue un almacén de muebles del Sr. Antonio de la Peña en Santiago de Cuba. El comercio de muebles era uno de los más lucrativos, pero también, uno de los que demandaba mayores condiciones en quien lo emprendía, pues no bastaba, para su gobierno feliz, ser más o menos experto en materias financieras, sino poseer, además, dotes de buen gusto, de inteligencia refinada, de pericia mundóloga.
De otro modo el fracaso, más ruidoso, aguardaba al comerciante. El mobiliario es, sin duda, un objeto útil, pero también, de arte, ya que no es tan solo un instrumento de comodidad, sino parte esencial de la decoración del hogar, en cuya elección se refleja el carácter y cultura de la familia.
Por estas razones pocos almacenes alcanzaron las proporciones que les correspondían dados la riqueza del país y el amor a lo bello y elegante que los cubanos tenían con pasión.
En la hermosa ciudad de Santiago de Cuba —corona esplendida de la provincia oriental— hubo un magnífico almacén de muebles, centro de lujo, de arte y distinción, que constituía uno de los lugares predilectos de reunión de los santiagueros.
Sociedad cultísima y exquisita la de esta gloriosa población, gusta, con ese ardor natural que le da el fuego centelleante de su sol, de la belleza en todas sus manifestaciones, rindiéndole culto apasionado sin preocuparse de gastos, pues, cubanos al fin, y ¡en tal grado! ven en el dinero un medio de gozar vida amable y exquisita y no un fin para el acaparamiento sórdido.
En medio tan propicio, fue natural que un comercio de la índole aludida se desarrolle y llegue a ser brillantísimo y sólido negocio, si un hombre de inteligencia y capital lo inicia y desenvuelve. Este fué el distinguido caballero Sr. Antonio de la Peña, quien se estableció en Santiago de Cuba el año de 1905, creando un almacén de muebles que, como hemos dicho, fue centro de atracción en la capital de Oriente.
El Sr. Antonio Peña era un hombre fino, amable, culto, de un carácter jovial aún cuando enérgico. Su experiencia comercial se fusionó con su espíritu artístico para dirigir su gran almacén por las sendas más beneficiosas.
Escogió un punto céntrico, Hartman esquina a Heredia, y montó, con lujo y confort su casa, en la cual expendía los más hermosos modelos de muebles y más preciosos objetos de adorno y fantasía, así como pianos y pianolas de las más acreditadas marcas.
La Gran Bretaña —nombre del almacén— estuvo instalado en un amplio edificio, cuyo piso alto habitaba el Sr. de la Peña con su distinguida esposa la Sra. Tomasa Silva de la Peña, gentil dama muy estimada por sus virtudes en la sociedad santiaguera.
Bibliografía y notas.
- “Oriente Comercial: La Gran Bretaña, almacén de muebles del Sr. Antonio de la Peña”. El Fígaro, Periódico Artístico y Literario. Año 37, núm.. 10 y 11, Abril 4 y 11 de 1920, p. 176.
- Personalidades y negocios de Oriente.
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