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Hotel Nacional de Cuba símbolo de resistencia y elegancia

11/09/2025 Por Almar Deja un comentario

Vista del Hotel Nacional de Cuba desde el monumento al Maine en el malecón habanero (Jul. 2024).
Vista del Hotel Nacional de Cuba desde el monumento al Maine en el malecón habanero (Jul. 2024).

El Hotel Nacional de Cuba un símbolo de resistencia y elegancia. A orillas del Malecón habanero, sobre un promontorio cargado de historias y leyendas, majestuoso se alza el Hotel Nacional de Cuba. Un ícono arquitectónico emplazado en un paraje que ha sido testigo de siglos de memoria: desde trincheras coloniales hasta cabarets internacionales.

Hotel Nacional de Cuba: La Cueva de Taganana y el aborigen del folklore

De aquel tiempo ya lejano y de los terrenos en que se construyó el Hotel Nacional sabemos que Diego de Soto, vecino de la Habana, pedía en 1561 la merced de un sitio para sus cabras que iba desde la Cueva de Oliver hasta el pueblo Viejo.1 En 1550 existe un Juan de Oliver, platero de la villa2, quien podría ser un posible candidato a la posesión de aquel lugar y por ende a la toponimia heredada en la designación de la cueva.

Sin embargo, no perduró aquel nombre y sí el de la Cueva de Taganana. Apelativo que por tradición se creyó era el nombre de un aborigen que vivió allí. Situada al principio de la Calzada de Infanta, amparado de este nombre en 1837 publica un relato Cirilo Villaverde y sería de asesinatos, apariciones espectrales y misterios.3

El Hotel Nacional de Cuba

Parece ser que para la fecha en que publica Villaverde la Cueva de Taganana había desaparecido, o al menos se había alterado en su conjunto por la explotación comercial y las necesidades de la pujante capital como manifiesta José María de la Torre: “En el monte de la Gata donde se hallan las canteras existió intacta hasta el año 1816 o 20 la célebre cueva del indio Taganana, que ya se ha destruido…”4

Aunque es recurrente la mención del aborigen será Manuel Pérez Beato quien señale la existencia del apelativo “Taganana” en documentos de a finales del siglo XV5 que corresponden a asuntos de Tenerife en las Islas Canarias. Desde aquellas tierras es probable que algún emigrante se haya traído a la Habana la designación geográfica empleándose para rebautizar algún paraje que resulte familiar a sus recuerdos.

La invasión británica y la batalla de Luis de Aguiar

Vista del Castillo del Morro desde la Cueva de Taganana. Boceto del oficial británico Archibald Robertson en 1762.
Vista del Castillo del Morro desde la Cueva de Taganana. Boceto del oficial británico Archibald Robertson en 1762.

En tiempos de la conquista de la Habana por los británicos, el oficial Archibald Robertson realiza un boceto que titula El Castillo del Morro en la isla de Cuba, 1762.6 Y la vista en que se aprecia la majestad del Morro, defendido a gran costo por Luis de Velasco, se realiza desde el interior de una cavidad que bien pudiera ser la Cueva de Taganana.

El estratégico punto, por su elevación sobre el terreno, fue escogido por los invasores para instalar parte de su artillería resultando que:

“Viendo Luis de Aguiar el daño que causaba la batería de Taganana, los acometió en sus trincheras la noche del 18 de julio; i aquellas jentes, nunca acostumbradas al estruendo de la guerra, hicieron una gran mortandad en las aguerridas tropas británicas forzándolas a emprender la fuga, les clavaron todos los cañones i les tomaron diez i ocho prisioneros…”7

La Batería de Santa Clara

Plano donde se aprecia el emplazamiento de la Batería de Santa Clara en 1899.
Plano donde se aprecia el emplazamiento de la Batería de Santa Clara en 1899.

Devuelta la Habana a las posesiones españolas el teniente general de la isla de Cuba, don Juan Procopio de Bassecourt de su título conde de Santa Clara8, completó durante su gobierno, que se extendió desde el año de 1796 al 1799, la edificación de la Batería de Santa Clara. Quedó así nombrada en memoria del título de aquel gobernante.

En ocasión de la Guerra Hispano-Americana, junto a otras que conformaban el cinturón defensivo de la Habana, la batería ubicada entre San Lázaro y la Chorrera servirá a los fines para los cuales se concibió. Desde sus cañones Ordoñez y Krupp, en la tarde del 13 de junio de 1898, se hicieron tres disparos sobre el crucero norteamericano Montgomery.9

Maniobra de montaje de un cañón Ordóñez en la Batería de Santa Clara de la Habana.
Maniobra de montaje de un cañón Ordóñez en la Batería de Santa Clara de la Habana.

Concluida la guerra y terminada la primera ocupación norteamericana será finalizando 1903 que una Comisión de Obras Públicas se dirige a la Cámara de Representantes.10 Se busca llevar las obras del conocido Malecón, o si prefiere Avenida de la República, hasta la batería de Santa Clara para que entronque con la Calzada del Vedado.

En el mismo paisaje y en domingo ocho de marzo 1925 el presidente de la República Alfredo Zayas inauguró oficialmente un monumento erigido a las víctimas del Maine.11 Dañado seriamente por el huracán de octubre de 1926 fue restaurado y actualmente de por su cercanía con el Hotel Nacional pueden sus huéspedes mediando un simple paseo a pie descubrir el sitio.

La subasta republicana y un hotel para el Turismo

Al gobierno de Zayas sucedió el del general Gerardo Machado Morales y durante este se aprobó una ambiciosa Ley de Obras Públicas.12 Tuvo esta por fin la construcción de infraestructuras que beneficiasen el fomento del comercio y la industria en Cuba. El Artículo XXI de esta ley autorizaba la expropiación de propiedades y zonas contiguas necesarias a las obras, las cuales quedarían así catalogadas como propiedad estatal.

Con la finalidad de construir el Hotel Nacional se firmó el viernes 15 de febrero de 1929 la escritura que transfería los terrenos ocupados por la Batería de Santa Clara.13  El lote perteneciente al Hospital de San Lázaro fue adquirido por el Estado por la suma de 75.000 pesos ante el doctor Regino Truffin, notario de la Secretaría de Obras Públicas. De la representación del Hospital de San Lázaro se encargó el doctor Carlos Alzugaray.

Dr. Carlos Miguel de Céspedes Ortiz
Dr. Carlos Miguel de Céspedes Ortiz

Autorizado por Decreto Presidencial el secretario de Obras Públicas, de su nombre Dr. Carlos Miguel de Céspedes y Ortiz, dispuso la subasta en arrendamiento de los terrenos donde se encontraba la Batería de Santa Clara. La condición era que quien resultase vencedor debería de construir en menos de dos años y por su cuenta un Gran Hotel, rodeado de parques y jardines con un costo no menor de tres millones.14

Efectuada la subasta el veinticinco de febrero 192915 el Tribunal de la Subasta procedió al estudio de las dos ofertas recibidas.16 La primera proposición era del señor Charles F. Flynn y se acompañaba de tres millones de dólares para edificar en dos años el hotel con cincuenta de arrendamiento.

La segunda proposición era conjunta y en esta participaban las compañías National City Company of New York; United States Realty Company; George A. Fuller Co.; McKim Mead & White; Plaza Operating Co. y Purdy & Henderson Co. La inversión en construcción era de cuatro millones de pesos adicionados de medio millón destinado al decorado. Los trabajos se realizarían en aproximadamente un año y medio previéndose un arrendamiento de sesenta años.

Por unanimidad y por ser más ventajosa se recomendó al Gobierno de la República adjudicar la subasta a quienes presentaron la segunda proposición. Más tarde el Congreso aprobará el contrato de arrendamiento entre el Secretario de Obras Públicas representando al Estado cubano y la Compañía del Hotel Nacional de Cuba (The National Cuba Hotel Corporation).

En estos años se busca proyectar a nivel mundial las bondades del clima tropical y la excelencia de la hostelería del país. La Habana ocupa su lugar con hipódromo, paseos de carnaval, teatros, cabarets, casinos, playas y hoteles dirigidos por hombres muy capaces y experimentados.

Vista parcial del vestíbulo del Hotel Nacional de Cuba y al fondo el restaurante comedor de Aguiar (Jul. 2024).
Vista parcial del vestíbulo del Hotel Nacional de Cuba y al fondo el restaurante comedor de Aguiar (Jul. 2024).

Creada por Ley en 1919 se encargaba la Comisión Nacional para el Fomento del Turismo17 de publicitar con resultados palpables. Si se comparan los 30,528 turistas que entre los meses de diciembre a marzo llegaron por el puerto de la Habana en la temporada de 1924-1925 contra los 62,547 de 1927-192818 se deduce que en menos de un quinquenio la cifra aumentó más del doble.

En contraste con esta deseada afluencia de turistas, un interesante artículo publicado en los primeros meses de 1929 confirma que si bien son numerosos los visitantes existe el peligro de ahuyentarlos a otros “resorts”.19 Advierte que no volverán porque todo tiende a crearles molestias y dificultades extrayéndoseles el dinero con precios desmedidos.

Adjudicada la subasta a las varias compañías reunidas bajo la razón social Compañía del Hotel Nacional de Cuba el día dieciséis de agosto 1929 se firmó el contrato de arrendamiento de los terrenos donde se construiría el Hotel.20 Una vez terminado el Hotel Nacional de Cuba la concesión se mantendría por sesenta años, entiéndase que hasta 1989 la utilización, gastos y beneficios corrían a cargo de los inversores.

Se construye el Hotel Nacional

La colosal construcción ofreció empleo a innumerables obreros cubanos debiéndose deplorar varios incidentes desgraciados. Catalino Collazo Hernández21 fue alcanzado por una piedra proyectada por los petardos de dinamita que se utilizaban para nivelar el terreno.

Eran de tal magnitud aquellas explosiones que hasta un directivo de la Ford Motor Corporation, situada en la cercana calle 23, denunció22 a la policía que los barrenos que a diario se disparaban en la batería de Santa Clara le ocasionaban grandes perjuicios, por alcanzar las piedras a los automóviles que tenían en exhibición, así como al edificio, hasta donde llegaban las piedras.

John McEntee Bowman, Fred Sterry, William P. Taylor y Ricardo Herrera.
John McEntee Bowman, Fred Sterry, William P. Taylor y Ricardo Herrera.

El presidente de la república, Machado, firmó en abril 1930 un decreto que autorizaba a la compañía constructiva del Hotel Nacional para que pudiese colocar en el frontispicio del edificio el escudo, en colores, de la república. La insignia sería utilizada en la ornamentación del edificio.23

En el hotel, además, quedaría en todo tiempo y a discreción de la presidencia del país un apartamento de uso oficial.24 La “suite de la república” tendrá seis habitaciones, cada una con baño, comedor, sala de recepción y entrada privada para el disfrute de huéspedes oficiales y distinguidos del gobierno.25

La inauguración del Hotel Nacional en diciembre 1930

Los arquitectos de New York señores McKim Mead y White presentaron el 15 de diciembre de 1930 un escrito en la Secretaría de Obras Públicas. Certificaban y hacían constar la terminación de las obras de construcción del Hotel Nacional de acuerdo con los planos y especificaciones de la escritura de arrendamiento.26

La elegante fiesta social de la inauguración del Hotel Nacional se realizó el martes treinta de diciembre de 1930 a las nueve y treinta de la noche.27 De aquella noche el gran cronista Fontanills dijo:

“Todos los salones, galerías, terrazas, etc. hallábanse colmados de concurrencia, en forma tal, que apenas se podía transitar. La Habana entera deseaba conocer el majestuoso hotel que es gloria de Cuba, pues a excepción de los Estados Unidos y de contados países europeos, no hay nada en ese sentido que pueda superarle. El lujo y la elegancia harmonizan allí de mañera admirable con la sencillez y el buen gusto.”28

La dinámica pareja de Helen Lyons y Locque Lorraine hicieron gala de su arte coreográfico y la Orquesta de Alberto Bolet junto a otras, acompañadas de magnífica decoración y adornos florales, crearon un ambiente de palacio encantado. Fantástica e inolvidable fue la inauguración del Hotel Nacional.

Publicidad para la fiesta de Año Nuevo el 31 de diciembre 1930 en el Hotel Nacional de Cuba.
Publicidad para la fiesta de Año Nuevo el 31 de diciembre 1930 en el Hotel Nacional de Cuba.

Si exquisita fue esa jornada igualmente lo sería la del día siguiente, despedida del año 1930, con cena el miércoles treinta y uno a diez pesos el cubierto.

Y los eventos sociales se sucedieron: El 12 de febrero de 1931 se consagró a una animada fiesta benéfica dedicada a la Fundación Cultural Varona Suárez para ciegos. En esta Frederick Snare, caballeroso presidente del Country Club, pagó cien pesos por su mesa.29

El 18 del mismo mes ofrecía el hombre de negocios norteamericano Thomas L. Chadbourne una comida de gala en honor de los hacendados cubanos en el regio Salón de Plata.30

Política, Turismo y Casinos

Sin embargo, desde el inicio del segundo mandato del presidente general Gerardo Machado en 20 de mayo de 1929 no fueron tiempos de completa felicidad. Crecieron las inconformidades políticas y las escaseces económicas lo que derivó en enfrentamientos sangrientos y la salida del presidente en agosto de 1933.

Lugar frente a los terrenos del Hotel Nacional donde fue baleado el capitán de la policía nacional Miguel Calvo Herrera en 1932.
Lugar frente a los terrenos del Hotel Nacional donde fue baleado el capitán de la policía nacional Miguel Calvo Herrera en 1932.

Frente a los terrenos del Hotel Nacional será asesinado en julio de 1932 el capitán de la policía nacional Miguel Calvo Herrera y sus acompañantes los vigilantes de obras públicas Francisco La Rosa y Benito Cárdenas. En octubre de 1933 el Hotel Nacional es testigo y la plaza desde donde un grupo de oficiales refugiados en sus instalaciones combaten contra el Ejército.31

En esta ocasión las fachadas reciben fuego de artillería. El que ocurrieran allí estos sucesos fue en parte causado por encontrarse hospedados en el Hotel Nacional el coronel Julio Sanguily y el embajador norteamericano Sumner Welles.

Aunque la Gran Depresión comienza en Nueva York con la caída de la bolsa de valores el 29 de octubre de 1929 las compañías inversionistas norteamericanas no detuvieron el proyecto del Hotel Nacional. Vendrá en 1933 la abolición de la Ley Seca en los Estados Unidos lo que provoca la diversificación de los negocios de quienes se habían encargado de controlar hasta ese momento el trasiego de bebidas alcohólicas.

No tardaron en aparecer los Casinos propiciados por la ley del Turismo de 1919 y su artículo V32 que autorizaba juegos de suerte en balnearios, residencias de lujo y parques de diversiones en los que al menos se hubiese invertido un millón y medio de pesos.

En el Hotel Nacional se celebraba a fines de 1932 un campeonato de bridge33 siendo parte de su comité organizador el campeón mundial de ajedrez José Raúl Capablanca. Aparecen detalles de las piezas de este juego en la arquitectura del hotel y un bar mirador se ha nombrado con el apellido.

De finales de la década de 1930 contaba Beatrice Ash que la Habana era un bálsamo:

“A la vista de multitudes boquiabiertas ante las hermosas carrozas del Carnaval, de jugadores colocando fichas sobre sus números afortunados en las mesas del lujoso Gran Casino Nacional, de la piscina del Hotel Nacional adornada con su guirnalda de bellas visitantes […] Sea cual fuera el ritmo de aquel invierno no hay duda de que la música era “Cuidadito Compay-Gallo, Cuidadito”.34

La Conferencia de la Habana

Dejando detrás el período de la Segunda Guerra Mundial, en diciembre de 1946 se realizó en el Nacional un evento que se nombró “La Conferencia de la Habana” y sirvió para reunir a los grandes capos de la Cosa Nostra. Se encontraban presentes, entre otros, los señores Adonis, Anastasia, Costello, Trafficante, Lucky Luciano y Meyer Lansky. Amenizó con su voz el inolvidable cantante Frank Sinatra.

Para 1940 aparece el Nacional incluido en la cartera de propiedades de Arnold Kirkeby35, inversor en bienes raíces nacido en Chicago era el esposo de  Carlotta Cuesta, hija del fundador de los Tabacos Cuesta-Rey en Tampa. Bajo su mandato la National Cuba Hotel Corporation rentó las instalaciones a Meyer Lansky, el poderoso y discreto financiero de la sombra.36

La Intercontinental Hotels Corporation un asunto pendiente

Vista del edificio del Hotel Nacional de Cuba desde la piscina (Jul. 2024).
Vista del edificio del Hotel Nacional de Cuba desde la piscina (Jul. 2024).

Posteriormente la Intercontinental Hotels Corporation (I.H.C.) comenzó sus operaciones en Cuba en agosto de 1955 al comprar la renta del Hotel Nacional y las premisas que este contenía, muebles, lámparas, vajilla, etc. La compañía pagó 3.600.000 pesos y según lo acordado anteriormente podía operar el hotel, libre de renta, hasta finales del año 1989. Importantes trabajos de mantenimiento y remodelación se realizaron, principalmente entre 1958 y 1960, por la suma de casi un millón y medio (1.454.827) de pesos.

I.H.C. de Cuba obtuvo ingresos netos de $780,209.64 y $880,468.82 para los años respectivos de 1956 y 1957. A partir de 1958 la compañía contabiliza pérdidas debidas a la violencia e inestabilidad política desatadas en el país. Con la huida de Fulgencio Batista se estableció un nuevo gobierno en 1959 y este nacionalizó las grandes empresas norteamericanas.

La compañía I.H.C. operadora del Hotel Nacional fue intervenida el 10 de junio de 196037 estableciéndose en 1971 un certificado por pérdidas de más de cuatro millones y medio de dólares que al seis por ciento sumarán hasta la fecha de resolución del diferendo con el gobierno cubano.38

El Hotel Nacional desde ayer hasta el presente

Vista de la Habana desde el Bar Capablanca del Hotel Nacional de Cuba (Jul. 2024).
Vista de la Habana desde el Bar Capablanca del Hotel Nacional de Cuba (Jul. 2024).

Durante la etapa republicana fueron huéspedes del hotel figuras de renombre internacional, famosos y políticos. La lista es extensa, Winston Churchill el recordado británico, Tom Mix el cowboy del lejano oeste, Weissmuller el fortísimo Tarzán, Buster Keaton actor y director de cine, Ava Gardner, la cotizada estrella junto a su no menos conocido esposo el crooner Frank Sinatra.

Más cercano en el tiempo han sido dirigentes de la República Popular China como Jeng Ziamin y Hu Jintao. Presidentes de varios países como Hugo Chávez, Rafael Correa, Lula da Silva y otros más.

El Hotel Nacional no es exclusivo de las grandes figuras y acoge al viajero común que pague en divisas. A mediados del año 2024 los precios al consumo que se mostraban en la instalación eran en pesos cubanos aceptándose en algunos locales el papel moneda y en otros no, lo que obligaba a utilizar una carta de crédito y esta se facturaba al cambio oficial, es decir que ciento veinte pesos equivalían a un dólar americano.

Carta y precios del Snack Bar del Hotel Nacional de Cuba inscritos en pesos (Julio 2024).
Carta y precios del Snack Bar del Hotel Nacional de Cuba inscritos en pesos (Julio 2024).

Al registrarnos un billete equivalente a un cocktail de bienvenida nos fue gentilmente ofrecido. A la salida nos retuvieron para verificar si todo estaba en orden en la habitación y no éramos parte de los coleccionistas que se despiden con un souvenir que porta el logo de la casa.

Hoy, casi un siglo después de su inauguración, el Hotel Nacional conserva el glamour de los años treinta. Sus terrazas ofrecen vistas incomparables del Malecón y de la Habana, en los jardines se conservan antiguos cañones y en sus pasillos se entremezclan el pasado y el presente.

Hospedarse en el Nacional es recorrer la historia viva de La Habana: desde el aborigen y la batería colonial hasta el lujo, la mafia y la política mundial. Un museo habitado, un monumento que late con la memoria de Cuba.


Bibliografía y notas

Cómo citar este artículo:

  • Martínez, A. (2025) “El Hotel Nacional de Cuba un símbolo de resistencia y elegancia”. Cubamemorias.com. https://cubamemorias.com/hotel-nacional-de-cuba-simbolo-de-resistencia-y-elegancia/
  1. Roig de Leuchsenring, Emilio. Historia de la Habana. Desde sus primeros días hasta 1565. Administración Municipal del alcalde Antonio Beruff Mendieta. I. Talleres de Molina y Compañía, 1938, pp. 129-130. ↩︎
  2. De la Torre, José María. Lo que fuimos y lo que somos ó la Habana antigua y moderna. Imprenta de Spencer y Compañía, 1857, p. 144. ↩︎
  3. Villaverde, Cirilo. La Joven de la Flecha de Oro y Otros Relatos. Editorial Letras Cubanas, 1984. ↩︎
  4. De la Torre, Lo que fuimos, 65. ↩︎
  5. Pérez Beato, Manuel. Habana Histórica y Tradicional. Apuntes de Toponimia, para la formación del Folk-lore cubano. En Archivos del Folklore Cubano, I. Imprenta El Siglo XX, 1924. ↩︎
  6. Archibald Robertson Lieutenant-General Royal Engineers. His Diaries and Sketches in America 1762-1780. Harry Miller Lydenberg. New York, 1930. ↩︎
  7. Guiteras, Pedro J. Historia de la conquista de la Habana (1762). Filadelfia: Parry and McMillan, 1856, p. 132. ↩︎
  8. Juan Procopio de Bassecourt y Bryas nació en Barcelona bautizándosele en 22 de abril de 1740.Perteneció a la Orden de Carlos III y tuvo una larga carrera militar. Fue capitán general de Cuba desde el 6 de diciembre de 1796 hasta el 12 de mayo de 1799. Falleció en Barcelona el 12 de abril de 1820. (Real Academia de la Historia. Historia Hispánica. En línea: https://historia-hispanica.rah.es/biografias/6111-juan-procopio-de-bassecourt-y-bryas ↩︎
  9. Gómez Núñez, Severo. “La pérdida de la escuadra”. La guerra Hispano-Americana. Madrid, 1900, p. 131. ↩︎
  10. “Comisión de Obras Públicas”. Diario de Sesiones del Congreso de la República de Cuba. Cuarta Legislatura – 1903. Vol. IV, núm. 5, 12 de noviembre de 1903, pp. 310-312. ↩︎
  11. “Del accidente fortuito que ocasionó la desgraciada voladura del Maine quedará el monumento…”. Diario de la Marina. Año XCIII, núm. 68, 9 de marzo de 1925, p. 1. Este monumento resultó dañado con el ciclón de 20 de octubre de 1926 y posteriormente reparado (N. del E.). ↩︎
  12. Ley de Obras Públicas y reglamento para la administración y cobranza de los impuestos que por ella se crean. Publicado en Gaceta Oficial extraordinaria de 16 de julio de 1925. Imprenta y Papelería de Rambla, Bouza y Ca., 1925. ↩︎
  13. Fontanills, Enrique. “Habaneras. El Hotel Nacional”. Diario de la Marina. Año XCVII, núm. 49, 18 de febrero 1929, p. 9 ↩︎
  14. Valderrama, Rafael. “Obras Públicas contribuye poderosamente al fomento del turismo”. Boletín de Obras Públicas. Vol. VI, núm. 1, enero de 1929, p. 37. ↩︎
  15. “Mensaje”. Año XXVI, núm. 295, agosto 1929, p. 599. ↩︎
  16. “Fue un éxito la subasta para la construcción, en los terrenos de la Batería de Santa Clara, del Hotel Nacional”. Boletín de Obras Públicas. Vol. VI, núm. 2, febrero-marzo 1929, p. 5. ↩︎
  17. “Artículo VIII”. Ley del Turismo de 8 de agosto de 1919. Habana: Imprenta y Papelería de Rambla, Bouza y Ca., 1919. ↩︎
  18. Valderrama, Resumen estadístico de turistas, 38. ↩︎
  19. Jiménez Perdomo, B. “La Habana Trampolín del turismo; no meca”. Revista Bohemia. Vol. 21, Año 31, núm. 5, 24 de febrero 1929, pp. 50-51. En línea: https://www.google.com/books/edition/Diario_de_sesiones/_WVXAAAAMAAJ?hl=en&gbpv=1 ↩︎
  20. “Mensaje”. Diario de Sesiones del Senado. República de Cuba. Vol. 62, núm. 2, 5 de noviembre 1929, p. 13. ↩︎
  21. “Obrero muerto por un barreno”. Diario de la Marina. Año XCVII, núm. 273, 1 de octubre 1929, p. 11. ↩︎
  22. “Dando Cuenta”. Diario de la Marina. Año XCVII, núm. 277, 3 de octubre 1929, p. 21. ↩︎
  23. “El escudo en el hotel nacional”. Diario de La Marina. Año XCVIII, núm. 97, 8 de abril 1930, P. 1 ↩︎
  24. Pérez Rubio, Dania. Hotel Nacional de Cuba. El hotel de mis sueños. La Habana: Editorial José Martí, 1999, p. 14. ↩︎
  25. “Architectural beauty”. The Cuba Review. Vol. XXIX, núm. 2, enero 1931, p. 15. ↩︎
  26. “El Certificado de las obras del Hotel Nacional”. Diario de La Marina.  Año XCVIII, núm. 334, 16 de diciembre 1930, p. 6. ↩︎
  27. Báez, Luis, y Pedro de la Hoz. “Invitación al Sr. E. Carrerá y familia”. En Hotel Nacional de Cuba. Revelaciones de una leyenda, Ana María Muñoz Bachs. Capitán San Luis, 2014. ↩︎
  28. Fontanills, Enrique. “La gran fiesta de anoche en el Hotel Nacional”. Diario de La Marina. Año XCVIII, núm. 343, 31 de diciembre 1930, p. 11. ↩︎
  29. Fontanills, Enrique. “Habaneras. La fiesta de ayer”. Diario de la Marina. Año IC, núm. 23, 13 de febrero de 1931, p. 7. ↩︎
  30. Fontanills, Enrique. “La fiesta del Hotel Nacional”. Diario de la Marina. Año IC, núm. 28, 18 de febrero de 1931, p. 5. ↩︎
  31. Quevedo, Miguel Ángel. “Lo que yo ví de la toma del Hotel nacional”.  Revista Bohemia. Año 25, Vol. XXV, núm. 36, 8 de octubre 1933. ↩︎
  32. Ley del Turismo. ↩︎
  33. “Campeonato de bridge en el Hotel Nacional”. Revista Social. Vol. 17, núm. 12, diciembre 1932, pp. 9, 90. ↩︎
  34. Ash, Beatrice. “Havanities”. Revista Social. Vol. XXI, núm. 3, marzo 1937, p. 56 ↩︎
  35. “National Cuba Hotel Corp.”. Moody’s Manual of Investments American and Foreign. New York: Moody’s Investors Service, 1944, p. 1086. ↩︎
  36. Marshall, Jonathan. Dark Quadrant: Organized Crime, Big Business, and the Corruption of American Democracy. Rowman & Littlefield Publishers, 2021, p. 316. ↩︎
  37. Otra Fuente menciona que el Hotel Nacional fue nacionalizado el 22 de marzo de 1960 (Véase: Báez, Hotel Nacional de Cuba). ↩︎
  38. “Foreign Claims Settlement Commission in the Matter of the Claim of Intercontinental Hotels Corporation. Claim No. CU-2521 —Decision No. CU-4545”. Foreign Claims Settlement Commission of the United Sates. Annual Report to the Congress for the period January 1-december 31, 1970. pp. 303-308. ↩︎

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