
El 11 de septiembre de 1556, nacía en la provincia de Huesca en España, un niño de padres nobles por su linaje y virtud. Sesenta y un años más tarde, en 1617, el Papa Gregorio XV, por breve de 18 de noviembre, elevó a Orden religiosa con votos solemnes a la Congregación de las Escuelas Pías, fundada en 1602, por San José de Calasanz.
A éste Santo y sabio pedagogo (estudió Filosofía y Jurisprudencia en Lérida y so doctoró en Teología en Alcalá) cabe el indiscutible mérito de haber organizado la Enseñanza primaria.
Las Escuelas Pías al morir su fundador en 1648, se hallaban esparcidas por toda la Europa, siguiendo extendiéndose el árbol, hasta florecer en toda la redondez de la tierra produciendo frutos de santidad y ciencia. En Cuba los ha producido abundantes y valiosísimos en ciencia, patriotismo y virtud.
El 18 de noviembre del año 1917 ha cumplido trescientos años de existencia. La Escuela Pía ha celebrado este fausto acontecimiento con certámenes y funciones de acción de gracias. Han sido como una prueba de su vitalidad al entrar en la cuarta centuria de su vida.
En Cuba fueron los Colegios de esta Orden religiosa, tributando esos homenajes al Supremo Hacedor y a San José de Calasanz por la vida exuberante que poseen.
Ayer alumnos y profesores de las Escuelas Pías de San Rafael, han celebrado este fausto acontecimiento, con un acto sublime, y consolador. Reunidos en la capilla del Colegio, artísticamente, celebraron piadosísimo banquete eucarístico.

Se aprecian en la foto el I. y R. Sr. Obispo de Cina, doctor Carlos de Jesús Mejía, Vicario Provincial, R. P. José Calonje, Rector Padre Pedro Figueras, Profesores y Hermanos Coadjutores de las Escuelas Pías de la Habana, sitas en San Rafael 50, 52 y 54, después de la Comunión general, celebrada por los alumnos del plantel, en honor al Tercer Centenario de la fundación de la Orden.
Fueron sus primicias, un grupo de niños de primera Comunión, a los que acompañaron sus compañeros de aulas. Distribuyó el Manjar celestial, el ilustrísimo y Rvdmo. señor Obispo de Cina, doctor Carlos de Jesús Mejía, quien con frase paternal y enternecedora les habló de San José de Calasanz y de su virtud eucarística.
Exhorta a los niños a observar siempre la máxima del fundador. San José de Calasanz: “Piedad y Ciencia”, para que así puedan conseguir la felicidad temporal y eterna.
Hermosísima resultó la comunión general. Amenizó el acto, el tenor señor Jaumen Ponsoda, cantando irreprochablemente motetes de Haller. Distinguida y numerosa concurrencia asistió y tomó parte en el banquete eucarístico.

En los comedores del Colegio se sirvió un confortable desayuno.
De siete y media a ocho y media de la noche, velada cinematográfica, viéndose realzada con la presencia de bellas damas y distinguidos caballeros.
Hoy a las ocho y media solemne función presidida por el Excmo. señor Obispo Diocesano predicando el Dr. Andrés Lago, Canónigo Magistral. La parte musical a gran orquesta de voces.
Nuestra felicitación a la Escuela Pía en el Tercer Centenario de su fundación.
El tercer centenario de las Escuelas Pías
La Orden de las Escuelas Pías instituida en Roma por San José de Calasanz ha celebrado en todos sus colegios el tercer centenario de su establecimiento y la aprobación de sus Constituciones por el Papa Paulo V. en Marzo de 1617.

La semilla de la pedagogía cristiana derramada en los surcos de la cultura del siglo XVII por la mano de un sacerdote español ha colmado de beneficios los campos de la ciencia y ha perpetuado durante tres centurias las tradiciones calasancias. Aquel ideal de cultura intensamente acariciado por el fundador de las Escuelas Pías y tenazmente combatido por sus enemigos, llegó a las más radiantes cumbres del apostolado pedagógico y fructificó en todos los países.
Los progresos científicos y literarios de Italia, de España, de Bohemia, de Moravia. de Silesia, de Hungría, de Polonia y de varias Repúblicas americanas, entre ellas Cuba, deben a la Institución Calasancia gran parte de sus triunfos y muchos nombres ilustres en los anales de la cultura moderna figuran en los registros de alumnos de las Escuelas Pías.
La Orden fundada por San José de Calasanz tiene suavemente aprisionada en su espíritu, el alma del pueblo; es la Orden democrática por excelencia; va a las clases populares y les reparte copiosamente la luz de la ciencia y el pan del amor.
Si Lacordaire dijo ante el auditorio de París que “el capuchino es el Demóstenes del pueblo”, bien puede añadirse que el maestro del pueblo es el escolapio ¿Qué le importan la ingratitud o el olvido? Tiene bastante con la contemplación de la cosecha cultural que deja a su paso y con el recuerdo de los bienes que ha prodigado.
No pide recompensas; no busca honores. Vive en medio de la juventud bulliciosa y alegre y su vida, serena y uniforme, discurre entre las aulas y los patios de recreo. Allí está su vocación, su destino voluntario, su sacrificio constante.

Desde las alturas de la misión educadora ve cómo pasan la niñez y la juventud con los primeros sueños, con las primeras ambiciones, con los primeros defectos, con las primeras esperanzas. El tiempo lleva las nuevas generaciones a las puertas del colegio. Cada cinco o seis años se renuevan las caras y el escolapio permanece en su puesto.
¡Con qué melancolía recuerda el alma los días de colegio! ¡Con qué delicadeza y suavidad descorremos el velo del pasado y con cuánta emoción reconstruimos los años felices de los juegos y de los estudios. ¡Oh santas, oh queridas paredes del primer colegio en donde me eduqué! ¡Oh venerada y dulce memoria de mis maestros escolapios de quienes aprendí las primeras letras y de quienes recibí los primeros consejos!
¡Oh agotada fuente de los sentimientos de niño que refrescaste la edad más hermosa de mi vida! ¡oh felices años pasados en las clases de la Escuela Pía, que el hombre, niño ayer, puede evocar sin que un dolor los agite!
De la alegría que conmueve a la Orden fundada por San José de Calasanz en su tercer centenario, participan todos los que han tenido la dicha de ser sus alumnos, y en espiritual comunión de amores, de hondo afecto y de gratitud, se enlazan los votos de todos sus amigos y admiradores por el engrandecimiento de la Escuela Pía y por su creciente personalidad en la cultura de los pueblos.
Marcial ROSSELL.
Bibliografía y notas
- “Escuelas Pías de la Habana. Tercer centenario de la orden calasancia”. Diario de la Marina. Año LXXXVI, 10 de febrero 1918, p. 10.
- Rossell, Marcial. “El tercer centenario de las Escuelas Pías”. Diario de la Marina. Año LXXXVI, 10 de febrero 1918, p. 13.
- Colegio de las Escuelas Pías de Guanabacoa en El Libro de Cuba. Habana: Talleres del Sindicato de Artes Gráficas, 1925. pp. 622-623
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