El Trianon un cine teatro en la Habana de Francisco López. El nombre es sugestivo. En él se encierra una evolución del palacio delicioso donde, entregada a expansiones pastoriles, con ingenuidad de colegiala, María Antonieta pasaba las horas dichosas de su reinado, sin sentir las trepidaciones amenazadoras del subsuelo, donde la mina de la Revolución se preparaba al formidable, pavoroso, estallido.
Luis XVI, el bueno y débil monarca, en un gesto de tierna complacencia conyugal donó a su real compañera el Trianón, nombre que ha quedado como símbolo de las diversiones frívolas y alocadas de la soberana que había de regar con su sangre las gradas del cadalso. “Trianón” es, pues, nombre de lugar de placer, propio para rotular, como síntesis de un programa, el frontispicio de un teatro.
Así fué plausible, por lo acertada, la idea de intitular, con tan atrayente nombre — Trianón — a su simpático teatro, del señor Francisco López, dando, con ello, una demostración más de su pericia en esta clase de empresas que demandan en quien las inicia un conjunto de cualidades extraordinarias, como las reúne el propietario de Trianón, pues posee el difícil secreto —clave del éxito— de atraer al público, penetrándolo, adivinando sus gustos, sus pensamientos, sus caprichos.
El señor Francisco López es un caballero distinguido muy estimado en nuestros círculos sociales, donde su actuación y conducta ejemplar le ha ganado generales afectos. De inteligencia clarísima, de cultura sólida, de carácter perseverante, recto y enérgico, oculto en la capa de su amabilidad proverbial el señor Francisco López es uno de esos hombres activos, diligentes, pletóricos de iniciativas que acometen los negocios con bríos, tras estudiarlos mucho; ahora al levantar el Trianón ha evidenciado estas condiciones propias de los vencedores en las rudas batallas de la vida.
El teatro Trianon, como creación del Sr. López, ha sido abierto al público reuniendo todos los elementos necesarios para ser considerados como uno de los mejores en su género, de la ciudad capitalina. En una extensión de mil trescientos cincuenta metros cuadrados se alza, ufano, elegante, el amplio y moderno edificio, donde se halla instalado el magnífico salón, compuesto de dos plantas.
En ellas hay seiscientas lunetas fijas, otras seiscientas sueltas, diez palcos, con todas las condiciones de confort y ventilación necesarias. Para completar esta instalación excelente posee el Trianón un aparato modelo Power 6 B. —lo mejor en la industria cinematográfica— y una pantalla de 10 por 13 pies.
En el afán de proporcionar las mayores comodidades al público hay, también, dos gabinetes, para señoras y caballeros.
El Trianón está instalado con lujo, siendo, en este aspecto, el primer teatro de la Habana. Unido esto a sus magníficas exhibiciones, es fácil comprender que la sociedad más aristocrática del Vedado concurra asiduamente a sus funciones.
El señor López no ha escatimado un sacrificio ni esfuerzo para obtener su legítimo y ya realizado propósito de conquistar el público favor. Para ello no sólo ofrece amenas e interesantes funciones, como hemos dicho, proyectando las mejores cintas, sino intensifica la atracción de su teatro con un quinteto musical, formado por admirables profesores.
La situación céntrica de Trianon —Línea entre A y Paseo— su amplitud, su suntuosidad y confort, la circunstancia de ser muy fresco, su música deliciosa, sus programas variados, le han hecho, en poco tiempo, centro de la predilección de una concurrencia nutrida y selecta que disfruta en él grandes ratos de solaz expansión.
Bibliografía y notas
- “Teatro Trianón”. El Fígaro, Periódico Artístico y Literario. Año 37, núm. 14, Julio 4 de 1920, p. 271.
- Personalidades y negocios de la Habana.
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