Eran Cuervo y Sobrinos importadores de joyería, relojería y brillantes. Estaban instalados sus almacenes y despacho en la Habana, calle de la Muralla número 37 ½ (altos).
Seguramente que sería muy difícil encontrar una persona en la Habana y aún en el resto de la Isla, que no conociera la casa de Cuervo y Sobrinos.
Largos años de existencia y haber puesto al servicio del público sus conocimientos en el ramo a que dedicaban sus actividades, y sus buenos deseos de complacer a su clientela, les aportaron la justa popularidad de que gozaban en toda la República, y no sólo entre los cubanos y los españoles, sino entre los mismos extranjeros, que no encontraban dificultad alguna en aquella casa, porque allí se hablaba el español el inglés, francés y el alemán.
Los señores Cuervo y Sobrinos eran los únicos importadores de la Isla de Cuba, de las afamadas marcas de relojes “Roskopf” y “Longines”, es decir de las dos marcas que tienen más nombre en el mundo entero.
Así se comprende el enorme número de clientes con que contaba esta acreditada casa, y como además eran amables con el público, al que atendían con verdadero cariño, no es extraño el éxito de estos importantes despachos de relojería, joyería y brillantes.
Eran miembros de la Directiva de las Cámaras de Comercio de España y de Cuba los señores Cuervo y sus sobrinos Armando y Plácido.
Directamente importaban desde los Estados Unidos y de Europa; su único lema era servir a su numerosa clientela con toda clase de garantías y ofrecerle siempre lo mejor que se producía en los mercados extranjeros para que quedase siempre satisfecha y siguiera honrando con su confianza la casa.
Ya hemos dicho que los señores Cuervo y Sobrinos eran muy conocidos y muy apreciados en la Habana, pero hay que consignar que lo mismo ocurría en toda la república.
Puede asegurarse que no había pueblo, por insignificante que fuera, que no supiera que los señores Cuervo y Sobrinos tenían los mejores relojes, y las prendas más bonitas y de más valor.
Representaban las dos marcas de relojes Roskopf y Longines, de fama universal, y era tanta la venta que tenían estos relojes que nunca alcanzaban a tener la completa existencia de los diferentes modelos que se fabricaban para esa famosa casa.
Cuervo y Sobrinos se fundó en 1882, tenia Apartado de Correos número 668, teléfono A-2666, y la dirección cablegráfica era: “Teodomiro”.
La gran especialidad de esta casa, que conocía toda la Capital muy ventajosamente, era, sin disputa ninguna, la venta exclusiva que tenían de los relojes Longines y Roskopf, siendo estas las dos marcas que tenían más fama en todos los mercados del mundo.
Ninguna otra podía competir con ellas.
Quizás haya marcas tan buenas como estas dos de Roskopf y Longines, pero no podían competir con ellas, porque no fabricando ni vendiendo tanta cantidad de relojes, no podían ofrecerlos al público a precios relativamente económicos, y así, ninguna reunía las condiciones de poder ofrecer un reloj tan bueno y a buen precio, como los Sres. Cuervo y Sobrinos.
Todavía en 1958 aparece la compañía en el directorio de la Cámara de Comercio de la República de Cuba bajo la denominación de Joyería Cuervo y Sobrinos S. A. con sede en la calle de San Rafael 215, Habana, Apartado postal 668, cable y telégrafo “Teodomiro” y teléfono M-7885.
Referencias bibliográficas y notas
- Cuervo y Sobrinos en El Libro Azul de Cuba (The Blue Book of Cuba). Habana: Imp. Solana y Cía., 1917, 206-207.
- Personalidades y Negocios de La Habana
Deja una respuesta