José Silvestre White y Laffitte nació en la ciudad de Matanzas el 17 de enero de 1836 y fue un compositor de renombre además de violinista sin par. Desde su más tierna infancia demostró sus inclinaciones musicales. Guíado por sus maestros J. M Román y Pedro Lecerf comenzó el estudio del violín llegando a ocupar un lugar cimero a nivel mundial. La celebridad y gloria serían sus compañeras realzando el nombre de nuestra querida Isla de Cuba por sus méritos.
A los quince años compuso una misa para orquesta y fue capaz de manejar diecinueve instrumentos musicales, entre ellos el violín, la viola, violoncelo, contrabajo, piano, guitarra, flauta, corvetín y trompa.
El veintiuno de marzo de 1855 ofreció su primer concierto en la ciudad de Matanzas acompañado por el célebre pianista norteamericano Louis Moreau Gottschalk. El estadounidense empleaba ritmos latinoamericanos y criollos en sus composiciones obteniendo con ellas notable éxito.
Para perfeccionarse ingresa en 1856 en el Conservatorio de París. El 29 de julio de ese mismo año gana contra treinta y nueve opositores el primer premio de violín (El diario “Le Pays” diría a continuación que electrificó al jurado) con lo cual quedó consagrado definitivamente como miembro de la aristocracia de los virtuosos del difícil instrumento.
En Francia es merecedor de la admiración y amistad de su maestro Jean Delphin Alard. Allí conoce y comparte con nombres como Gioachino Antonio Rossini llamado el Mozart italiano, Charles-François Gounod y Daniel François Esprit Auber reconocida figura entre tantas otras con las cuales compartió su música.
En ocasión de su regreso a Cuba en 1860 por encontrarse su padre enfermo ofrece una serie de conciertos por toda la Isla. De vuelta a París su nombre se da a conocer al público en 1861 con una serie de apariciones como las de abril once en la Sala Herz y la del quince en la sala Pleyel donde colabora con con el pianista A. Mansour.
Consagrado como virtuoso White acompañado de su maravilloso Stradivarius (uno de los seis más notables fabricados por el célebre lutier) se pasea por las cortes europeas haciendo vibrar las cuerdas para grandes figuras como Napoleón III y Eugenia de Montijo en el Palacio de las Tullerías y la Reina Isabel II en el Real de Madrid, esta última lo premia con la Gran Cruz de Carlos III.
Nombrado como director del Conservatorio Imperial de Río de Janeiro (Brasil) y maestro de los hijos del emperador Pedro II de Braganza, se desempeña en el cargo hasta 1889 año en que se extingue el Imperio Brasileño. White consecuente con el anciano emperador abdicante dimite del citado puesto de director y regresa a París, ciudad en la que fallece el día quince de marzo de 1918.
Su legado y muchos de sus trabajos han sobrevivido hasta nuestra época. Extraordinarias composiciones como La Bella Cubana, Juventud, Seis grandes estudios de violín y Marcha Cubana (escrita con motivo de la restauración de la república cubana) nos permiten conocer a este asombroso y genial músico cubano.
Bibliografía y notas
- Dollero, Adolfo. Cultura Cubana (La provincia de Matanzas y su evolución). Habana, Imp. Seoane y Fernández, 1919. pág 109.
- José Calero Martin y Leopoldo Valdés Quesada. Cuba Musical. Habana, Imp. Imprenta de Molina y Compañía, 1929.
- José Silvestre de los Dolores White Lafitte (1835-1918) 1er y 2do movimiento: “Allegro” y “Adagio ma non troppo” Aaron Rosand (violín solista) London Symphony Orchestra dirigida por Paul Freeman. 1er y 2do movimiento: “Allegro” y “Adagio ma non troppo”
- Ximeno Cruz, Lola María. “El Concierto de Joseíto White por Dolores María de Ximeno”. Revista Social. Vol. XX, núm. 2 y 3, febrero y marzo 1936, pp. 25, 42.
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