Calles, Niños Carteros, Bicicletas y Materias Primas desde El Guiño de los duendes por A. Martínez.
La nueva casa, que era en realidad un viejo caserón de mampostería, estaba en los altos de la calle Tello Lamar antiguamente conocida como O’Reilly y ahora llamada del Río. Era inconcebible estar confundiendo a la gente con tantos cambios. Por ejemplo, hoy para desgracia de los carteros le dicen la noventa y uno a la calle del Río.
Cambiaban los nombres según los humores de los entes reguladores del tráfico y destino y también como estos cambiaban a menudo los nombres a ellos igualmente les cambiaban el empleo.
No he visto nunca niños carteros, los hay recaderos pero cada día son menos por esto de la maldición en los números de las calles.
Siempre me cruzaba con gente perdida o buscándole el sentido del tránsito a una calle. Casi nadie se arriesgaba a salir en auto por temor a los accidentes y a la falta de flechas de señalización.
Además, hay que decir que había una nueva política puesta en función por el ente de la recuperación y desarrollo para incrementar el aporte de materias primas. Como anexo de esta política el metal de todos los pares, ceda el paso, señales y nombres de calles había sido robado, vendido y reutilizado para hacer llantas de bicicletas. Cosa inútil esta, pues no había gomas.
Era difícil de entender la falta de profesionalismo del ente perceptor de materias primas ¿Acaso no sabía él lo que debía aceptar y lo que no? No lo sé, pero su comportamiento antisocial dejaba margen a la especulación ¿Existiría un ente anti corrupción?
Escritores y Poetas… [Martínez A. El Guiño de los duendes]
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