Nuestro Club el Vedado Tennis Club V.T.C. por J. A. Ariosa.
Quieren no pocos amigos míos que les cuente cómo nació, cuál es el verdadero origen del Vedado Tennis Club, y voy a complacerlos. Bastará, para ello, un pequeño esfuerzo de memoria. Relataré hechos que ocurrieron hace veinte años[1].
Acababa yo de regresar de un prolongado viaje a los Estados Unidos. Había pasado en las Montañas Sandy Hills, N.Y., una corta y deliciosa temporada. En ese sitio se jugaba, por entonces, casi incesantemente al Tennis.
Era éste el sport favorito, estoy por decir. Yo lo había practicado con ahínco y debo agregar, si he de ser veraz antes que modesto, que alcancé, entre los temporadistas del lugar, cierta distinción.
Hasta recuerdo que gané, una vez, singular campeonato; bien que muy pronto, ya aquí, en esta misma Habana, encargáronse Franca, Morales y Rabel, entre otros, de demostrarme a las claras, mediante sendas palizas, que yo, tuerto, solamente había sido Rey en tierra de ciegos…
Mis laureles de triunfo quedaron así marchitados: mi devoción al Tennis, mi entusiasmo por ese juego, en cambio, crecía siempre y crecía por instantes.
No abundaban, a la sazón, en Cuba, las sociedades de sport. Algún club de base ball, organizado debidamente, carecía sin embargo de casa propia: celebraba sus juntas en el diamante mismo, en un lugar cualquiera, en la oficina de alguno de sus directores. Yo, mientras tanto, habíame enamorado de la idea de buscar por el Vedado algún solar yermo en que levantar nuestra tienda de campaña, para mí y mis amigos, en donde pudiésemos, a la vez, jugar al Tennis.
Compartía conmigo decisión y entusiasmos un desaparecido inolvidable, un enamorado del sport, el bueno, el querido Luis Rabel, a quien había impuesto yo de mis propósitos.
Con Luis, en su buggy, recorrí muchas tardes la que hoy es aristocrática barriada. Vimos, sin llegar a decidirnos, lugares varios. En alguna ocasión, caímos en pecado de envidia al contemplar cómo otros, más afortunados, los hermanos Francke, habían resuelto para sí lo que era para nosotros arduo y poco menos que insoluble problema.
En una casa propiedad de aquéllos, en suelo apropiado, existía una court de tennis y se jugaba a diario.
Propuse a Rabel la formación de un club modesto, de íntimos, de camaradas nada más, y aceptó mi idea.
Cité a un corto grupo de amigos para una reunión inmediata y algunas noches después, en la casa de mis padres, San Ignacio No. 65, Paco Calvo, René Berndes, Federico Morales, Luis Secades, Antonio G. Suárez, Miguel Morales, Piquín Fantony, Porfirio y Alonso Franca, Rabel y yo en primer término, celebramos nuestra junta inicial y dimos organización primitiva al Vedado Tennis Club y poderes a la siguiente Directiva, que entre todos elegimos:
- Presidente, René Berndes;
- Tesorero, Luis G. Rabel;
- Secretario, J. A. Ariosa;
- Vocales, Miguel Morales, Alonso Franca, Federico Morales, Porfirio Franca, F. B. del Calvo, Antonio Mendoza.
Esto último ocurrió el día 9 de junio de 1902. En tal fecha, pues, nació a la vida nuestra sociedad de sport; la que es ahora orgullo justificado de esta culta capital, y honra (que conservamos con las ansias que pone el avaro en su tesoro) de sus progenitores.
Un Sexteto más interesante que el de “Florodora”: Seis de los fundadores del Vedado Tennis Club en 1922.
Presentamos a nuestros compañeros este encantador grupo formado por los “seis apóstoles” del Vedado Tennis Club V. T. C. Jesucristo necesitó doce, pero los tiempos han cambiado algo y el V. T. C., solo necesita seis.
José Agustín Ariosa, “Piquín” Fantony, Alonso Franca, Porfirio Franca, Miguel Morales y Antonio Suárez. He ahí sus nombres. Los seis son fundadores (los únicos que quedan dentro del Club) y tienen en su hoja de servicios la brillantísima nota de no haber sido dados de baja ni una sola vez.
El grado actual de florecimiento de nuestro Club se debe en gran parte a este poderoso sexteto que en todas las épocas supo luchar y vencer cuanto obstáculo se opuso en el camino de nuestro engrandecimiento actual.
Bibliografía y Notas
[1] El artículo se publica en junio de 1922 y corresponde al veinte aniversario de los hechos que se narran.
- Ariosa, J. A. “Nuestro Club”. Revista V.T.C. (Vedado Tennis Club), Junio 1922.
- “Un Sexteto más interesante que el de Florodora”. Revista V.T.C. (Vedado Tennis Club), Julio 1922.
- Casinos y Clubs de la Habana en Libro de Oro Hispano-Americano. Sociedad Editorial Hispano Americana, 1917. pp. 339-342.
- Personalidades y negocios de la Habana.
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