Cuba era, indudablemente, el país donde mayores progresos alcanzaba la industria tabacalera. Y la casa H. Upmann podía con justicia vanagloriarse de haber en gran modo contribuido al alto grado de florecimiento á que llegó esa industria en nuestra patria.
Tiene la Fábrica de Tabacos de H. Upmann una historia muy antigua y brillantísima. Fué fundada en el año de 1844 por el señor Germán Upmann, alemán benemérito de cuyo nombre, verdaderamente glorioso, en manera alguna puede prescindirse cuando se historian los progresos que en el orden económico logró en Cuba.
Era el jefe principal de la casa el sobrino del fundador y como él era hombre de portentoso genio mercantil. De ahí que la referida fábrica tuviera cada vez mejor cimentada reputación y se extendiera día a día su fama mundial.
Entre las marcas cubanas que se denominaban independientes por no haber entrado a formar parte del “Trust” tabacalero ocupaba la H. Upmann lugar preferente por la inmejorable calidad de los productos de su fabricación.
La marca de H. Upmann era, dentro y fuera de Cuba, en todas partes del mundo, segura garantía de la superioridad de sus tabacos.
Se consiguió ese triunfo tras una gigantesca labor. El fundador de la fábrica puede decirse que fue uno de los creadores de la gran industria tabacalera cubana; su continuador no contento con proseguirla tradición brillante de la casa, por todos los medios procuró siempre elevar su crédito y desarrollar la producción.
De tal modo en 1890 se había ampliado en todo el mundo el consumo de los tabacos de H. Upmann que resultó insuficiente la primitiva fábrica para una producción tan importante. Se construyó entonces el grandioso edificio del que aparece una vista parcial en este artículo.
Todo en la nueva construcción hallábase apropiado a las exigencias de la industria a la que exclusivamente se dedicaba. Ocupaba una extension de unos 11.000 pies cuadrados y sus dependencias —algunas reproducidas en fotos adjuntas— reunían todas las condiciones requeridas para la más perfeccionada manufactura del tabaco.
No obstante, en breve tan espaciosa fábrica no era lo suficientemente capaz para que en ella pudieran elaborarse todos los tabacos de la marca H. Upmann pedidos por los más importantes mercados del mundo. Y fué indispensable construir otro edificio complementario del anterior para poder atender las nuevas necesidades del consumo.
Se levantó la nueva fábrica en Calabazar, pueblo próximo a la Habana. También se construyó exprofeso para la industria tabacalera y tenía unos 3000 pies cuadrados de extensión; de modo que el área total de las dos fábricas de H. Upmann era de unos 14.000 pies cuadrados, extensión no sobrepujada por la de ningún otro establecimiento similar del mundo.
El personal de la Fábrica de Tabacos de H. Upmann era numerosísimo. En ese importante establecimiento trabajaban de continuo unos novecientos hombres y trescientas mujeres. Con tales elementos se obtenía un enorme promedio de producción.
Anualmente se elaboraban en la H. Upmann unos veinticinco millones de tabacos de doscientas vitolas distintas, cuyo precio fluctuaba entre cuarenta y mil quinientos pesos el millar.
La producción de la casa Upmann, con todo y ser tan numerosa era líder entre todas las empresas similares, vendiéndose siempre con premura sus productos pues muy encarecidamente se solicitaban por los mejores fumadores del mundo.
Se empleaba allí la más escogida rama de la Vuelta Abajo. Con tabaco de esa procedencia, de calidad incomparablemente superior al que se producía en todos los demás puntos del globo, se fabricaban todas las vitolas —desde las más baratas a las de mayor precio de la marca H. Upmann.
Quienes fumaban los exquisitos tabacos de esa elaboración podían tener el firme convencimiento de que no había en el mundo otros de mejor calidad.
La exportación de los productos de la fábrica era mundial. Universalmente reconocida, así como la excelencia de los tabacos de la marca, se le consideraba sin posible rival por los fumadores de más refinado gusto.
Los países donde mayor crédito tenia la marca H. Upmann eran Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Argentina, Chile, España, Africa del Sur, Australia, Canadá, Rusia, Suiza, Bélgica, Holanda, Francia, Austria, Noruega, Suecia, etc., etc. Sería interminable la enumeración de todos los mercados a los que enviaba sus selectos productos.
Fue la marca objeto de las más altas distinciones. Las clases de mayor precio que elaboraba eran las predilectas de muchos jefes de Estado, así como potentados de diferentes países, para quienes era este un artículo de imprescindible consumo. La Casa Real española consumió por años los más selectos tabacos de la marca H. Upmann.
En todas las exposiciones internacionales obtuvo medallas de oro. Ocuparía mucho espacio la enumeración de todos los premios ganados por la fábrica de H. Upmann en certámenes donde compitió la industria mundial. Solo haremos mención de las siguientes:
- Exposición Universal de París, 1855
- Exposición Universal de Londres, 1862
- Exposición Universal de Oporto, 1866
- Exposición Universal de París, 1867
- Exposición Universal de Moscou, 1872
- Exposición Universal de Viena, 1873
- Exposición Universal de Chicago, 1893
- Exposición Universal de Amberes, 1894
- Exposición Universal de Sidney, 1905
- Exposición Universal de Lieja, 1907
- Exposición Universal de Bruselas, 1910
La casa H. Upmann era de las que a mayor altura colocaba en el extranjero el nombre de Cuba como país industrial. Esta revista cubana se honra sobremanera contribuyendo a propalar los méritos de ese grandioso establecimiento fabril, que tanto enalteció a nuestra patria.
Bibliografía y notas
- “La Fábrica de Tabacos de H. Upmann.” Cuba en Europa, año 3, no. 55, Julio 1912, pp. 8-10.
- Wikipedia. “H. Upmann.” Consultado Noviembre 25, 2022. https://es.wikipedia.org/wiki/H._Upman
- Personalidades y Negocios de la Habana.
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