La última Guerra de Independencia contra el poder español en Cuba estalló el 24 de febrero de 1895 nombrándosele como Grito de Oriente y también Grito de Baire, Ibarra y otros en referencia a los lugares geográficos de la Isla donde ocurrieron sublevaciones.
Fracasada la expedición de La Fernandina, la orden de alzamiento fue dada en enero veintinueve de 1895 por el Partido Revolucionario Cubano y en su representación el delegado José Martí quien: autorizaba el alzamiento simultáneo de las regiones comprometidas durante la segunda quincena —y no antes— del mes de febrero.
Reunidos en la Habana bajo la presidencia de Juan Gualberto Gómez fue fijado el primer domingo de carnaval veinticuatro de febrero para dar inicio a la sublevación en distintos puntos de Matanzas, Santa Clara y Santiago de Cuba.
No ajenas a la conspiración las autoridades españolas detuvieron el veinticuatro a quien debía de ser el jefe del departamento occidental Julio Sanguily y también a Pedro E. Betancourt, otra figura de mando en la insurrección. En Manzanillo Bartolomé Masó previendo su detención ya se había ausentado de su finca.
Juan Gualberto se dirigió según el plan a la finca La Ignacia en Ibarra donde debían de concentrarse unos cuatrocientos hombres de los grupos de López Coloma, Manuel García y los hermanos Acevedo. También de Martín Marrero y Joaquín Pedroso.
Lo previsto era que reunidos y bajo las órdenes de Betancourt marcharían hacia Corral Falso[1] (actual Pedro Betancourt) al encuentro del grupo de Antonio Curbelo y tomaría el mando de la tropa el general Julio Sanguily.
Cuenta otra versión[2] que reunida la fuerza se dirigiría la tropa hacia Matanzas distante de unos once kilómetros del punto de reunión para proceder a su ataque y toma.
Presos Betancourt y Sanguily, muerto de un disparo el temible Rey de los Campos de Cuba Manuel García y sin contacto con Marrero el plan no funcionó como previsto.
Adelantándose a los acontecimientos desde el sábado 23 se había publicado un Bando emitido por el Gobernador General de la Isla de Cuba don Emilio Calleja Isasi. El ordeno y mando prescribía el uso de la fuerza, autorizaba la suspensión de publicaciones pro independentistas y permitía detenciones y registros.
En la prensa del mismo veinticuatro de febrero se habla de levantamiento en Guantánamo y partida por la vuelta del paradero Ibarra en Matanzas lugar al que se envían tropas del Regimiento de Infantería María Cristina. En Jagüey Grande se alza el médico de la localidad Martín Marrero y los hermanos Rodríguez librándose en esa zona un combate.
En Aguada de Pasajeros Joaquín Pedroso, Alfredo Arango, los Aguirre, Bernardo Soto y otros se alzaron siendo perseguidos y debiendo dispersarse.
En franca desventaja y aislados en pequeños grupos fueron muchos de los insurrectos en la región de Matanzas hechos prisioneros o se entregaron bajo el amparo de un nuevo Bando del 27 de febrero.
Compensando lo sucedido en occidente fue en Oriente donde resonó con más fuerza el grito de independencia, en Bayate el general Bartolomé Masó, Amador Guerra en Calicito, el coronel Pedro A. Pérez en Guantánamo, Guillermo Moncada, Tudela, Brooks y muchos más. Se dio así inició a la guerra que en 1898 condujo a la hispanoamericana y al fin de la preponderancia española en América.
Bibliografía y notas
[1] D. Camacho, Pánfilo. “La Guerra de Independencia”. Historia de la Nación Cubana. Tomo VI, Editorial Historia de la Nación Cubana S.A., 1952, p. 187.
[2] Trelles y Govín, Carlos M. Matanzas en la Independencia de Cuba. Imprenta Avisador Comercial, 1928, p. 47
- Guerrero, Rafael. “Crónica de la Guerra de Cuba y de la Rebelión de Filipinas (1895-96-97)”. Tomo V, Editorial Maucci, 1897.
- “Diario de la Marina, número centenario”. Úcar, García y Cía., 1932.
- Monumento Nacional, Finca La Ignacia, Matanzas.
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