El Hotel Inglaterra, el más antiguo de la Habana, fue uno de los principales de la ciudad; carácter que comenzó a conseguir desde el año 1900, en que adquirió su propiedad y se puso al frente de su administración el inteligente industrial don Felipe González Litrán.
Anteriormente había sido propietario el señor González Litrán del restaurant Dos Hermanos y del Café Tacón, situado en la planta baja del teatro de este nombre, que ha cambiado recientemente por el de Nacional. Sus condiciones de laboriosidad y su conocimiento del negocio a que se dedica, llevaron a los miembros de la Sociedad de Hoteles y Restaurants a votarle para la presidencia de esta institución.
Era también vicepresidente de la Sociedad de beneficencia La Castellana, pues el señor González Litrán, natural de la villa leonesa de Vega de Espinaredo, fue constantemente un benefactor del pueblo de su nacimiento y algo así como un representante entusiasta de sus intereses en el país cubano.
Desempeñó igualmente los importantes cargos de consejero de la Compañía de seguros El Iris y de la Sociedad de Auxilio de Comerciantes e Industriales. Era además primer consejero de la Compañía petrolera, que giraba como sociedad anónima, la Union Oil Company.
Hombre de setenta años consagrados enteramente al trabajo y al culto de España, mereció del Gobierno nacional el honroso título de caballero de la Real Orden de Isabel la Católica. En la administración del hotel le secundaban con entusiasmo y competencia dignos de elogio sus tres hijos, Amancio, Alvaro y Raúl, el primero de los cuales era administrador del establecimiento y gerente de la firma comercial.
Merced á su gestión acertada, el hotel para 1917 era uno de los preferidos por los viajeros que visitaban la ciudad, encontrando allí muy frescas habitaciones, todas ellas con cuarto de baño, teléfono y timbres, inmejorable comida y servicio excelente.
Estaba el hotel admirablemente situado en el paseo Martí frente al Parque Central esquina del famoso Prado y calle de San Rafael donde el mundo femenino hacía sus compras de moda.
En 1900 fue reformado casi por completo invirtiéndose en las obras cerca de 300.000 pesos, sin disminuir su encanto de la época antigua española. Los adornos interiores eran sumamente atrayentes, consistiendo mayoritariamente en losas de colores exquisitos importadas de Andalucía.
Contaba con más de cien departamentos con baño, teléfono y timbre de servicio adicionados de un servicio de cocina sin rival, café y restaurante.
Su proximidad al Teatro Nacional en la manzana contigua lo convertía en sitio de reunión para la buena sociedad habanera, especialmente en los grandes días de concierto o de ópera. Al fondo tenía un pintoresco jardín de palmas tropicales en el que se servía té por las tardes no teniendo toda la ciudad sitio de descanso más agradable.
Al frente del hotel siempre se encontraban taxis y coches además de los tranvías que pasaban cerca. Los empleados, dependientes y porteros que manejaban el inglés y el español hacían todo lo posible por que sus huéspedes se sintieran en un ambiente de confort y lujo.
Bibliografía y notas
- Banco Español de la Isla de Cuba. Libro de Oro Hispano Americano. Sociedad Editorial Hispano Americana, 1917, pp. 254-255.
- Gran Hotel Inglaterra, Hijos de Felipe González en El Libro Azul de Cuba (The Blue Book of Cuba). Habana: Imp. Solana y Cía., 1917, 161.
- Personalidades y negocios de Cuba
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