
El día doce de junio de 1899 fue fundado el Diario La Discusión por el ilustre periodista Luis Santos Villa, quien recogió el nombre y el espíritu del extinguido periódico “La Discusión” que dirigía el genial escritor Adolfo Márquez Sterling y, que a la muerte de éste dejó de publicarse.
El éxito de “La Discusión” comenzó el primer día de su publicación: batallador, enérgico y, sobre todo, eminentemente cubano el nuevo periódico mereció desde la aparición de su primer número la protección decidida del pueblo y la persecución encarnizada del poder.
La Discusión continuó dirigida por su fundador el señor Santos Villa hasta 1894, año en que falleció el distinguido periodista, siendo adquirida la propiedad del periódico por el licenciado Manuel María Coronado Alvarado.
El señor Coronado asumió la dirección del diario en la dificilísima época en que se iniciaba la guerra por la independencia de la patria cubana y puso resueltamente “La Discusión” al servicio de dicha causa.

Los agentes del periódico en los distintos pueblos de la Isla eran, en su mayor parte, los agentes de que las fuerzas revolucionarias se servían para comunicarse con las ciudades ocupadas militarmente por el gobierno hispano y obtener los recursos de guerra y boca que sus simpatizadores de esas ciudades les enviaban.
La sección de “Correspondencia Secreta” destinada exclusivamente a transmitir importantes informes a las fuerzas cubanas de los planes y movimientos de las tropas de España, y en los artículos e informaciones burlando atrevidamente los rigores de la Censura, establecida por el Gobierno, se alentaba la guerra.
El día 23 de octubre de 1896, gobernando la Isla el Gral. Valeriano Weyler, decretó éste la suspensión de “La Discusión” y la captura de su Director, contra el que se proponía proceder sumariamente por la jurisdicción de guerra.
Advertido oportunamente el señor Coronado pudo escapar y después de haber permanecido oculto varios días en la Habana partió disfrazado de marinero a bordo de un vapor americano, que lo condujo a México y a los Estados Unidos, desde donde embarcó en una expedición para los campos de la guerra, tomando parte en ella y obteniendo el grado de Coronel del Cuerpo Jurídico del Ejército Libertador cubano.
En cumplimiento de la orden del General Weyler “La Discusión” fue suprimida y arrestados sus redactores y empleados. Terminada la lucha el primero de enero de 1899, al descender de las fortalezas de la Habana el pabellón de España, reapareció el periódico y el público lo acogió con el mismo afecto y entusiasmo idéntico.
El año de 1920 falleció el señor Manuel M. Coronado y sus herederas arrendaron el periódico a la Empresa Periodística Nacional. El señor Sixto López Miranda, joven de espíritu elevado y de notable talento, sustituyó al señor Coronado en la dirección del periódico hasta el año 1922.
En esa fecha la Empresa periodística terminó su contrato con las herederas del señor Coronado e hizo entrega a estas del periódico, las cuales vendieron la propiedad del mismo con todas sus maquinarias a los señores Tomás Juliá y José A. Dowling, reputado jurisconsulto y notario público de esta capital.
Algunos meses después el doctor Dowling se separó voluntariamente de la sociedad con el señor Juliá y quedó solo éste frente a la dirección del periódico.
En la Habana el periódico ocupaba hacia 1925 un amplio edificio en la calle de San Ignacio número cinco. En su planta baja estaban los departamentos de Administración, de máquinas, de anuncios y venta, taller de grabados, almacenes de papel y materiales, y en la planta alta la dirección, la redacción, el departamento de linotipos, la imprenta, la biblioteca, la estereotipia, estación de radio, sala de armas, salones, etc.
Referencias bibliográficas y notas
- Diario La Discusión en El Libro de Cuba: historia, letras, artes, ciencias, agricultura, industria, comercio, bellezas naturales : obra de propaganda nacional. Habana (Cuba), Talleres del Sindicato de Artes Gráficas, 1925. p. 666
- Personalidades y Negocios de la Habana
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