
La Droguería de Sarrá en 1901 vista desde las visitas del Fígaro. La Reunión de Sarrá fue la primera droguería de Cuba y una de las más importantes de América. Fundó tan importantísima casa, en 1853, un laborioso é inteligente hijo de la industriosa y progresiva Cataluña, el Sr. D. José Sarrá, bajo cuya entendida dirección no tardó en ser una de las farmacias de más crédito de la Habana.
Pero como puede colegirse, La Reunión de ayer, en nada se parece á la de hoy, como no fuera en la respetabilidad de su propietario, en el crédito que disfrutaba y en el cuidado solícito que merecía al que presidió siempre con incansable laboriosidad y con innegable conocimiento en todas sus operaciones.
El que en dirección á la calle de la Muralla penetre, ya anochecido, por la de Compostela, sorprenderáse al llegar al templo de Santa Teresa con la explosión de luz que irradian seis poderosos focos eléctricos, pendientes de elegantes soportes en una hermosísima casa de moderna construcción, cuyas altas puertas permiten á los ojos examinar en agradable perspectiva el interior de un inmenso establecimiento verdaderamente dorado.
Esa es La Reunión moderna, fundada por D. José Sarrá y propiedad actualmente de su señora viuda y de su muy ilustrado hijo el Dr. Ernesto Sarrá, que dirige aquel pequeño pueblo armoniosamente constituido.

Perpetuamente, desde las primeras horas de la mañana hasta la noche, vése aquel amplísimo salón de la farmacia lleno de un público que se renueva sin cesar y que se lleva los específicos y fórmulas en envases que hace cuarenta años parecerían más bien apropósito para guardar bombones que amargas drogas.
Un personal numeroso, tan numeroso (que consta de cincuenta y nueve empleados, se reparte por todos los distintos departamentos de la casa, atendiendo á sus diversas operaciones, bajo una marcha como hemos dicho ya, más que ordenada armónica, como dirigida por una cabeza excepcionalmente organizada para tan complejo mecanismo.

La Reunión ocupa una area aproximada de 3500 metros superficiales, contando con tres principales departamentos que son: la Farmacia, el Escritorio y la Droguería. En el interior se halla el despacho de los pedidos de provincias, donde se preparan las facturas para toda la Isla, el departamento para la fabricación de envases de todo género, molinos para drogas, prensa hidráulica y máquinas modernas para la elaboración de tabletas comprimidas.

Otra vasta extensión ocupa igualmente el laboratorio de productos químicos y farmacéuticos, dirigido con religiosa atención por un personal facultativo y que ha dado á las medicinas de La Reunión el justo crédito de que disfrutan.
En los altos del edificio, por la parte interior, hállase un gran taller de hojalatería así como el departamento de reposición y empaque de las especialidades de la casa, algunas de ellas que disfrutan grande y merecido crédito en este país como la Magnesia de Sarrá, los Vinos medicinales, el Neuro-tónico, las Píldoras de Chagres y otras patentes modernas.
Aun cuenta la casa con otro gran departamento al fondo: los grandes y surtidos almacenes que encierran cuanto abarca la farmacopea universal y el variado y extenso giro de droguería que ha alcanzado en Cuba su mayor grado de desarrollo, tanto más de notar si se tiene en cuenta la limitada población de la isla.
A esto han contribuido casas como la de Sarrá que representan en sus comercios grandes sacrificios, un capital considerable puesto en movimiento á merced de una gran inteligencia y una gran probidad.

Casi al reconstruirse de nueva planta la casa de La Reunión en 1885, empezaba el Dr. Ernesto Sarrá á sustituir á su inteligente y honrado padre en la dirección de tan vasto negocio.
Con una carrera brillantemente hecha, con excepcionales conocimientos en otros ramos científicos que no se relacionan con su facultad, el joven doctor aplicó todas sus aptitudes y actividades á acrecentar la obra de don José Sarrá, que al morir dejaba su casa con crédito bien cimentado en Cuba y el extranjero y en las manos expertas de quien había de mantener con gloria la tradición.
El señor Sarrá supo rodearse siempre de personas inteligentes en el giro y enriquecer cada día la esfera de acción de una casa que afecta notoria importancia, contando on uno de los despachos más numerosos de la capital.

Quien de ello quiera persuadirse, no tiene más que detenerse breves momentos en aquel salón jamás vacío, en el cual se escucha incesantemente el timbre del contador anotando las ventas, en tanto, puertas más abajo, cargan los carretones constantemente las cajas y los paquetes que otro personal, independiente de los cincuenta y nueve empleados que citamos, conduce á los muelles, embarca en los ferrocarriles y lleva á los expresos.
Caracteriza el personal de La Reunión una gran amabilidad y atención para cuantos honran la casa con sus pedidos y compras, presidiendo además en todas las operaciones de la farmacia aquella exactitud, fidelidad y excelencia que debe ser la característica de esas grandes oficinas á donde se va á buscar el alivio del dolor.
Casas como La Reunión honran al país en que se levantan y prosperan, porque representan el glorioso éxito de una larga existencia de laboriosidad inteligente y honrada, distintivos del comercio que quiere florecer y desarrollarse.
EL Fígaro al hacer desfilar por sus páginas un establecimiento tan importante como acreditado, rinde un tributo á esas virtudes.
Fígaro.
Bibliografía y notas
- “Visitas de El Fígaro: La Droguería de Sarrá”. Revista El Fígaro. Año XVII, Núm. 6, 10 de febrero 1901, pp. 68, 69.
- Droguería Sarrá en El Libro de Cuba. Habana: Talleres del Sindicato de Artes Gráficas, 1925. p.794
- Personalidades y Negocios de la Habana
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